El rico acumula riqueza, de lo contrario no sería rico. Acumula no por malo sino para no dar.
No dar es un acto de afirmación, eso descubrió el psicoanálisis estudiando el comienzo de la neurosis obsesiva: la madre insiste que sí y el chico insiste en que no.
De ahí en más guarda la caca toda la vida para después, para eso debe gastar lo menos posible. Cuanto más gasta más lejos queda su satisfacción de la que da guardar.
Para darse este gusto es importante que lo guardado sea heredado y que los herederos hagan crecer la heredad, de este modo se asegura de que el no dar nunca deje de ser no dar.
Hay que educar para eso.
El rico obsesivo hace de la defensa de la propiedad privada y de la defensa de la herencia una sola defensa.
El rico se da gustos de manera intermitente. Esos gustos son preferentemente caros, si son baratos carecen de interés. Es una manera de dar valor a la caca, y querer tener mucha más.
“Hacé lo que te digo”, dice el padre. “No quiero”, dice el hijo. Ambos con el mismo ceño fruncido, caras de culo.
Ambos cada tanto son magnánimos, sonrientes, para no dar el brazo a torcer sólo por un rato, breve.
Te compro y no te pago (1). Si te pago te doy, te doy y no tengo.
Te tengo, o te pierdo.
Para no perderte no te doy.
Guardo, guarda que guardo.
Nota:
1. De Lacan: “la riqueza es la propiedad del rico, (...) lo compra todo, (...) no paga, (...) sumando regularmente plusvalía” (Lacan, 1969-1970, S17, p.87).
Fuente: Raúl Courel (2020) "Pasatiempo de cuarentena"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario