La ansiedad es un estado psíquico muy desagradable que, al momento de vivenciarla, nos hace padecer inquietud, nerviosismo y una sensación cierta de estar en alerta permanente. En muchas ocasiones, se acompaña de irritabilidad e intolerancia hacia uno mismo y/o hacia los semejantes.
Este malestar psíquico va asociado a síntomas orgánicos:
. Palpitaciones
. Contracturas musculares
. Insomnio
. Baja o aumento del apetito
. Náuseas, problemas digestivos y gastrointestinales
. Alergias y erupciones en la piel
Los síntomas somáticos son la “punta del iceberg” que sale al exterior. Recordemos una frase de S. Freud: “La mente es como un iceberg, flota en un 70% de su volumen bajo el agua”.
Sus pensamientos -sobre todo, en relación al futuro- se vuelven incontrolables y tiene la sensación, siempre presente, de que la realidad lo supera.
¿Qué nos está diciendo el maestro S. Freud?
Que, así como resulta importante atender los síntomas somáticos -sin desmerecerlos y dándole el cuidado médico que corresponde-, nosotros como analistas deberemos descifrar la conflictiva psíquica que los causa, que siempre resulta individual y única de cada sujeto que padece y, por este motivo, nos consulta.
En tiempos actuales debemos estar muy atentos a la no patologización de los síntomas de la ansiedad y su correspondiente medicalización, como única herramienta de intervención clínica.
Causas psíquicas -estructurales- de la ansiedad:
El sujeto que padece ansiedad está bajo el apremio, la urgencia y el empuje sin límite de las pulsiones del ello. El sujeto que padece ansiedad puede estar bajo la urgencia que generan aquellas tentaciones del ello, a las que no puede ponerle freno aunque contradigan sus valores e ideales.
También puede estar bajo los mandatos crueles e insensatos del superyó, los cuales son demandas de los Otros primordiales, y/o de la época, que se le imponen en tanto no pueden ser interrogadas con la pregunta: Y yo, ¿qué deseo?
La época actual como peligro - “Una máscara del superyó”
La época actual representa un nuevo peligro: patologizar la ansiedad para después medicarla, sin brindarle tratamiento psicoterapéutico al sujeto. Esto supone encarnar -desde el Otro social- al superyó sádico y cruel.
Patologizar la ansiedad para después medicarla, sin brindarle tratamiento psicoterapéutico al sujeto, es encarnar -desde el Otro social- al superyó sádico y cruel.
Se condena a un diagnóstico y a una medicina, sin ofrecerle al padeciente la oportunidad de la escucha de su malestar y el despliegue de su conflictiva psíquica inconsciente que oprime su vida y aplasta su deseo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario