El Déjà vu o paramnesia, es la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva. Este término fue acuñado por el investigador psíquico francés Émile Boirac (1851-1917) en su libro "El futuro de las ciencias psíquicas".
El dejà-vu ocurre, según Lacan, cuando sólo se ha tramitado una experiencia a través del registro simbólico, puesto que es necesaria la articulación simbólico-imaginaria lo que permitiría tener un sentimiento de realidad.
Mikel Arranz, en el texto "RECORRIENDO EL SEMINARIO 3. COMENTARIO PARA EL LABORATORIO CLÍNICO DE LA ANTENA CLÍNICA DE BILBAO DEL SEMINARIO 3 DE LACAN (CAPÍTULOS I-IX)" nos dice:
"La vivencia de las cosas en el plano puramente simbólico es lo que se captaría para Lacan en el sentimiento de deja vu"
Lacan, por su parte, había dicho:
"El Déjà vu ocurre cuando una situación es vivida con plena satisfacción simbólica, la cual reproduce una situación simbólica homóloga ya vivida pero olvidada"
El Déjà Vu se produce cuando la situación presente tiene la misma estructuración simbólica que una pasada -uno podría decir: la escena actual es homóloga de una escena anterior-, donde la particularidad es que la escena primaria, la más vieja, está olvidada; o como dice Lacan, no está olvidada, sino que nunca fue relatada, por alguna razón; es decir, está reprimida.
La escena no relatada encuentra su eco en la escena actual, la cual le permite cierta inscripción simbólica a través de ella. Es como si esta situación presente se inscribiera doblemente: como actual y como ya acontecida. Lo cual explicaría la sensación de lo ya vivido.
“Esto da al sujeto la impresión de que ya vio el contexto, el cuadro del momento presente. El déjà vu es un fenómeno sumamente cercano a lo que la experiencia analítica nos brinda como lo ya relatado-aparte de que es lo contrario-. No se sitúa en el orden de lo ya relatado, sino en el orden de lo nunca relatado. Pero está en el mismo registro.”
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