miércoles, 10 de agosto de 2022

Diario de un psicólogo en apuros: Mi experiencia con EMDR y 5 cosas que aprendí

Hace unos dos años vengo escuchando las recomendaciones de algunos colegas sobre formarme en EMDR, ó en español: Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares, muy escuchada como una opción para tratamiento del trastorno por estrés postraumático. Además de eso, se la usa para tratar fobias, ataques de pánico, ansiedad y/o angustia, muertes o duelos traumáticos en adultos y niños, hasta accidentes y desastres naturales.

No suelo creer en las soluciones mágicas, menos en las que confunden progreso con progresión ("lo último en tratamiento de..."). No obstante, la curiosidad me llevó a leer algún material de la técnica y en una primera lectura, me pareció coherente y hasta una herramienta útil. No fue hasta que los pacientes comenzaran a demandarlo, que me puse a estudiar la técnica con más profundidad y ahí encontré que no todo era tan fantástico como se anunciaba.

Esto es lo que aprendí del artículo de Sergio García Morilla, del portal Psyciencia.

 1) Los polémicos orígenes de la técnica EMDR.

La historia oficial dice que Francine Shapiro se encontraba paseando por el bosque, muy preocupada por sus problemas, cuando se dio cuenta que con los movimientos oculares se calmaba. Pero parece ser que hay otra historia:

Esa es la “historia oficial” pero hay otra versión de los hechos: John Grinder, uno de los fundadores de la Programación Neurolinguística o PNL   afirma que enseñó a Shapiro la técnica de movimientos oculares cuando trabajaba a principios de los años 80 en su oficina como administradora. En palabras del propio Grinder, Shapiro se le acercó un día y le comentó que una amiga suya de Nueva York había sufrido una violación y quería ayudarla a superar este trauma. Él le dió una serie de indicaciones entre ellas que usará los movimientos oculares mientras rememoraba el acontecimiento y parece que fue todo un éxito. “Imagina cuál fue mi sorpresa cuando más tarde supe que ella había convertido esas sugerencias en la presentación de un protocolo de un entrenamiento sin hacer referencia a la fuente, con un copyright, y con un conjunto bastante riguroso de documentación que esencialmente no permite a los que han sido entrenados enseñarlo al resto del mundo”.

Más allá de los intereses económicos de EMDR y las historias de traición y robo, lo verdaderamente fuerte fue leer el nombre John Grinder y su infame PNL, que tuvo mucha fama a principio de los 2000 y la misma fue decayendo por ser tildada de pseudocientífica.

2) Mover una lapicera de lado a lado no es lo mismo que el sueño REM ni existe la estimulación bilateral del cerebro.

Uno de los principios que la misma Shapiro adoptó para explicar la eficacia de la EMDR fue comparar los movimientos oculares del objeto en movimiento que se se muestra al paciente con la fase de sueño REM. 

(...) relacionar los movimientos sacádicos del sueño REM con el reprocesamiento emocional del trauma es un error. El sueño REM no es sólo mover los ojos de un lado a otro, es algo mucho más complejo. Los movimientos oculares (involuntarios) que se dan durante el sueño son un epifenómeno que acompaña un estado cerebral mucho más amplio que implica muchas zonas. De hecho, no existe evidencia de esta relación (movimiento de ojos y procesamiento de la memoria).

Existe una gran controversia sobre el papel que tienen los movimientos oculares en EMDR. La misma Shapiro se desdijo, eventualmente, de este principio. 

¿Y qué hay de la pregonada estimulación bilateral o lateralizada? Parece ser que esta explicación se basa en el mito del cerebro dividido que hace tiempo que la ciencia desbancó. De esta manera, para la ciencia, la  “estimulación bilateral” no es relevante para el efecto terapéutico.

Finalmente, pareciera que la eficacia de la EMDR es una técnica de exposición encubierta:

(...) las pruebas de eficacia que muestra la EMDR en los estudios como resultado de la inclusión en su procedimiento de “técnicas de exposición” ya que la intervención en EMDR requiere que las personas visualicen imágenes que les generan ansiedad de forma deliberada y sistemática, una forma de exposición.

La realidad es que, al día de hoy, ningún especialista o defensor de la EMDR sabe por qué, cómo o cuáles son los mecanismos por los cuales la técnica funciona.

3) La EMDR es un tratamiento avalado por la APA, PERO...

La EMDR ha sido clasificada por la Asociación Americana de Psicología como tratamiento que cuenta con “Apoyo fuerte en Investigación / Controvertido” para el trastorno de estrés postraumático (TEPT). 

Hay que aclarar que lo controvertido se refiere a la adición innecesaria de los movimientos oculares. Esto es lo que dice la APA:

 “Si EMDR es simplemente terapia de exposición con una adición superflua, deberíamos cuestionar si la diseminación de EMDR es beneficiosa para los pacientes y el campo”. El hecho de que se necesiten pruebas científicas mucho más concretas que respalden los mecanismos de acción propuestos por los defensores de la EMDR es lo que hace que se mantenga el estatus de “Controvertida” en la APA.

4) Hay intereses económicos detrás de la EMDR. ¡Cuidado con las "sectas"!

Especializarse en una técnica supone un gasto económico y de recursos. Y acá empezamos con los temas de las agrupaciones de dudosa reputación. Según García Morilla:

La EMDR tiene una serie de aspectos institucionales bastante controvertidos que, sin entrar demasiado en ellos, me gustaría apuntar ya que han despertado el recelo del resto de la comunidad científica. Aspectos como que la EMDR es una marca registrada (al igual que la PNL) hace que los profesionales no podamos aplicarla sin formarnos en una de sus “franquicias” que tienen registradas a nivel mundial. En ellas, los terapeutas entrenados firman un consentimiento por el que se comprometen a no difundir lo aprendido a los demás que puedan estar interesados so pena de juicio. Esto supone, aparte de un negocio bien controlado y en expansión, una forma cerrada del conocimiento (si no pagas no te enseño y si enseñas sin mi consentimiento te denuncio y te llevo a juicio) totalmente alejada de la concepción científica del conocimiento.

Al menos en Argentina, son conocidas las organizaciones con funcionamiento de sectas donde mezclan PNL, coaching... ¿Y por qué no EMDR? Lo mejor en estos casos, si a uno le interesa la técnica, es estudiarla por su cuenta buscando en Internet. Por más vuelta que quieran darle, la técnica es sumamente sencilla y un psicólogo puede aprenderla en 10 minutos. Los cursos que la enseñan suelen tener que rellenar con temas de coaching para justificar el dispendio. 

5) Pero no todas son malas noticias.

Al parecer, la EMDR tiene algo útil:

  1. Funciona mejor que no hacer nada. Numerosos estudios controlados concluyen que la EMDR es superior a la condición de ningún tratamiento, es decir, mejor que la ausencia de tratamiento. Esto se ha comprobado en el alivio de síntomas relacionados con el TEPT y algunos trastornos de ansiedad.
  2. Funciona mejor que las terapias de apoyo. La mayoría de los estudios indican que la EMDR es mejor que las condiciones de control en las que los terapeutas simplemente escuchan con atención los problemas de los pacientes. Son denominadas también sesiones de apoyo y se refiere a aquellas en las que no se interviene directamente sobre el problema.
Recomiendan no usar EMDR para trastornos de ansiedad distintos del TEPT, como por ejemplo, fobias (de hecho se ha mostrado menos eficaz que la exposición), el trastorno obsesivo-compulsivo o el trastorno de ansiedad generalizada. Tampoco hay evidencia suficiente para su uso en otros problemas como los trastornos del estado de ánimo, trastornos sexuales, trastornos de la conducta alimentaria o trastornos psicóticos por mucho que sus defensores así lo publiciten.

Incluso no sabiendo funciona algo y sin poder estar seguros que exista una relación causal entre el tratamiento aplicado y la mejoría de los pacientes, aún podemos encontrar una mejoría, que puede deberse a muchas variables incalculadas, por ejemplo: efecto placebo, la sugestión, la regresión a la media, la remisión espontánea o a una variable no contemplada en el procedimiento y que puede ser la verdadera causa de la mejoría.

Por ejemplo, hay estudios que indican que todo el efecto de la EMDR es gracias a la atención dual:
La exposición en combinación con un foco externo explícito de atención conduce a una mayor reducción de los síntomas del TEPT que la exposición sola. Los movimientos oculares no presentan ventaja en comparación con la fijación visual en una mano que no se mueve.”

De manera que no es tan cierto que los movimientos oculares de izquierda a derecha no desempeñan ningún papel... Es un papel distractor, que de alguna manera logra que el paciente atenúe el estímulo interno.

Conclusiones.
El aporte de García Morilla nos permite ver que la EMDR no es milagrosa y dista bastante de los criterios necesarios para poder llamarse "ciencia". Aún así, sabemos que la ciencia es un discurso, el discurso que impera en nuestra época, pero que hay otros. Que algo aún no haya podido ser demostrado científicamente no quiere decir que no tenga su eficacia.

Por otro lado, el profesional -ni nadie- debería que tener una fe ciega en éste ni en ningún procedimiento, menos cuando se promocionan como milagrosos y como demasiado buenos para ser verdad. Sucede lo mismo con cada moda que saca el mercado, como la PNL en su momento: caen en el fanatismo, en las máximas irrefutables (delirio).

Mi consejo, de esta manera, es la cautela. Más que "Terapia EMDR", yo la llamaría "Intervención EMDR", y sumaría la herramienta a otras que el profesional tenga. Es probable que la intervención funcione en algunas personas, aunque no sea por las causas que los estudios dicen. A veces la técnica funciona porque le da la oportunidad al paciente de sentir que está haciendo algo activo y concreto en el proceso de curación. A veces, por una causa que desconocemos.

Con la EMDR, finalmente, de lo que se trata es de dar un saltito de fe, de hacer una apuesta de Pascal adaptada:
  • Puedes creer en EMDR; si funciona, entonces el paciente mejora.
  • Puedes creer en EMDR; si no funciona, entonces el paciente queda igual.
  • Puedes no creer en EMDR; si no funciona, entonces el paciente queda igual.
  • Puedes no creer en el paciente queda igual.; si existe, entonces el paciente queda igual.

Por lo simple de la técnica, ​vale la pena intentarlo a ver qué sucede. Realmente no es algo que tenga efectos secundarios como la medicación. 

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