Dijo Sandor Ferenczi (1901), antes de conocer a Freud:
"Las únicas fuentes verdaderas de la Psicología del amor son actualmente la poesía y la literatura. En el fondo, el poeta lírico es, por él mismo, un auténtico psicólogo: libera en el lector las corrientes que atraviesan su alma, despertando y suscitando en su espíritu miles de emociones parecidas a las suyas.
El trabajo personal del romancero constituye de esta forma una verdadera investigación científica en la medida en que no sólo sus sentimientos es lo que examina bajo su escalpelo sino también aquellos de sus semejantes. A menudo, evita la simple observación de los hechos y debe recurrir a verdaderos métodos experimentales. Procede de esta forma cuando imagina sus héroes; los coloca en situaciones complejas, observa atentamente sus reacciones, reflexiona sobre la manera en que él “debe” hacerlos reaccionar en tales condiciones, en función de su carácter, de sus singularidades, innatas o adquiridas bajo la influencia de las circunstancias exteriores dadas." (Ferenczi, 1901)
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