jueves, 22 de octubre de 2020

Test del árbol: introducción

En esta entrada comenzaremos a estudiar ell test del árbol, que entra dentro de los llamados “Test Proyectivos” o “Test Gráficos”.

Todo dibujo constituye un lenguaje de imágenes cuya finalidad última es comunicar. En éste, todo niño y / o adulto informa acerca de sí mismo, de su evolución psico-sexual, de su relación con el mundo en el que se desarrolla, etc...

Toda producción gráfica lleva la marca de la vida psíquica del individuo, pero ¿cómo explicar esto?, ¿cómo explicar que la persona puede plasmar su carácter en un escrito o diseño gráfico?, ¿cuál es el mecanismo?, ¿cuáles son las causas? Veamos una corta pero interesante explicación que resultará útil aquí para ampliar las preguntas antes mencionadas.

Veamos el siguiente gráfico:


Aquí nos encontramos con cuatro elementos de la mente humana:

- Área Perceptiva (AP) - Encargada de percibir o captar los estímulos procedentes del exterior.

- Área Pre-motora (APR) – Encargada de enviar el mensaje para la acción somática.

- Consciente.

- Inconsciente.

Veamos, nos encontramos con un árbol, el cual sería el estímulo. Este es captado por el AP (área perceptiva) que en este caso sería el sentido de la vista.

De inmediato pasará al inconsciente para ser reconocida y clasificada, ya que en esa zona se encentra la memoria. A partir de allí el inconsciente se lo hará saber al consciente para que el estímulo sea analizado de una forma racional y pueda extraer una respuesta hacia el APR (área pre-motora), en este caso podría ser: ir a podar las ramas del árbol, recoger sus frutos, u otros.

Si observamos detenidamente el diagrama anterior, veremos que existe una línea directa de comunicación que va desde el inconsciente al área pre-motora; esta línea se refiere a los actos puramente inconscientes (impresiones o sentimientos que nos haya dado la imagen del árbol a lo largo de nuestra vida, también traumas, sexo, etc). Esto se da igualmente en cualquiera de los actos humanos (hablar, escribir, pintar, dibujar, gesticular, etc...)

Todo este proceso mencionado hasta aquí se denomina “Proceso Mental”, así es que encontramos que todo acto que haga el sujeto será una manifestación inconsciente de su personalidad y de su carácter.

Esta muy resumida introducción nos permite entender que todos nuestros grafismos (escritura, dibujos, y sus variantes) llevan en sí mismos una gama de información personal del sujeto que la realiza.

Por esto es que todo test proyectivo tiene vital importancia a la hora de conocer al sujeto, ya que sus diseños proyectan su interior, cargado de toda la información inconsciente (a veces semiinconsciente) que surge del mismo sujeto.

Como mencionamos en nuestro inicio, el Test del Árbol es uno de esos test proyectivos que nos ayudarán a sumar información del individuo. Pasemos entonces a descubrir de qué se trata.

El árbol expresa las relaciones que existen entre el Ello, el Yo y el Súper-Yo. ¿Pero qué es cada uno de estos y qué función cumplen?.

El Ello:

“Llamamos ello a la más antigua de las instancias psíquicas”. “El núcleo de nuestro ser está constituido por el ello”.

El ello está constituido o integrado por la totalidad de los impulsos instintivos. Gran parte del Ello está formado por elementos arcaicos, es decir aquello heredado, lo que el sujeto trae desde su nacimiento.

Es importante mencionar que los sectores del Ello son inconscientes.

En un aspecto dinámico, el Ello está compuesto por: Impulsos innatos, agresivos y sexuales, y por deseos reprimidos.

El Ello pudiera asemejarse a ese centro incandescente que amenaza constantemente con estallar, con superarnos; pero al mismo tiempo lo necesitamos ya que la libido se recarga en él, es el gran depósito de la libido.

El Ello desconoce el tiempo, ignora su paso, las relaciones casuales y lógicas, etc. Está sometido al principio del placer.

El Yo:

En el transcurso del crecimiento, el bebe va adquiriendo una experiencia de la realidad que origina que una parte del Ello se adapte a ella, este trabajo está en manos del Yo.

Es decir, el estado de dominio absoluto de los instintos no dura mucho tiempo, pronto el niño comprende que frente a los impulsos instintivos hay otro mundo, la realidad a la cual debe adaptarse, y una parte del Ello se va moldeando y modificando debido al contacto y relación con el mundo exterior.

Esta parte del Ello es el Yo (o también llamado ego). En otras palabras, el Yo es la región del Ello modificada por la influencia del mundo exterior que se ejerce mediante la percepción, la cual es para el Yo lo que los instintos son para el Ello.

Entendemos entonces que el contenido de ese Yo es el resultado de identificaciones con rasgos de otras personas que van teniendo influencia en la vida del niño (especialmente las identificaciones con los padres).

En primera instancia el Yo es pre-consciente y luego consciente. Su tarea fundamental es percibir y al mismo tiempo establecer si aquello percibido se encuentra en el mundo externo o interno.

El Yo se encuentra en una posición de compromiso entre las exigencias pulsionales del Ello, los imperativos del Súper-Yo y las exigencias de la realidad.

La actividad de este Yo consciente es la percepción exterior, la percepción interna y los procesos intelectuales; el papel principal del Yo es el de coordinar funciones e impulsos internos y tratar de que los mismos puedan expresarse en el mundo exterior sin conflictos. Para esto, el Yo tiene una gran tarea organizativa. Deberá integrar la conciencia, fiscalizar los procesos que ocurren en el ser, ejercer censura. De este Yo van a partir las represiones de determinadas tendencias anímicas del sujeto, también provendrán las resistencias.

En síntesis, la posición del Yo no es nada fácil, es por ello que muchas veces el Yo es presa de la angustia y buscar el equilibrio no es fácil; tiene entonces que poner en marcha mecanismos de defensa para evitar excesivos impulsos pulsionales. Es aquí donde encontramos la causa de muchos conflictos psicopatológicos.

El Súper-Yo:

Finalmente, en el desarrollo de la personalidad se constituye una tercera instancia al separarse una parte del Yo y observarse a sí misma juzgando y criticando.

Su papel sería la de un juez o censor del Yo. Su acción se manifiesta en la conciencia moral, en la autocrítica, en la prohibición, y funciona en oposición a la gratificación de los impulsos o enfrentándose a las defensas que el Yo opone a dichos impulsos.

Es una especie de censura que inspira el sentimiento neurótico de culpabilidad y de auto-castigo; es la instancia represora por excelencia, es el soporte de todas las prohibiciones y de todas las obligaciones sociales y culturales.

El Súper-Yo es la instancia psíquica desglosada del Yo que auto observa y critica las acciones del ser humano y le presenta la imagen ideal a la que debe parecerse.

Además de la censura, el Súper-Yo preside también la formación de los ideales, las funciones imaginarias del Yo, juzga y critica, representa las exigencias de la moralidad y de la sociedad.

Es por ello, entonces que el correcto equilibrio de estas tres instancias de la personalidad asegura la estabilidad psíquica, mientras que la desproporción supondría la aparición de la patología.

Los síntomas neuróticos surgen, pues, ante el fracaso del Yo de mediar entre los impulsos instintivos del Ello (eróticos y destructivos), la realidad externa y las demandas del Súper-Yo.

Constituyen un compromiso entre el deseo (pulsión) y la defensa. Los síntomas representan un intento de conciliación entre las satisfacciones de las pulsiones del Ello y la seguridad del Yo marcada por las exigencias del Súper-Yo.

Según la teoría psicoanalítica, la neurosis es la expresión de una mala estructuración del Yo, incapaz de controlar las fuerzas instintivas del Ello y las exigencias sociales, por esta razón, el neurótico es una persona que fracasa ante sí mismo y en su relación interpersonal y social.

En las próximas entradas, avanzaremos sobre las generalidades del test del árbol

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