martes, 11 de mayo de 2021

Honorarios: Pagar de menos

Rubén y Gabriela consultan inicialmente como pareja continuando posteriormente Rubén en tratamiento. Luego de una separación vuelven a juntarse. Llegan con el temor que vuelva a sucederles lo mismo.

El motivo de la separación lo aducen a la inercia, a dejarse estar en la pareja, a no esperar más que lo mínimo esperable.

Los motivos de volver a juntarse no son diferentes a eso mínimo esperable que los llevó a la crisis y separación: en ella ser mantenida y en él tener una mujer en la casa.
Dicen no poder pagar los honorarios que propongo. Preguntan si lo máximo que ellos pueden podría ser lo mínimo que yo aceptaría.

Gabriela no trabaja pese a la insistencia de Rubén por que lo haga, ni le interesaría hacerlo, sus energías están puestas en la música: escucharla e ir a clubes de fan. Rubén trabaja medio día y no está dispuesto a más, a pesar que podría hacerlo y a pesar de vivir economicamente ajustados.

Decido no pagar yo por esta comodidad en la cual ambos están instalados, pero siendo que instaurarlo desde el primer momento sería abortar la consulta, les ofrezco que por 2 meses puedo sostener honorarios que considero mínimos, pero que son un poco más que el máximo que dicen poder. No acepto “juntarme” por lo mínimo que están dispuestos a dar, apostando a que el trabajo en ese tiempo incomode y tenga otro valor. De a poco fue resultando así.

Para Rubén el pago es dar lo que sobra. La queja de ambos es por la mortificación impuesta al deseo por la instalación en el principio del placer, comodidad también cara a sus vidas, pero que implica en principio no renunciar, no ceder ese goce, ni movilizarse para salir de esa inercia.
El verdadero objeto que busca el neurótico es una demanda: quiere que se le demande, que se le suplique. Lo único que no quiere es pagar el precio ... como el neurótico no quiere dar nada, esto tiene cierta relación con el hecho de que su dificultad sea del orden del recibir ... si quisiera dar algo, tal vez la cosa marcharía ... lo que habría que enseñarle a dar al neurótico es esa cosa que él no imagina, es nada, es justamente su angustia.” J. Lacan S10 C4

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