sábado, 26 de diciembre de 2020

Las inseguridades y lo reprimido

Si bien hay muchos puntos de nosotros mismos en los que podemos sentirnos en menos, la inseguridad a la que apuntamos tiene un estatuto distinto en nuestro psiquismo: es intolerable.

Suelen ser puntos tan intolerables que ni siquiera se nombran. Incluso, es tan sutil su presencia en la consciencia que a menudo es difícil poner el pensamiento sobre ellos aunque sea unos pocos segundos; muchas veces están ocultos para nosotros mismos. Sin embargo, gran parte de la personalidad está construida alrededor de estas inseguridades -estos agujeros negros- como defensa, intentando compensarlas, negarlas, disimularlas; y lo que es peor... ¡sin éxito!

Es imposible suturar estas fallas porque no responden a la lógica convencional, no hay cantidad de dinero, belleza, reconocimiento, poder, que pueda eliminarlas. Su insistencia proviene de otra fuente: lo inconsciente.

¿Por qué insiste? Quizás la verdad más profunda, más necesaria -de ahí su insistencia- de nuestro ser, se exprese en ella. Lo que introduce hace posible la circulación del deseo. De lo contrario, quedaríamos capturados en la estática perfección de la imagen narcisista; esta grieta tiene su función.

Sin embargo, se puede tener una relación más disfrutable con ellas. Hace falta explorarlas y elaborar lo que allí está en juego. Lo único, como siempre, no es gratis. Darles lugar tiene un gran costo narcisista.

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