miércoles, 6 de enero de 2021

Los divanes perdidos de Freud

Acaso quien tuviera la oportunidad de visitar el Berlín de los años 20´s encontraría alguna similitud entre los consultorios de Karl Abraham, Sandor Rado, Max Eitingon o René Spitz. Se dice que eran sobrios en decoraciones y de pocos muebles. El estilo, adecuado al gusto de la época, se debía a la influencia del arquitecto que se había encargado de pensar esos ambientes. Este autor era Ernst Freud, hijo menor de Sigmund y Marta, y padre del pintor Lucian.

Según informa Volker M. Welter, Ernst fue un exitoso arquitecto de espacios domésticos en la época en el Berlín de la década 1920 y en Londres a partir de 1933. También Welter nos indica que, ya viviendo Ernst en Londres, asumió el diseño del consultorio de su padre, en el 20 de Maresfield Gardens, así como la vivienda y el consultorio de Melanie Klein.
Un trabajo de Ernst Freud merece ser destacado. En 1927 se fundó la Clínica Psicoanalítica de Scholls Tegel, donde se ofrecía tratamiento para la esquizofrenia, el alcoholismo y la adicción a las drogas, para jugadores compulsivos y los carácteres criminales. Quien encabezaba el proyecto era casi olvidado Ernst Simmel, con el apoyo de Sigmund Freud, quien visitaría el lugar en más de una oportunidad, y el cual le serviría como lugar de recuperación de alguna intervención quirúrgica.
Para las tareas arquitectónicas en Tegel, Ernst, entre muchas tareas, se ocupó de diseñar los divanes y los sillones. Una curiosidad es que rompiera con la tradición espacial de ubicar el diván contra la pared, con un sillón detrás y en perpendicular.

El sanatorio de Tegel, sostenido con el aporte de analistas como Eitingon o Marie Bonaparte, no pudo sortear la crisis del año ´30 ni la crisis de la República de Weimar, debiendo cerrar sus puertas en Agosto de 1931. Tegel entonces se desmateló.

En la actualidad no queda ninguno de los divanes diseñados por Ernst para Tegel. Tampoco de los pensados para consultorios privados. El último fue visto bajo la custidia de Meltzer.
Podemos saber que el diván diseñado para Tegel mantenía el modelo vienés, aunque modernizado y de líneas más puras. Leemos que tenía 220 centímetros de largo, 52 cm de alto en el extremo de los pies, y 80 centímetros de alto en el otro extremo. La cabecera era curvada hacia arriba, recordando la cabecera alta del diván de su padre.

Por voluntad de la fortuna se ha conservado algún bosquejo de aquellos diseños. Adjunto a estas notas, como ilustración, los trazos con los que Ernst soñó esos divanes pérdidos.

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