La expresión “horror al acto” se utiliza para referir un aspecto de la relación fantasmática del psicoanalista con su práctica. Se asocia al resquemor ante la posibilidad de incidir más de lo deseable sobre la vida del paciente contribuyendo a su alienación o haciéndole más difícil salir de ella.
Este escrúpulo suele vincularse a la idea de que la interpretación alimenta al síntoma con significaciones, cuando la práctica del análisis debería contribuir a alivianarlo de ellas. Puede derivarse de allí un énfasis en intervenciones de corte en el discurso en detrimento de la interpretación, inclinando a la vez a acortar la duración de las sesiones. En forma correlativa disminuye el trabajo dedicado al entendimiento de la historia del paciente, que se observa especialmente en la extendida inclinación a abandonar la construcción.
El horror al acto puede combinarse con una excesiva valoración de intervenciones genéricamente referidas con el término “acto”, tendientes a producir cortes (interrupciones o suspensiones) en las inercias de la dialéctica discursiva. Se piensa que de este modo se evita que el psicoanálisis se confunda con prácticas como las de los chamanes. Ciertamente, la piedra angular de la eficacia analítica no reside en la incidencia de significaciones articuladas, como sucede en las prácticas chamánicas descritas por Lévi-Strauss, sino en algo cuya clave central la ofrece el significante cualquiera de la transferencia (Sq), que se presenta desarticulado porque su articulación es inconsciente.
Precisamente, la cura psicoanalítica se diferencia de la sugestión en que se parte de la percatación de que el poder de las palabras del analista es limitado por el inconsciente mismo, y de que su alcance depende de que éste, el inconsciente, se reabra tras cerrarse. Para esto resulta necesario el análisis de la transferencia, que no consiste en llevar las asociaciones hacía “ideas” sobre el analista sino hacia lo reprimido, por eso transferido.
El horror al acto, expresando horror a lo inconsciente, puede acompañar la convicción de que se han pronunciado palabras que conmovieron en el paciente el núcleo de su ser, "kern unseres wessen", cuando quizás sólo afectaron alguna consistencia de su yo.
Fuente: Courel, Raul "Horror al acto".
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