miércoles, 29 de junio de 2022

Las urgencias en la clínica

Cada vez son más los pacientes que llegan a consulta en situaciones que denominamos como “urgencias clínicas”. Se trata de presentaciones tales como: ataque de pánico, consumo problemático, situaciones violentas, descompensaciones, intentos de suicidio.
Se trata de sujetos que están atravesando una situación traumática, a nivel psíquico y/o externa. El trauma es definido por S. Freud como un exceso de cantidad que irrumpe y rompe la barrera antiestímulo, aquella que protege al aparato psíquico. Los recursos del sujeto -en ese puntual momento- quedan fuera de juego.

¿Qué sucede en la urgencia?

En la urgencia subjetiva, a consecuencia de hallarse dañada la barrera psíquica que pone freno a la cantidad excesiva de estímulos, el sujeto se ve invadido de una angustia masiva que lo deja desorientado, en un estado de indefensión absoluta.

Freud lo denominaba “quiebre de la homeostasis con que la vida transcurría”: algo ha roto el equilibrio en que se sostenía la vida, las relaciones con el propio cuerpo, con el trabajo, con los otros.

En este estado de indefensión absoluta, las pulsiones intentarán satisfacerse en forma directa, sin mediación del inconsciente.

De esta manera, aparece el sujeto en la urgencia subjetiva, urgido y compelido por el campo pulsional, que le pide el entero del cuerpo y del propio ser como garantía de la satisfacción sin límite.

¿Qué-hacer del analista?

El analista, en principio -primer tiempo-, operará como brújula que oriente al sujeto en urgencia, para que reconozca el espacio y pueda situarse en este tiempo presente.

La finalidad es que, en otro tiempo, emerjan los recursos psíquicos que le permitan al sujeto volver a ubicar su propia subjetividad arrasada por la urgencia.

¡Importante!

Cuando en la clínica aparece el sujeto en urgencia subjetiva, el analista debe saber que en ocasiones se hará necesaria la interconsulta psiquiátrica, para, en conjunto, analizar el estado de la situación del paciente: evaluar el suministro -o no- de psicofármacos, las intervenciones con la familia, la internación domiciliaria o en un establecimiento apropiado.

Con total respeto y proceder ético, frente al paciente y su delicada situación.

Recomendaciones para atender pacientes en urgencia
Un sujeto está en urgencia cuando queda descolocado, por fuera del campo de la palabra. No puede pensar, tampoco prácticamente hablar, está avasallado por la angustia masiva. Se siente encerrado, sin salida.

¿Cuál es nuestro proceder clínico?

Será el analista quien, a través de su función mediatizadora, propicie un tope, un borde al des-borde. Actuará como “tercero de apelación” -al decir de Fernando Ulloa- que haga corte a la presión y empuje pulsional que vivencia el paciente en la urgencia subjetiva.

A continuación te compartimos algunas recomendaciones clínicas:

1. Tranquilizar al paciente

Se trata de donarle palabras, que introduzcan una pausa en ese tiempo continuo que impone la urgencia.
Es importante que el analista no se centre, por lo menos en un primer tiempo, en el episodio que desató la urgencia, porque allí hay un agujero, una falta de palabras.
Que él, como analista, le hable de otros aspectos de la vida, con la finalidad de ir reconstruyendo el imaginario de su mundo, que abruptamente se rompió.

2. En un segundo tiempo, le explicaremos al sujeto que existe una causa que desató la urgencia subjetiva

Le aclararemos que está así por algún motivo de su historia y/o un acontecimiento externo, que se irá construyendo en conjunto y de a poco, con pausa, intentando siempre la subjetivación de lo que le resulta ajeno.

3. Le haremos notar, en forma explícita, que estamos ahí

Esto produce un efecto inmediato y benéfico que, junto a lo anteriormente expresado, ayudará a propiciar el pasaje de la urgencia a la elaboración subjetiva de su problemática.

4. Deberemos estar atentos a los indicadores clínicos que el caso nos presente

En la primera aproximación al paciente, se trata de hacer una evaluación del riesgo y la gravedad del caso. Asimismo, se intenta realizar un diagnóstico de estructura, que dé cuenta de los recursos del sujeto y cuál es la apoyatura familiar/social que posee.

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