Había una vez una pequeña hormiguita llamada Anita. Anita era una hormiga muy especial porque era muy curiosa y siempre estaba explorando su mundo. Un día, mientras caminaba por el bosque, encontró una gran hoja de árbol.
Anita pensó que sería un buen lugar para hacer su hogar, así que comenzó a mordisquear la hoja y a hacer un pequeño agujero en ella. Después de mucho esfuerzo, Anita logró crear una pequeña habitación dentro de la hoja, con un espacio justo para ella.
Mientras se acomodaba en su nuevo hogar, Anita comenzó a escuchar un sonido extraño. Era como un zumbido, y parecía que venía de alguna parte cercana. Decidida a descubrir qué era, Anita salió de su hogar y comenzó a explorar el bosque.
Finalmente, encontró un grupo de hormigas que trabajaban juntas para construir un gran hormiguero. Anita se acercó y comenzó a hablar con ellas. Descubrió que todas las hormigas trabajaban juntas para asegurarse de que su hogar fuera fuerte y seguro.
Inspirada por el trabajo en equipo de las otras hormigas, Anita decidió unirse a ellas. Juntas, trabajaron duro para construir un hogar aún más grande y hermoso, y todas las hormigas se convirtieron en grandes amigas.
Desde ese día en adelante, Anita aprendió la importancia del trabajo en equipo y la amistad. Y siempre se sintió agradecida por su curiosidad, que la llevó a descubrir un mundo nuevo y emocionante.
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