martes, 24 de noviembre de 2020

Estragos parentales ¿Cómo intervenir rescatando al sujeto?

Una paciente dice, refiriéndose a su madre: ¿Ella tendrá idea de la herida que pueden causar las palabras? 
La paciente había recordado su adolescencia y sucesivas peleas con la madre, donde ella decía que preferiría que no hubiera nacido.

El diccionario define estrago como daño o destrucción causada por una acción natural o una guerra. También significa perjuicio moral. Como sinónimos, podemos encontrar destrucción, devastación, daño, ruina.

Al hablar de estragos parentales, es ineludible la temática del Otro primordial y de las funciones maternas y paternas. No es sin los Otros primordiales que un sujeto se constituye y adviene. Winnicott dijo: Un bebé no puede existir solo. Es esencialmente parte de una relación.  

En Proyecto de una psicología para neurólogos, en el apartado de la vivencia de satisfacción, Freud alude a la importancia de la presencia del Otro en la constitución de la subjetividad. Dice que en este momento mítico inaugural, nada menos que fundante del aparato psíquico y del circuito desiderativo, tiene que ver con la prematuración del ser humano. Sabemos que a diferencia de otros mamíferos, no hay forma de que un bebé viva sin un Otro que lo asista ante la necesidad que irrumpe desequilibrando al organismo. No es sin el Otro que un sujeto puede aferrarse a la vida. Esta experiencia de satisfacción está ligada al desamparo original del humano. 

En relación a esto, Spitz también dio cuenta de esto al investigar a aquellos bebés que teniendo cubiertas sus necesidades básicas pero que no disponían de un Otro deseante que libidinizara a esos bebés. Estos bebés no podían sobrevivir, presentando dificultades en su desarrollo que en casos extremos podían llegar a la muerte.

El Otro materno, que no necesariamente es la madre biológica, escucha el llanto y el grito del bebé y los sanciona como un llamado. El Otro libidiniza el cuerpo del bebé, otorgándole palabras, significantes. La madre lo mira, lo mima y le habla. Hay una seducción necesaria indispensable en los comienzos de un futuro sujeto. Se trata de la función en la que el sujeto se encuentra con el significante, que toca el cuerpo del bebé y lo arma. El cuerpo del bebé no está dado de entrada, sino que se arma en relación al Otro que lo libidiniza. 

Lacan, al presentar el Estadío del Espejo, dijo que la idea total del cuerpo es gracias a la identificación a una forma que viene de afuera. El infans se identifica con su imagen en el espejo y Lacan hace mención al júbilo del bebé, hacia los 6 meses, al identificarse con esta imagen en el espejo. El niño da vuelta la cabeza, buscando la mirada de la madre o quien cumpla la función. Ese Otro sanciona y ratifica que ese es el bebé. No es sin la mirada del Otro que el cuerpo y el espejo se conforman.

En la conferencia de Ginebra sobre el síntoma, Lacan afirma que si el hombre no tuviese lo que se llama un cuerpo, no pensaría ni estaría capturado por la imagen de ese cuerpo. Pensemos en la importancia de esto. Este cuerpo adquiere su peso via la mirada del Otro materno. En esta misma conferencia, Lacan resalta que la época de la infancia es decisiva y hace una referencia a los sueños y a los actos fallidos, que son relatados. Cuando un paciente cuenta su sueño y se le piden asociaciones, pregunta Lacan:
"¿Cómo sostener la hipótesis de un inconsciente si no se ve que es la manera que tuvo el sujeto, si es que hay un sujeto dividido, de estar impregnado por el lenguaje?"

Esta es la definición del inconsciente. Aquí Lacan marcará la importancia del deseo del Otro sobre el sujeto. Lacan dice que hay gente que vive bajo el efecto de que alguno de los padres no los deseó. Los padres, entonces, modelan al sujeto, instigan un modo de hablar y el sujeto portará la marca bajo la cual lo aceptaron los padres. El encuentro entre el bebé y el significante, instigan el cuerpo de ese sujeto. Lacan avanza en la conferencia y dice que no olvidemos que todos vivimos todo el tiempo en un parloteo. 

La clínica con niños y las entrevistas con los padres. Si tomamos lo del parloteo, sabemos que las entrevistas con los padres son muy importantes. Antes de ver al niño, tenemos que entrevistar y escuchar a los padres para enterarnos en qué parloteo vive y habita este niño, qué significantes lo representan, cuál es el mapa significante en que este niño está ubicado en relación a los padres. Freud, en la conferencia 34, había marcado la importancia de la transferencia con los padres en relación al análisis de un niño. En el niño vemos en vivo lo que en los adultos podemos descubrir en documentos históricos.  Entrevistamos a los padres para escuchar el parloteo en el que vive el niño; en los adultos, nos enteramos del parloteo de los Otros que estarán presentes en el discurso del paciente.

Una madre asiste a la entrevista pidiendo tratamiento para su hijo adolescente. Lo describe como hijo de una equivocación. El adoescente presentaba grandes complicaciones. La madre de una paciente con severas dificultades para aferrarse a la vida recuerda una frase que el padre también asentía "Sos una causa perdida". El desafío es cómo encontrar una causa, a partir de una causa perdida.

Oscar Masotta dice que el Edipo se refiere a las relaciones más tempranas con el objeto primordial, que es la madre. Dice: el cuerpo se erogeniza en un mal lugar, es el cuerpo de la madre. Mal lugar, pero único lugar posible. Este cuerpo del que hablamos no es el cuerpo biológico del que se ocupa la medicina, sino al cuerpo erógeno que es capaz de gozar y que en tanto cuerpo erógeno se originó en el cuerpo de la madre. Es la pulsión la que convierte al organismo en cuerpo erógeno. La pulsión proviene del Otro, como dice Lacan, que la pulsión es el eco en el cuerpo de que hubo algún decir. El decir del Otro toca el cuerpo y arma los circuitos pulsionales.

Masotta también dice que Freud nos mostró la fuerza de una primera seducción inevitable ejercida por la madre Las consecuencias de este amor entre el niño y su madre es el desarrollo de la libido, con sus distintas etapad: oral, anal, fálica. Esta historia de amor, no obstante, tiene un aspecto conflictivo, pues la teoría del desarrollo de la libido es la historia de la sexualización del cuerpo en un mal lugar, pero en el único posible; el cuerpo del Otro materno, donde el sujeto aprende acerca del goce, con quien su sexualidad estará prohibida. La prohibición del incesto es constitutiva de toda sociedad humana. El cuerpo de la madre es causa estructurante porque constituye el cuerpo erógeno, pero debe perder este lugar en algún momento gracias a la función del corte, atribuida al padre. Este corte es la castración.

El primer tiempo del Edipo tiene que ver con esta seducción tan indispensable y necesaria, donde el niño busca satisfacer el deseo de la madre. El niño se ubica como falo, identificándose al objeto de deseo de la madre. Es un tiempo idílico para la madre y el hijo, que cuando no se da genera graves consecuencias.

En el segundo tiempo, el padre interviniendo privando a la madre. Es el momento de la doble prohibición: a la madre, no reintegrarás tu producto; al niño, no te acostarás con tu madre. La madre debe habilitar a este padre privador. Muchas veces el analista debe intervenir para que el padre sea habilitado y que esta función de corte se lleve a cabo. 

El tercer tiempo del Edipo tiene que ver con el padre como permisivo y donador. El niño tiene en reserva todos los títulos en el bolsillo para usar más adelante. Es el momento de la identificación con el ideal.

Freud habla del complejo de Edipo invertido, donde se trata de ser una niña para el padre. Es decir, ser tomado como objeto de amor por el padre y también hace referencia a soportar algo de la pasividad aspecto a otro varón. Un muchacho consulta bastante conmovido porque el padre había tenido un ACV y había perdido el habla. Estaba enamorado de una mujer de la que relata mucha facilidad para hablar y expresarse. Él tiene una convicción muy triste, de que el padre no lo quiere. En un tratamiento anterior, le habían confirmado que esto era así. Cuenta que al llegar de trabajar, el padre no lo saludaba. Él se sentía bastante distanciado; la madre decía que lo dejaran tranquilo, que no se acerquen. La madre tampoco le dejaba que le preguntaran por una tragedia que este padre había sufrido. La analista interviene que más que el padre no lo quería, lo que se escuchaba era que él tenía muchas dificultades para hablar. Esta es una nueva versión, que pasa de un padre que no lo quiere a un padre que tiene dificultades para hablar, lo que inaugura una nueva posibilidad.

Hay un texto  de Ferenczi, Confusión de lenguas entre el adulto y el niño. Él ahí dice que el lenguaje del adulto arrasa al lenguaje del niño, produciendo estragos, ubicando al niño como sostén del padecimiento del adulto. Esto Ferenczi lo llama terrorismo del sufrimiento. Dice: 
En estos casos, los niños se ven obligados a soportar todo tipo de conflictos familiares y llevan sobre sus débiles espaldas el esado fardo de los restantes miembros de la familia.

También dice:
Una madre que se lamenta continuamente de sus sufrimientos puede transformar a su hijo en una ayuda cuidadosa, es decir convertirlo en un verdadero sustituto maternal, sin tener en cuenta los intereses del niño.

Hay una frase de Lacan respecto al terrorismo del sufrimiento al referirse al juego de los niños: El juego protege al niño del riesgo. ¿Podemos pensar a este riesgo como terrorismo del sufrimiento del que nos habla Ferenczi? 

Esta cuestión de la infancia, el juego y los estragos que el lenguaje adulto puede producir arrasando el lenguaje infantil se puede encontrar en un recuerdo infantil del cineasta Ingmar Bergman.


En su libro Linterna mágica, él relata sus memorias. Habla de unos padres sumamente estrictos; el padre era pastor de una iglesia protestante donde habían bastantes castigos corporales y una crianza sumamente rígida y estricta. Cuando él era muy chiquito y se portaba mal, cuenta:
Había también una especie de castigo espontáneo que podía ser de lo más desagradable para un niño que tenía miedo a la oscuridad: el encierro de más o menos tiempo en un determinado ropero. Alma, la cocinera, contaba que justo en ese pequeño ropero vivía un pequeño ser que les comía los dedos de los pies a los niños malos. Yo oía, con toda claridad, que algo se movía dentro de la oscuridad. Estaba totalmente aterrorizado. No me acuerdo de lo que hacía. Probablemente me subía en los estantes y me colgaba de los ganchos para evitar que me comieran los dedos. Sin embargo, este tipo de castigo dejó de atemorizarme desde que encontré una solución. Escondí una linterna que tenía una luz roja y verde en un rincón. Cuando me encerraban, la sacaba, dirigía el cono de luz a las paredes y me imaginaba que estaba en el cine.

A este castigo, un estrago por parte del Otro, sometiendo a un niño a la oscuridad de un armario cerrado, Ingmar niño encuentra un refugio en el juego. "El juego protege al niño del riesgo". Winnicott también dice que el juego permite al niño protegerse de las exigencias maternas. Para que un niño juegue, tiene que haber un Otro que habilite el juego. No todos tienen el recurso que acabamos de describir.

El juego es fundamental a la hora de definir la niñez. Un niño es considerado como tal en relación al juego. Si hay juego, hay infancia, el juego es el espejo en el que un sujeto se reconoce como niño. Freud afirma en El poeta y los sueños diurnos que el niño que juega se conduce como un poeta: encuentra en el juego las primeras huellas de la actividad poética, a través de la cual un niño puede crear un mundo y situar un orden placentero para él. Freud también dice que el juego es la actividad favorita del niño, la más intensa y que la toma muy en serio.

Mediante el juego, el niño arma una ficción lúdica que lo protege del terrorismo del sufrimiento y que lo protegen de las problemáticas que deben pertenecer al mundo adulto. Freud nos ha enseñado que los niños tienen una relación con la sexualidad y con la muerte, mediada por el juego. 

El juego es una especie de pantalla protectora. Si hay juego, hay infancia. Los momentos traumáticos para los niños son donde no están protegidos por el juego. En el caso que vimos de Bergman lo vemos bien. Él juega a estar en el cine y así se protege de este goce del Otro. Bergman también relata que 60 años después, al pasar los cuadros de las escenas con la manivela, sentía la excitación que sentía en el armario de la infancia con la linterna mágica.

Para que el niño pueda jugar, tiene que haber del lado del Otro un ofrecimiento de vacío. Si una madre no se muestra en falta y no hay lugar para el vacío, no hay lugar para el juego. En el seminario 11 Lacan habla del intervalo, donde si la madre dona la falta hay lugar para el intervalo. Ahí define al inconsciente como esa hiancia, ese vacío donde el sujeto se aloja. Si la demanda de la madre es aplastante, se puede articular allí un intervalo.

Hay un momento en la constitución de los Otros parentales en relación a la constitución subjetiva y el juego como espejo en el que un niño se reconoce como tal. El Otro del niño, en un momento, es omnisapiente y omnividente. Es decir, todo lo ve y todo lo sabe. En algún momento el Otro tiene que ofrecer su barradura o castración. El niño descubre que puede ocultarse ante ante la mirada del Otro. Hay posibilidad allí, si el Otro no sabe ni ve todo, de ocultar algún pensamiento. En el historial del Hombre de las Ratas, él tiene un recuerdo de que los padres podían leerle sus pensamientos. 

Cuando los padres no pueden habilitar el juego, somos los analistas los que tomamos el relevo y jugamos en la escena lúdica con el niño, habilitando para que esta ficción que protege la infancia se arme. El juego tiene la posibilidad del engaño necesario en relación a la constitución de la subjetividad. En el seminario 6 Lacan dice:
Es incluso una de las revoluciones del alma infantil la del momento en la que el niño después de haber creído que todos sus pensamientos son conocidos por sus padres, se da cuenta que no es así, de donde la importancia en que descubre que el Otro puede no saber. Hay correlación entre este no saber en el Otro y la constitución del inconsciente.

Un paciente adolescente se angustia mucho ante fantasías sexuales que él usa para masturbarse. Le aparece la idea de que la madre puede enterarse de esto. Esto lo angustia, detiene la escena y lo deja bastante angustiado. Cuando la analista lo interroga sobre esto, él dice que se da cuenta que es imposible que la madre sepa de estos pensamientos, pero sin embargo a él se le impone esta idea. "Es como si ella tuviera rayos X en la mirada". Entonces, la analista interviene: "Si vos no me hubieras contado todo esto que te pasa, no me hubiera enterado nunca". Desde la transferencia, la analista ofrece una mirada barrada y produce en este muchacho, cierto alivio. La madre era bastante obscena con su mirada, la cual no deponía en este momento de la adolescencia. 

Para terminar, una frase de la biografía de las memorias de Bergman:
Nuestra profesión es tan extraña, en estos días en que la realidad irrumpe masacrando nuestros juegos ilusorios.

Lo dice en un momento donde él está ensayando con sus actores una obra teartral (él como director) y se entera que habían matado al Primer Ministro de Suecia. Esto hace que interrumpan el ensayo y él dice esta frase. A los analistas nos consultan cuando algo de la realidad irrumpe masacrando los juegos ilusorios. Algo de la ficción se fractura, algo del juego queda interrumpido. 

Las palabras arman cuerpo, erogenizan. A veces, pueden causar daño y producir estragos. Hay quienes encuentran una linternita mágica y pueden ponerle coto al padecimiento y esto permite volver a armar el jueg, la ficción. A veces el sujeto no encuentra cómo hacerlo y necesitan de nuestras intervenciones, transferencia mediante, inventar con el paciente algo de esta linternita mágica.

A veces las palabras de los adultos arrasan con la infancia, produciendo estragos. Pensemos en cuando Lacan se refiere a Lalengua, en tanto significante que toca al cuerpo. No la lengua en tanto objeto de estudio de la lingüística ni en relación al habla en un período histórico determinado. Lalengua es esta palabra o significante que toca el cuerpo del sujeto. Es con esa lalengua que nosotros los analistas trabajamos, tratando de armar otra posibilidad para el sujeto, rescatándolo.

En Los Nombres del Padre, Lacan dice sobre la transferencia:
Se refiere a la praxis del análisis como una conquista de lo verdadero por la vía del negaño, porque la transferencia no es en absoluto otra cosa. La transferencia es lo que no tiene nombre en el lugar en el Otro.

Frente a lo que no tuvo nombre en el lugar del Otro, la transferencia permite armar otra cosa.
Fuente: Notas del taller clínico:"Estragos parentales ¿Cómo intervenir rescatando al sujeto?" a cargo de la prestigiosa Lic. Andrea Goldenberg el 31 de octubre de 2020.

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