sábado, 3 de julio de 2021

Las intervenciones del analista: ¿Encuadre presencial, virtual, telefónico?

A partir de la pandemia, proliferaron las consultas por la vía virtual, y los anaistas nos pusimos a atender por teléfono ó por videollamada. Muchos analistas que trabajaban de manera presencial (con diván o sentados) dieron por sentado el pasaje a lo virtual una vez que la pandemia irrumpió. Las dificultades no tardaron en llegar: algunos pacientes se quejaban, o no se podían presentificar para sus pacientes. También ocurrió que muchos pacientes no querían que se los viera. Lo cierto es que se puede trabajar con pacientes sin nunca haberse visto.

Incluso, una analista llegó a comunicarse por e-mail con sus pacientes, como quien escribe una carta. Recordemos que Diana Rabinovich decía que un análisis no es más que una carta de amor dedicada al Otro. Lo interesante es que en esa carta aparecen fallidos, formas de enunciar, etc.

El punto central es averiguar qué es lo que al paciente lo hace sentir más cómodo. Las videollamadas incomodan a algunis pacientes, por lo que pueden optar por el teléfono. ¿Por qué deberíamos nosotros repetir el modelo del consultorio? A veces, a partir de experiencias traumáticas, el cuerpo del Otro está comprometido con el cuerpo del sujeto: gritos, golpes, pánico u otras situaciones, por lo que prefieren no tener tanta cercanía corporal. Ciertas escenas de la infancia y la adolescencia hacen que el cuerpo del Otro se vuelva siniestro. Este es un límite que debemos escuchar, preguntándonos cómo hace esa persona para permitir que alguien se acerque. 

El teléfono puede funcionar como el diván, porque el paciente no ve a su analista. 

Otras intervenciones, en caso de gravedad, pueden tener que ver con aparecer por la pantalla o presencialmente, intervenciones que se ubican casi en lo real. El analista deja allí de ser solo una voz.

Un analista debería poder seguir a su paciente en lo que él pueda. Con un encuadre individual, la transferencia tomará características singulares con cada paciente. También hay situaciones que pueden requerir el pasaje de un espacio a otro. Por ejemplo, un paciente en duelo debería ser atendido por videollamada, para lograr la presencia del cuerpo, que hace de suplencia ante el agujero que se traga al sujeto. La voz y la mirada transmiten a su modo la pulsión de vida.

El resto del tratamiento es como siempre: corte y empalme y las maniobras del analista. De lo que se trata es de tomar el caso de alguien que nos consuta por su sufrimiento.

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