El fetichismo constituye una oportunidad excepcional para examinar una serie de problemas centrales de la teoría psicoanalítica que trasciende la importancia de esta perversión.
En “Tres ensayos para una teoría sexual” Freud diferencia entre condición fetichista y fetichismo. La condición fetichista es el requisito que debe cumplir el objeto sexual a fin de que tenga ese carácter para el sujeto, para que pueda devenir en un objeto de su deseo. Esto nos señala ya que el objeto sexual no es de por sí, por su simple naturaleza, sino en la medida en que posea determinados atributos que sean significativos para ese individuo en particular. Se trata entonces de examinar cuáles son las circunstancias, pero sobre todo los mecanismos que conducen a que un rasgo se convierta en condición de amor.
Tenemos entonces que en la ”condición fetichista”, se conserva lo que se le llama el fin sexual normal: el acoplamiento de los genitales en el acto conocido como copulación. El punto de contacto del fetichismo con lo normal está provisto por la esencial sobre valoración psicológica del objeto sexual que inevitablemente se extiende a todo lo que está asociado con él. Con lo de inevitablemente se está indicando que no se trata de algo ocasional, sino que es una forma esencial del funcionamiento psíquico: el fenómeno del desplazamiento, del valor o del interés que se produce con todo lo que asociativamente esté ligado con aquello que significativo para el sujeto, desplazamiento que no se produce solamente con el objeto de deseo sino también con lo displacentero, como el caso de las fobias lo ilustra suficientemente.
Pero el punto a destacar en el caso de la “condición fetichista” o del amor normal es que el desplazamiento no tiene carácter defensivo: no por ser estimulante el rasgo que ha devenido en “condición” el sujeto deja de estar estimulado por el genital. El fin sexual normal se conserva, la copulación no es evitada. Se podría decir que se “extiende”, o sea, abarca nuevas áreas. Este desplazamiento no sólo es un fenómeno al servicio de la defensa sino algo que caracteriza al funcionamiento psíquico, cantó al proceso primario; en el que hay desplazamiento de cargas, como el proceso secundario en que el desplazamiento es de pequeñas cargas, pero desplazamiento al fin.
A diferencia de este tipo de desplazamiento, en el caso del fetichismo se produce un fenómeno muy singular: el fetiche se separa de una persona en particular y deviene el sólo objeto sexual. El fetiche está entonces en una relación inversa con respecto al genital: si uno es estimulado entonces no el otro. El fetiche es excitante, sobrevalorado, en reemplazo del genital.
Que el genital pasé a ser indiferente para la conciencia del sujeto, o que le inspira horror no es lo esencial, sino que se ha sustituido. La noción del sustituto que aparece así el juego en el caso del fetiche lejos de ser privativa de esta anomalía, es capital en toda la psicopatología freudiana: el síntoma histérico es sustituto de otra cosa que permanece por fuera de la conciencia, igual con la fobia, con la obsesión , con el recuerdo encubridor, con el contenido manifiesto del sueño en vez del contenido latente. En todos estos casos el sustituto permite que algo no se ha sabido por el sujeto: función defensiva de desconocimiento.
Volviendo al fetichismo tras la digresión que intentaba señalar que su conceptualización es en la obra freudiana el resultado de la aplicación del modelo psicopatologico básico. El fetiche cumple la finalidad de evitar el desarrollo de angustia. En una nota agregada por Freud el 1915 dice: el psicoanálisis ha demostrado que el fenómeno puede ser también accidentalmente determinado por la currencia de una temprana disuasión de la actividad sexual debido al temor, que puede apartar al sujeto delfín sexual normal y alentarlo a buscar un sustituto para el mismo.
Pero la evitación del desarrollo de angustia mediante el uso del fetiche no es totalmente equiparable a la evitación fóbica, como por ejemplo el adolescente que se masturba por temor a iniciar el contacto con el objeto sexual, pero que lo hace con la conservación de la imagen y del deseo de ese objeto sexual. La foto del desnudo que puede actuar como estímulo en la masturbación, aún cuando se disponga a total voluntad, como también sucede con el fetiche. Se diferencia sin embargo claramente de éste: el fetichista ha hecho una modificación en el objeto de su deseo, gracias a que algo está sobrevalorado, el genital deja de estarlo.
En un artículo de Freud de 1927 sobre el fetichismo, menciona qué el fetiche es el sustituto del pene de la madre. En este artículo propone que el propósito del fetiche es permitir la renegación de la castración, es la prueba del triunfo sobre ella. El fetiche, sustituto del pene materno permite seguir creyendo que aquel existe y por lo tanto que la castración no es una eventualidad que pueda ocurrirle al sujeto.
Por ejemplo, el chico espiando desde abajo el genital femenino en el momento en que la mujer se desnuda elige como fetiche al pie, la ropa interior, el vello púbico, porque ahí se “cristaliza” el último momento en que la mujer podía ser considerada como falica. Se ha producido entonces un desplazamiento del falo prejuzgado como existente hacia algo que está contigo témporo-espacialmente. Por el desplazamiento no es en sí lo que crea el fetiche, sólo relaciona el falo con lo consigo. Se requerirá por lo menos una operación adicional para que lo contigo devenga en fetiche: el mecanismo de la renegación.
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