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En 1915 hay algo que produce una ruptura en la obra de Freud: los escritos metapsicológicos. la metapsicología es un término complicado, porque uno podría suponer que algo más allá, como su fuera una metafísica. Los escritos de Freud sobre metapsicología implica una serie de construcciones que se inician con la introducción del concepto de narcisismo:
El término se impuso a partir de la introversión de la libido implicada en la parafrenia, que es la demencia precoz (Kraepelin) o esquizofrenia (Bleuler), en donde hay delirio de grandeza y falta de interés por el mundo exterior.
Bleuler leyó la división subjetiva en lo que él llamó esquizofrenia para lo que era la demencia precoz de Kraepelin. Es lo que Freud llamó parafrenia, donde dice:
Esto trae muchos problemas para establecer un vínculo transferencial. La megalomanía de la esquizofrenia se constituye a partir de la retirada de la libido objetal. En la megalomanía hay una pérdida de la realidad. Uno podría pensar que la neurosis es más cercana a la realidad y la psicosis más cercana a la pérdida de la misma, pero en el ensayo "La pérdida de la realidad..." veamos que tanto la neurosis como la psicosis hay una pérdida de la realidad objetiva. Lo que hay es una realidad subjetiva, psíquica.
El concepto de megalomanía le permite a Freud integrar aspectos del narcisismo. Lo mismo ocurre con el concepto de libido. Uno puede entenderla por el lado de las cargas pulsionales, pero también está la metáfora de la ameba y su seudópodo de Introducción al narcisismo:
Esta metáfora es la que utiliza Lacan para hablar de la libido. Para Lacan la libido no tiene que ver con la energética, sino con una característica que tiene que ver con lo que nosotros unimos a nuestro propio cuerpo como si fuera parte de él. Un ejemplo es el cigarrillo: al principio al fumador le da asco, pero luego se esfuerza hasta que lo acepta, porque piensa que eso le sirve en lo social. Las personas pueden incorporar el auto, cuando uno maneja, al punto que es parte de su campo libidinal. Uno se acomoda al cuerpo del otro porque lo ha libidinizado.
Para Freud, el yo tiene que ser desarrollado, aunque los instintos autoeróticos son primordiales. Para constituir el narcisismo, a esas pulsiones primordiales, ha de venir un nuevo acto psíquico. Es decir, el yo no está desde el inicio, sino que se agrega por nuevo acto psíquico. En Lacan, ese nuevo acto psíquico es el estadío del Espejo como formador del yo. A diferencia del primate, el ser humano no puede autoabastecerse ni tener un conocimiento de su propio cuerpo, porque la mielinización no fue lo suficientemente rápida como lo es en el primate. El conocimiento del yo no es inoico, sino paranoico (paranoesis, por fuera).
Lacan introduce el Estadío del espejo en el año '38 y el escrito sale años después:
Un niño se reconoce a sí mismo en el espejo cuando su yo se ha constituido, antes se ve como otro. Ese yo es unificador de las sensaciones del cuerpo, que sino aparece como descompuesto. El yo viene a ser la imagen de la totalidad de ese cuerpo.
El conocimiento de ese cuerpo es paranoico, por paranoesis:
No es necesaria la experiencia de pasar por un espejo, sino de lo que se trata es de lo que nos vuelve de los otros. Hay una metáfora en Realidad y Juego de Winnicott, donde dice que el niño va a ser lo que se refleja en la córnea de la madre. De manera que el yo es una imagen. Lo imaginario es todo lo que ocurre en función del narcisismo, en el encuentro del sujeto con su yo y las imágenes especulares. Se trata de una identificación:
Esa imagen, que se forma como una gestalt, habla del ideal del yo:
El yo, entonces, es una imagen que uno adopta como completud del cuerpo. Estas cuestiones estaban tomadas por Freud desde otro aspecto. Los conceptos que él desarrolló a la luz del narcisismo le permitieron encarar una serie de cuestiones, que él encontraba como dificultades, fundamentalmente en la transferencia.
Otra cosa llamativa es cuando Freud habla de la hipocondría:
Esto de que la angustia hipocondríaca sería la contrapartida de la angustia neurótica es interesante para la clínica, porque la cuestión del narcisismo solo sería una forma resolución perfecta en la parafrenia, mientras que en la hipocondría es una forma imperfecta:
Lo interesante es que la angustia de la neurosis está homologada a la hipocondría. Bien podríamos decir que la fantasía es a la angustia, en la neurosis, lo que la megalomanía es a la hipocondría.
La megalomanía actúa en el delirio de la esquizofrenia como una forma de resolución perfecta. Vemos también como la hipocondría o la descomposición del cuerpo en la esquizofrenia habla del fracaso de la resolución. Hay un signo en la esquizofrenia que es el del espejo. Se miran en él porque su cuerpo se les vuelve extraño, se les deforma o sienten que se les transforma. No obstante, esto puede pasar en las neurosis, sobre todo en la adolescencia. En la adolescencia, que es un momento de transición, aparecen muchos síntomas que al analista le pueden hacer sospechar una psicosis. Incluso hay muchos adolescentes medicados por estos fenómenos, cuando en realidad no son psicóticos.
En Introducción al narcisismo, Freud va a proponer caminos para la elección del objeto:
El yo es una organización que incluye el yo actual, el ideal del yo y el yo ideal. Además, el yo se constituye por identificación:
La incorporación de la identificación primaria no es al padre ni a la madre, como vimos cuando vimos el esquema del Moisés y la religión monoteísta, donde se asemeja mucho a la devoración del cadáver del padre, para obtener su fuerza. Pero no es padre o madre, sino de un Otro indiferenciado. Esta es una idea original de Abraham, que Freud nunca reconoció.
La identificación secundaria es al síntoma, identificación a un rasgo del Otro, como cuando Dora se identifica a la tos del padre. Freud utiliza Ein Einziger Zug, rasgo unario.
La tercera identificación es la que él llama histérica. Es la que se da cuando, al juntar a un grupo de mujeres, se indisponen todas a la vez.
En el capítulo 8 de Psicología de las masas, cuando habla del enamoramiento extremo, Freud propone que para que un yo se identifique a otro, es necesario que exista algo del orden del ideal del yo, que estabiliza la identificación de yo a yo.
En una cancha de fútbol hay muchos "yo", pero bajo un ideal que los convoca. El ideal del yo es lo que estabiliza y es lo que uno quisiera llegar a ser. El esquema Lambda articula el yo con la imagen especular y a la vez con el sujeto.
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