Dormir es una actividad humana muy importante. Nunca conviene preguntar cuán bien o mal duerme una persona, sino cómo es la cualidad de su vigilia. Es allí donde vemos si el sueño ha sido reparador o no.
Dormir una cantidad suficiente de tiempo es un pre-requisito para el aprendizaje y la conducta. Por definición, el sueño es un estado biológicamente regulado que restaura y revitaliza todo el sistema en todos sus niveles: endócrino, inmunológico, metabólico, físico y emocional (National Sleep Fundation, Cardinali 2008)
Los desórdenes del sueño están asociados, en todas las edades, con:
- Mayor incidencia de errores y accidentes. Ej. accidentes de tránsito.
- Somnolencia diurna y estados del humor alterados.
- Ineficiente desempeño ocupacional (laboral, aprendizaje).
Al pensar una desregulación conductual y/o emocional, deberíamos tener como hipótesis la existencia de un desorden del sueño. Junto a un niño que no duerme, suele haber una familia que tampoco duerme, de manera que se afecta toda la salud del grupo familiar y no solo la del niño.
Los efectos del mal dormir en el funcionamiento cerebral y las funciones orgánicas son:
- Disminución de los umbrales de estrés.
- Reducción de la energía vital.
- Producción hormonal alterada.
- Debilitamiento del sistema inmune e ineficiente capacidad para sanarse.
- Función cognitiva disminuida y reducción de la memoria a corto plazo.
- Dificultades de autorregulación,
Las alteraciones en el sueño en niños son una frecuente preocupación reportada por los padres y a menudo interpretadas como conductas o hábitos mal adaptados. La incidencia de los problemas en el sueño de la población pediátrica es del 20% al 40%. En la población con niños con trastornos del desarrollo los trastornos en el sueño han sido estimados entre un 40% y 83% (Johnson, K.P y Mallow, B.A, 2006; Richdale & Schreck, 2009; Krokowiak y col., 2008). Esto se debe a que conciliar el sueño y mantenerse dormido no es algo que se dé de manera automática, sino que es algo que se aprende durante la infancia. No es algo dado que un niño duerma bien, sino que es algo que aprenden en los primeros años de vida.
Factores evolutivos
Los estadíos del sueño comienzan antes del nacimiento. El sueño REM aparece a los 6-7 meses de gestación y el no REM a los 7-8 meses de gestación. para el octavo mes gestacional, hay una estructuración completa del sueño, indicando buena coordinación córtico-subcortical.
Los recién nacidos entran en fase REM inmediatamente después de quedarse dormidos. A los 3 meses, el niño entra en no REM primero, patrón con el que continuará por el resto de su vida. En el recién nacido normal las fases de sueño REM superan al 50% total del sueño, esto indicaría la importancia de esta fase en el desarrollo cerebral. Las alteraciones de cualquier tipo a este nivel podrían intervenir en la modulación cerebral.
Cantidad de sueño en niños y adolescentes
Recién nacidos: 16 a 20 hs. por día, en períodos de sueño de 3 a 4 hs.
A los 6 meses de vida, el promedio de sueño total es de 14,2 hs. El período de sueño nocturno llega a 6 horas y hay varias siestas.
De 1 a 3 años, el sueño total declina a 13,2 hs. por día. El sueño diurno es consolidado en una sola siesta, en general por la tarde. Aquí las rutinas del sueño son importantes. Hay apego a ciertos juguetes (para conciliar y sostener el sueño) y aparecen los miedos nocturnos.
Edad prescolar (3 a 5 años): La mayoría de los niños suprime la siesta hacia los 4-5 años. Es esencial el mantenimiento de las rutinas de sueño; aparecen las parasomnias: terrores, pesadillas, bruxismo, etc.
Años escolares y pre-adolescencia (6 a 12 años): El sueño total a los 9 años es de 10,2 hs. A esta edad, durante el día el niño está muy alerta, casi no hay somnolencia diurna.
Adolescencia: Declina el sueño a 9 hs. hacia los 13 años. Necesitan dormir 9-10 hs, pero duermen generalmente 7 hs. por noche.
El conocimiento de esta evolución nos permite valorar el sueño según la edad del niño y tener una idea de la cantidad de horas que tienen que dormir.
Trastornos del sueño en la infancia (en todos los niños)
La somniloquia, hablar en voz alta, aparece en el 32%.
Las pesadillas: 31%.
Sonambulismo: 28%.
Insomnio: 23%
Enuresis: 17%
Bruxismo: 10%
Ronquido: 7%
Terrores nocturnos: 7%
Síndrome de apnea obstructiva: 1-3%
Estos niños demuestran respuestas atípicas a la estimulación sensorial y diferencias en el dormir respecto a sus pares en el desarrollo típico.
La sensibilidad y dificultades en el procesamiento sensorial han sido sugeridos como un factor contribuyente a los problemas de sueño que estos niños experimentan, especialmente en niños que exhiben hiper respuesta y tienen dificultades de "gating" o filtrado sensorial de los estímulos del ambiente (Reynolds & Lane, 2011). Son niños que se despiertan por cualquier sonido, por ejemplo.
Los factores que reducen nuestra habilidad de dormir y permanecer dormidos son:
- El estrés, que es más marcado en los niños con trastornos del desarrollo.
- Diferencias en el humor y la emoción. Ej. rabietas, berrinches.
- Excesiva estimulación desde el ambiente y ambientes no familiares, que hacen que el niño no pueda lograr un estado de confort y relajación.
- Estimulación de la glándula pineal por la luz, por el uso de luz artificial. En la práctica revisamos el uso de pantallas, el uso de luces para los niños.
- Imbalances nutricionales (selectividad) e inmunes (alergias, asma y otros).
Los factores que mejoran el sueño y la habilidad de alcanzar estadíos del sueño reparadores son:
- Rutinas para el dormir.
- Ejercicio y actividad física (4-5 horas antes de dormir)
- Reducción del estrés, trabajando con la comunicación.
- Implicancia de la luz social, ritmos circadianos bien establecidos. Muchas veces los niños retrasan la hora de despertarse, perdiendo horas de luz, que es lo que ordena el ritmo circadiano.
- Una alimentación que sostenga la salud y el adecuado funcionamiento de nuestro sistema gastro-intestinal e inmunológico.
Conclusiones:
Es de especial relevancia en la infancia la evaluación de las alteraciones del sueño por ser un período crítico en el desarrollo y evolución del ser humano.
Tener en cuenta que el infante y el niño cuentan con muy poca capacidad de expresión de sus dificultades y tiene menor influencia o control sobre el entorno humano y el medio ambiente. Son los adultos que rodean al niño quienes pueden observar y ayudarlos en estos problemas. Esto es aún más marcado en niños con dificultades en el desarrollo, por la significativa implicancia en las alteraciones cerebrales y desarrollo cerebral.
Pautas y estrategias para el sueño y el dormir
Higiene del dormir. Establecer un horario para dormir que sea constante y temprano. Considerar que el niño tenga por lo menos 10 a 12 horas de sueño.
Estructura: el horario entre la cena y la hora de dormir debe ser un tiempo organizado, estructurado y calmo. Evitar actividades como lucha, saltar en la cama, etc. a la hora de dormir. No traer demandas a los niños en esos horarios. Eliminar TV, compu ó video juegos a esa hora.
Rutinas. Rutinas para irse a la cama que sean predecibles y estables. Por ejemplo: baño, lectura de un cuento, etc. Hay que tener en cuenta las características del niño, quizá para algunos sea convenientes bañarlos a la mañana o al mediodía, pero no a la noche. Tener definido dónde el niño duerme, que no sea cualquier lugar de la casa (el living, el auto).
Conciliar el sueño es un proceso. Comenzar por lo menos 45 minutos antes de la hora que queremos que el niño esté durmiendo. Hay que ir reduciendo actividades, estímulos, ir aquietándose. Al niño le toma años dormirse a sí mismo y que si se despierta pueda volverse a dormir.
No llevar al niño a su cama ya dormido. Propiciar que se quede dormido en su propia cama.
Proveer oportunidades de juego acerca del dormirse fuera del horario de ir a la cama y en situaciones de no-estrés. para trabajar entre otros temas la ansiedad de separación.
Crear un organigrama rotatorio, de manera que los padres no estén deprivados de sueño y puedan sostener las rutinas e higiene del dormir.
En esta clínica hay que ser creativos. A algunos niños los duerme el movimiento (mecedoras, el auto).
Fuente: Notas de la conferencia "Dificultades de sueño y del dormir en la niñez, una mirada desde la integración sensorial y PINE" - María Rosa Nico de la Escuela freduiana de Buenos Aires.
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