jueves, 13 de mayo de 2021

Pretexto para agredir

Einstein había sido seleccionado por el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual, a cargo de la Liga de las Naciones, para que elija a un pensador de su elección con el fin de discutir sobre la temática que él desease -siempre que tenga relevancia para la Liga de las Naciones. Albert eligió a Sigmund, y le preguntó ¿por qué la guerra?, ¿qué se puede hacer para prevenir la guerra?. Tema sumamente importante, sobre todo en aquella época, ya que el mundo acababa de vivir la Primer Gran Guerra, y no querían que se repita.

Eligió a Freud y le preguntó: “¿hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra?

"Todo lo que promueve el desarrollo de la cultura trabaja también contra la guerra" (Carta de Freud a Einstein)

Freud no se mostró muy optimista en su respuesta. Sin embargo, termina su carta a Einstein con esta frase que tiene un leve dejo esperanzador.

La cultura exige ciertas renuncias pulsionales en favor de ideales éticos y estéticos. Gran parte del efecto civilizador de la cultura -para Freud- es la limitación de la pulsión de destrucción.

En su carta a Einstein, Freud escribe esta frase:
"Muchas veces, cuando nos enteramos de los hechos crueles de la historia, tenemos la impresión de que los motivos ideales sólo sirvieron de pretexto a las apetencias destructivas"

Como es su naturaleza: pone el acento en aquello que está en las sombras, en lo que no se dice, el motivo oculto.

A veces lo importante es la pelea en sí, y aquello sobre lo que se pelea es accesorio; una excusa que permite la expresión de la agresión. ¿Qué mejor excusa que “El Bien”?

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