Edgar Allan Poe dijo "La soledad es el lugar más seguro que conozco".
Decía Freud que la mayor parte de nuestros malestares eran debidos a las relaciones con los demás.
El filósofo francés Jean-Paul Sartre, en una de sus obras de teatro, lo describe de forma magistral en la frase "El infierno son los otros".
Queda claro pues que las relaciones con nuestros semejantes son fuente continua de conflicto, donde se hace patente nuestra dependencia y vulnerabilidad.
Por eso cierta tipo de respuesta neurótica puede ser la de la retirada a la soledad, ya sea de forma drástica, como algunos que optan por el ascetismo o vida monasterial, o por un modo de vida donde se reduzcan al máximo las relaciones afectivas con los demás y se opte por unas defensas caracteriales en las que se evite darse a conocer ni mostrar nuestro mundo interior por el miedo a ser dañados.
Toda relación humana tiene sus pros y sus contras, es cuestión de cada cual, asumir si está dispuesto a perder algo de seguridad a favor de lograr algo de intimidad y afecto con un semejante.
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