En la 𝒏𝒆𝒖𝒓𝒐𝒔𝒊𝒔 (𝒐𝒃𝒔𝒆𝒔𝒊𝒗𝒂) los 𝒑𝒆𝒏𝒔𝒂𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒐𝒃𝒔𝒆𝒔𝒊𝒗𝒐𝒔 pueden llegar a ser incontenibles, irrefrenables, obstinados, inoportunos, acechantes, perturbadores, angustiosos, vacuos, improductivos, mecánicos, redundantes.
Hacen un culto de la conversión de lo improbable, en posible (incluso, dotada de una realidad inequívoca) debido a una religiosidad gozosa en la que el sujeto se somete a los designios de un 𝒅𝒊𝒐𝒔 𝒔𝒐𝒎𝒃𝒓í𝒐 𝒚 𝒅é𝒔𝒑𝒐𝒕𝒂 (𝒔𝒖𝒑𝒆𝒓𝒚ó) que le exige tales padecimientos en pos de una expiación de 𝒄𝒖𝒍𝒑𝒂 en la que el sujeto sabe, tiene la 𝒄𝒆𝒓𝒕𝒆𝒛𝒂, que ésta le concierne, y por lo cual, es capaz de toda serie de tribulaciones, rituales, ceremoniales, dudas (indialectizables y atormentadoras), y toda serie de mortificaciones, sinsabores y tormentos autoimpuestos como resarcimiento agónico, de una deuda infinita, a la cual reúsa renunciar para evitar un daño, una catástrofe, que puede recaer sobre sí, sobre quienes ama o quienes son alcanzados por una responsabilidad incalculable, producto de un acto propio que coquetea con su deseo.
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