jueves, 18 de marzo de 2021

El síntoma... ¿Es valioso o perjudicial?

La palabra síntoma proviene del griego sýmptoma, en donde :

- SÍN: significa conjuntamente, a la vez, al mismo tiempo, como el caso de sinfonia (conjunto de phonos), sincretismo, sindicato, sintagma...
- El verbo ptein es caída.
- El sufijo ma implica resultado, resultante, acúmulo

Es decir, en el síntoma hay manifestaciones que caen juntas, lo que permite definir un cuadro clínico. Al analista no le importa etiquetar al paciente, sino diagnosticar la estructura, pues no se trata de la misma manera a una persona psicótica, neurótica o perversa. Los perversos no suelen consultar, excepto cuando se les complica su escenario perverso.

El psicoanálisis consideró al síntoma como una formación del inconsciente, al igual que el sueño, los fallidos y lo chistes. 

El sueño elabora los problemas del día, que se han ligado a una historia traumática infantil que al sujeto le costó elaborar. El sueño une los problemas que nos han preocupado durante el día (resto diurno) a donde se dirige el deseo inconsciente, que básicamente es un deseo de reconocimiento del problema, obligando al sujeto a reconocerlo. Aunque podemos ubicar sueños a repetición, no siempre se sueña lo mismo.

El lapsus, donde por ejemplo se dice algo que uno no quería decir, aparece algo que el inconsciente quería decir. También resulta elaborativo o expresivo de un inconsciente del sujeto.

En el chiste, también encontramos algo parecido. El chiste es revolucionario.

El síntoma, sin embargo, es diferente. Lo primero que vemos es que el síntoma no es volátil como las formaciones que vimos recién. El síntoma permanece y tiene una fijeza, una estabilidad.

Para Freud, el síntoma es una transacción que implica una satisfacción secundaria, además del beneficio secundario del síntoma (que no es lo mismo). El beneficio primario que le interesó a Freud es la satisfacción de una tendencia, de una pulsión. A la vez, por satisfacer una moción pulsional que no debiera ser satisfecha, el síntoma cobra un castigo. 

En la neurosis, el síntoma satisface una tendencia edípica, a la vez que cobra un castigo (la molestia por el cual el paciente consulta). Es estable.

Pero, ¿Qué sucede en otras estructuras clínicas? 
Con mucha amplitud, podríamos llamar síntoma al delirio de las psicosis, enfermedades donde se ha roto la trama del sujeto que lo mantenía ligado a la realidad. La realidad depende de la formación del fantasma inconsciente, la que depende de la anotación de la ley de prohibición del incesto. Freud decía que cuando hay un desgarro de la trama psíquica del sujeto, el delirio es un intento de curación. Esto vale para la estructura clínica de la psicosis.

En el caso Schreber -una paranoia- sabemos que él tenía un padre, Moritz Schreber, ortopedista y pediatra que escribió un libro sobre educación infantil que aún se lee en Alemania. El mismo describe aparatos ortopédicos para que el niño esté derecho, como los que vemos a continuación:


Daniel Paul Schreber es el hijo de este padre, que además tuvo otros dos hijos y dos hijas. Uno de los varones se suicidó. A Schreber hijo le tocaba que su apellido se expandiera, puesto a que las hermanas casadas tomaban el apellido de sus maridos.

Schreber vivía con su esposa y su madre. La esposa hacía abortos espontáneos repetidas veces. Los médicos le dijeron a Schreber que era imposible que la mujer siguiera arriesgando su vida, teniendo en cuenta los abortos y la edad que ella tenía, Schreber sabe que no va a poder infinitizar el apellido de su padre. Allí Schreber tiene una hipocondría delirante. En la hipocondría delirante aparecen sensaciones como que los órganos se pudren, se agusanan... Lo atiende el profesor Flechsig, que es tan autoritario como lo era el padre.

La esposa de Schreber estaba tan agradecida con Flechsig, que puso un retrato de él al lado de la cama donde dormían. Schreber, lentamente, empieza a fabricar una idea delirante, es decir, una cadena de pensamientos no sujeta a confirmación. En Schreber aparece una primera sensación física anterior al delirio y a la que Schreber se resiste: la idea de qué hermoso sería ser una mujer en el momento del coito. Schreber se horroriza y empieza a sentir alucinaciones auditivas injuriantes, que tenían que ver con la identidad sexual. Esto es bastante frecuente en estos casos, escuchan voces que les dicen puta y otras cosas por el estilo. 

Schreber se resiste a ser una mujer penetrada, hasta que aparece un delirio -que le lleva años construir y que lo estabiliza-: Dios, con sus nervios divinos, a través de Flechsig va a penetrarlo y lo transformará en una mujer que va a ser madre de una nueva generación de humanos. O sea, Schreber, que no pudo ser padre, va a ser madre de una nueva generación de humanos superiores, siendo los hombres que lo rodean hombrecillos hechos a la ligera. Schreber es internado nuevamente en la clínica de Flechsig por este delirio, hasta que el delirio lo estabiliza. 

Para Schreber, como para cualquier psicótico, el delirio es tan importante que él escribe las Memorias de un enfermo nervioso, sobre las cuales Freud hace el trabajo sobre la paranoia. Freud indica que el delirio es un remiendo en la trama, por lo que no hay que discutirlo. Hasta el síntoma de una paranoia delirante es valioso, como vemos. 

El analista, en estos casos, es el secretario del alienado. Un analista en estos casos no discute el delirio, sino que trata que no lo obture. 

En estos casos en notable la megalomanía. ¿Cuán importante tiene que ser un sujeto para que Dios lo elija como madre de toda la humanidad? Aunque sea algo terrible, es importantísimo. El delirio es también una solución al desgarro narcisista que sobre el cuerpo de este niño había provocado las torturas de ese padre.

Esto que vimos es lo principal para trabajar con estructuras psicóticas. El delirio es una compleja costura a una ruptura de la trama.

Volvamos a la neurosis...
En la neurosis encontramos el mecanismo de la represión y retorno de lo reprimido. Aquí el síntoma también resuelve algo, a un costo muy alto, pero con posibilidad de cura.

En Juanito, un caso de fobia de un niño de 5 años, es hijo de una paciente de Freud y de un padre que concurre a la casa de Freud los días miércoles, donde un grupo de intelectuales vieneses se juntaba a discutir temas de psicoanálisis y cultura.

La madre, con Juanito, tenía algunas conductas tales como llevarlo a la cama, al baño a hacer pis o caca. Dormía en la misma habitación y el niño estaba prendado en lo que Freud llamó perversión polimorfa, una posición normal donde el hijo goza de la cercanía a la madre. 

Hoy sabemos que Juanito era Herbert Graff, hijo de Max Graff. El padre le decía a la madre que sacara al niño de la cama, pero ella no lo hacía. En cierto momento, Juanito descubre el placer de tocarse el pene. La madre, que le permitía hacer de todo, de pronto se pone en contra del niño y le dice que eso es una porquería. Es decir, cuando Juanito quiere tener una satisfacción propia, es censurado. Los padres le ponen un pijama cerrado para que el niño no pudiera masturbarse.

A la vez que le prohíben la masturbación, la madre queda embarazada de Hanna. Cuando la niña nace, Juanito pasa a su habitación. Ante esto, Juanito responde con angustia. Sueña que se va lejos y no puede hacer mimitos con la mamá. 

Así como el síntoma es estable en el tiempo, la angustia es insoportable y requiere una solución. En Inhibición, síntoma y angustia, Freud comenta que la angustia precede a una solución (en Juanito resolver la cuestión del cuerpo a cuerpo con la madre) o a una formación de síntoma, que estabiliza a la angustia. 

Para entender hoy el síntoma del caso Juanito, tenemos que situar que en esa época la locomoción era principalmente con caballos y que había muchos de ellos. Él pasaba sus vacaciones en un campo con caballos. Juanito empieza a decir que teme que un caballo lo muerda. Él había visto en aquel campo a un caballo mordiendo a una niña.

Las fobias a los inimales, muy común en la infancia, suelen ser a un animal que puede morder, pinchar, picar o pueden tragar. El caballo le brinda una causa a su malestar, lo cual nos enseña que un síntoma otorga una dirección causal al sufrimiento. (Juanito dice Wegen des Pferdes, "a causa del caballo)

Es interesante ver todas las operaciones que le permiten elegir a la figura del caballo. Él teme quedarse dormido en un carruaje que lo lleve a cualquier lado. En ese momento de la fobia, el caballo representa a la madre voraz que se lo puede comer, que el caballo lo puede llevar a cualquier lado así como se encuentra a merced del capricho de su madre que lo lleva y lo trae. 

¿Para qué le sirve la fobia a Juanito? Para poner afuera de su casa -el caballo voraz- como representante de su madre. Juanito se interesa por el wiwimacher y cuando le pregunta a la madre si tiene, ella le dice que sí. Ahí el tiene el sueño de la jirafa arrugada, que es un inicio de solución.

El padre de Juanito se encarga de "analizarlo", con la dirección de Freud. El padre comienza a poner en ruta a Juanito sobre estas transformaciones del caballo. En una ocasión, Freud le indica a los padres que le informen a Juanito sobre la diferencia sexual. Ellos no lo hacen. También tardan muchísimo en decirle que los niños se hacen en el vientre de la madre. Juanito se rompe la cabeza con esas preguntas.

En una única ocasión, Juanito habla con Freud y él le pregunta qué teme tanto del caballo. Él responde que teme a algo negro que tiene en la boca y que teme a las anteojeras que tiene el caballo, para que miren hacia adelante. Freud le responde que lo que él ve en el caballo son los bigotes y los anteojos del padre. Es Freud que hace virar el caballo que representaba a la madre hacia al padre. A la salida de esa sesión, Juanito le pregunta al padre si Freud habla con el buen Dios, suponiéndole un saber. Por la maniobra analítica, el padre pasa a estar representado en el caballo. Esto le permite a Juanito tener el sueño de la jirafa arrugada: él dibujaba la jirafa con wiwimacher y hacía on bollo sobre la jirafa de papel y se sienta encima, cominando por fin a la jirafa. La intervención de Freud hace a alguien representado en el caballo.

En las fobias infantiles, el niño pasa de ser un juguete del capricho de la madre a ser alguien que puede llevar el nombre de su padre.

En algún momento, empieza a aflojar la fobia de Juanito al caballo. Para Lacan, la fobia infantil es una plataforma giratoria entre la perversión polimorfa infantil y la entrada en la neurosis. Gracias al síntoma, el niño salió de la perversión polimorfa (estructural, pero que puede desencadenar en una estructura psicótica)  a pasar a la neurosis.

¿De dónde sacó Lacan lo de la plataforma giratoria? El padre de Juanito era músico y Juanito , luego de resolver la fobia al caballo, se fue a vivir con el padre. Juanito se dedicó a ser réggiseur de ópera: un director global de escena. Coordina la música, el canto, el vestuario, el escenario. Juanito introduce la plataforma giratoria y Lacan lo toma de ahí. Con la plataforma giratoria, el escenario gira y se pasa de una escena a la otra. Herbert Graff es un nombre en la historia de la ópera que introdujo la plataforma giratoria.

Evidentemente, Lacan tomó este acto inventivo de Juanito para decir que la fobia fue su plataforma giratoria para ingresar en la neurosis. ¿Qué quedó de esa fobia en Juanito? Juanito le preguntaba al padre por qué era suyo. 

En las fobias infantiles es particularmente transparente el uso valioso del síntoma. De lo que se trata es de no hacer lo que hacen las psicoterapias, como las cognitivas conductuales, gestálticas y breves, que tratan de desensibilizar y eliminar el síntoma. El psicoanálisis considera al síntoma como material precioso. Lo que el psicoanálisis hace es dejar hablar al síntoma para entender para qué le sirvió al sujeto, para remendar qué falla en su estructura.

En la neurosis se puede dejar de sufrir por el síntoma y hacer una mejor resolución del problema que llevó a recurrir a un síntoma

Cuando un análisis termina, empieza a darse cuenta que uno mismo vela por uno, que no hay buen Dios. Mientras tanto, el síntoma es de gran utilidad. Al síntoma no hay que dejarlo para que el sujeto sufra, pero tampoco se lo puede abolir con una intervención brutal.

Fuente: Silvia Amigo, notas de laconferencia dictada el 3/11/20, titulada "El síntoma ¿valioso o perjudicial?"

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