miércoles, 21 de octubre de 2020

El enigma de la adolescencia

Hebe Tizio, en El enigma de la adolescencia plantea la diferencia entre la adolescencia como categoría social y la pubertad. La pubertad es aquel momento de cambio real en el que trata al Otro como un partenaire sexual.

La adolescencia como categoría social.

  • Es una franja etaria variable según los tiempos y las culturas. Se configura a partir de lo normativo.

  • Es un período de transición a la adultez.

El texto relata ciertos síntomas sociales que se tratan como problemas del adolescente actual:

  • “No entiendo a los adolescentes, son raros”. La adolescencia es una franja etaria creadora y rupturista. Están muchos más preparados para lo que vendrá mañana. Rechazarlos es rechazar al mundo nuevo.

  • La revolución tecnológica: Se habla de revolución porque cambian los parámetros de la época, por ejemplo internet. Con internet cambian los soportes de la letra, esto incide en las pautas de lectura. Hoy no se lee menos, se lee diferente. Se pasa de una lectura productora de sentido a una lectura pragmática del quehacer tecnológico.

  • La idea del futuro.

Antes

Ahora

Revolución industrial: trabajo, esfuerzo y rendimiento directo. A mayor estudio, mejores trabajos. El ahorro.

Desaparece la idea de inversión segura a largo plazo.

Cosas hechas para durar.

Capitalismo consumista: las cosas se hacen para consumir y tirar, así se vuelve a comprar…

… Pero no hay sistemas eternos y la recesión mundial puede hacer que este sistema toque su límite.

  • La autoridad. Se afecta la posición del adulto. La voracidad del mercado (que tiene peso en el adolescente) vs. la educción, que pone un límite a lo pulsional. La educación es necesaria para hacer avanzar las capacidades mentales. La pérdida de la función educativa causa desregulación. Si a un niño no se le ponen límites, se excita y entra en una espiral muy difícil de detener. El docente debe creer en su función y capacidades de transformación que tiene la educación. Debe estar actualizado en la cultura, en la tecnología y saber manejar los límites.

  • Actitudes y comportamientos que preocupan. Es la forma en el que los adolescentes piden ser tenidos en cuenta de la buena manera. Necesitan encontrar a un adulto ubicado como tal que sostenga la pregunta que el adolescente no puede formular: ¿Quién es el responsable del mundo que las generaciones pasadas me han dejado?¿Cuáles son mis posibilidades de construcción de lo nuevo?

  • Cambio de estructuras familiares. Se le da mucha importancia a las nuevas formas de agrupamiento, pero lo más importante es que haya un adulto que regle la subjetividad y evitar el niño caprichoso, según decía Kant.

  • Niños y adolescentes inmanejables. En muchos casos se debe a dejarlos a expensas del mercado, que con sus imperativos excita lo pulsional. En las clases acomodadas, esto aparece como forma de desprotección. El adulto debe cortar con la voracidad del mercado y con el goce, sino el sujeto priorizará los objetos sin tener idea de lo que cuesta conseguirlos, o responderán mal cuando algo se les niegue.

La violencia del adolescente es un síntoma del Otro, no hay que focalizarla sobre ellos. El sistema funciona con evaluación, rentabilidad, estandarización y culpabilización al ciudadano y las respuestas que se obtienen son hiperactividad, adicciones, pasaje al acto, medicalización, etc.

La pubertad y las modalidades de goce.

La adolescencia es la forma social como se sintomatiza la pubertad.

El adolescente, bajo el imperio de un real que empuja al encuentro, se enfrenta con una falta de un saber sobre la relación entre los sexos. Algo debe inventar.

El adolescente manifiesta sus propias modalidades de goce y sus excesos (hasta que encuentran una regulación) y esto enoja a los adultos. Los padres no preveen estas modalidades de goce y el adolescente se transforma en un hijo desconocido que está en el lugar del niño que conocían.

El adolescente es sexuado y eso toca lo reprimido de los propios adultos.

Un quantum pulsional desestabiliza el equilibrio del niño (antes era latente) y comienzan cambios físicos, distintas formas de relacionarse y la posibilidad de acceso al goce del encuentro con un partenaire sexual. Ese encuentro no es instintivo en nuestra especie humana, sino que se da por las condiciones que se han anudado en ese sujeto. Y el sujeto no tiene idea cuál es la escritura que lo marca.

El sujeto no tiene un plan de conducta como los animales, lo tiene que elaborar fantasmáticamente. En ese no saber florecen las teorías sexuales de la adolescencia, que son reediciones de las teorías sexuales infantiles para propiciar un encuentro.

Ante las nuevas modalidades de goce, el adolescente hace frente a esos montos pulsionales que se desbordan. Se puede ser creador, rupturista, conservador, etc. Luego estos espectros flexibles se anudan en la vida adulta.

La infancia es un momento de goce autoerótico.

En la adolescencia, el goce pasa por el otro. Freud decía que la pulsión sexual, en este momento, halla al objeto sexual. ¡Pero el consumismo apunta en un sentido contrario, a satisfacernos con objetos sucedáneos!

El Púber se encuentra cara a cara con la falta. Esta castración es la que indica que no hay una respuesta universal a la pregunta de ¿Cómo se hace con el sexo?

La adolescencia es un tiempo de invención que pone en luego el anudamiento de lo r-i-s, la estructura se conmueve y solo el adolescente mismo puede ponerle un broche a eso. El adulto no debe exagerar ni dramatizar, pero debe poder detectar si el chico necesita ayuda, un límite o confianza para dejarlo hacer


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