miércoles, 5 de agosto de 2020

La personalidad en el proceso de envejecimiento

El concepto de envejecimiento sólo es comprensible en un marco de una cultura específica y está condicionado en gran medida por variables históricas y socioeconómicas, el concepto de vejez se genera en gran medida de las costumbres, mitos y representaciones sociales, entre las que se incluye a auto percepción que de ella tiene cada persona (Albellan,1996).

Desde el punto de vista psicológico los rasgos sociales de las últimas décadas han influido notoriamente en la imagen de la vejez. La sociedad occidental actual se caracteriza por ser altamente competitiva con una relación dialéctica entre la producción y el consumo y la oferta y la demanda. En esta escala valórica, el anciano es visto como un ser poco productivo y que genera básicamente consumos de salud. Es también una sociedad efectista, lo que no es rendimiento inmediato y no tiene un valor de utilidad tiende a ser poco considerado.

En los adultos jóvenes se da el llamado shock del futuro, el temor a quedar atrasado en relación a la vertiginosidad de los cambios. 

A esto se agrega el predominio de la familia nuclear sobre la extendida con una pérdida de los espacios de convivencia entre los adultos mayores y las generaciones más jóvenes, lo que disminuye la transmisión oral de la cultura y despoja al anciano de uno de sus roles sociales fundamentales.

Cummings y Henry, enfatizaban en que en la vejez se dejan las actividades y abandonan los lazos sociales ya sea por propio deseo o motivados por el hecho de ser rechazados. El concepto selectividad, se refiere a que las interacciones sociales en la vejez se eligen por razones y para funciones específicas. Este autor ha demostrado que los adultos mayores tienen preferencias distintas a los jóvenes, teniendo a buscar más las interacciones con personas familiares para ellos, más que buscar nuevos contactos. Desde esta perspectiva el desvincularse puede ser más bien una forma de mayor tranquilidad y satisfacción y no un mecanismo de escape frente a un problema que no se sabe enfrentar.

En la actualidad, desde la perspectiva del desarrollo humano, se considera el envejecimiento como un proceso adaptativo en que intervienen factores psicológicos, sociales y culturales (Denoux, 1999) caracterizado por ser complejo, asincrónico, con diferencias entre los grupos y en un mismo individuo; por otra parte, varía de una generación a otra y de acuerdo al contexto sociocultural en que ocurre.

El concepto vigente en la actualidad sobre envejecimiento psicológico es una etapa evolutiva otorgando más importancia al potencial de la vejez que a los detrimentos. (Cohen, 2001).

La vejez posee tareas y preocupaciones propias y la forma de enfrentarlas depende en gran medida del tipo de vida anterior, de su aceptación, del grado de madurez psicológica, del tipo de relaciones interpersonales creadas y del desarrollo intelectual.

Los estudios muestran que hasta el final de la vida la salud y la actividad son elementos que enriquecen el quehacer de los ancianos y que cuanto mayor haya sido los desarrollos intelectuales de la persona, más variados y satisfactorios siguen siendo sus experiencias y actividades. (Calvert, 1997).

Una vivencia de mucha significación es saber que tras esta fase evolutiva no hay otra y que la crisis final, es decir, la muerte, es también una responsabilidad personal, y que su preparación le da un carácter existencial propio al envejecimiento (Valdez,2000). Por esta razón nadie puede aceptar el envejecimiento sin algún grado de dolor ya que la experiencia de finitud produce en todos una experiencia dolorosa.

El conocimiento de la psicología normal del envejecimiento es fundamental para que los profesionales que trabajan con adultos mayores cuenten con un estándar contra el cual contrastar el envejecimiento patológico. El envejecimiento psicológico de un individuo es el resultado de sus vivencias, experiencias, estilo de vida, características psicosociales y la percepción que el adulto mayor tenga de sí mismo. Para conocer la psicología de un anciano es necesario tener una visión integral y valorativa de una multiplicidad de factores, como son su personalidad con sus elementos afectivos, volitivos, instintivos, cognitivos, como así también su condición física, situación funcional y las patologías que ha sufrido o sufre y su repercusión psíquica.

Esta tarea de gran complejidad es la que debe efectuar el clínico, sin embargo al estudiar solo adultos mayores lo que se obtiene es una psicología de los viejos y no una del envejecimiento; por lo tanto, el enfoque actual es estudiar la psicología del envejecimiento, en la perspectiva del desarrollo vital y enfatiza la continuidad de los patrones de conducta a través de toda la vida.

Personalidad y envejecimiento:

La personalidad y su influencia en la vejez presenta una condición de complementariedad: el envejecimiento afecta a la personalidad, pero también la personalidad o dimensiones de ellas influyen en la forma de envejecer.

La personalidad es concebida como un concepto global, lo que único o característico de un individuo, y si bien existen distintas teorías, algunas incluso contrapuestas, las investigaciones sobre el desarrollo de la personalidad muestran que: 

  1. Existe una gran estabilidad de la personalidad a lo largo del curso de la vida adulta y de la vejez.

  2. La evolución de la vejez es distinta según los diferentes tipos de personalidad ya que diferentes tipologías se adaptan o responden de manera diferente a los hechos vitales, incluyendo el envejecimiento.

  3. La vejez como proceso evolutivo tiene mayores posibilidades de éxito en aquellas personalidades que han mostrado un mejor ajuste previo en la vida.

  4. Existen diferencias de género que pueden relacionarse con los acontecimientos vitales o los roles propios.

  5. La autoestima se mantiene a niveles similares a los de la adultez en la vejez.

  6. Hay diferencias de género características.

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