viernes, 3 de febrero de 2017

Situaciones que favorecen (o no) un análisis:

¿De qué depende la analizabilidad de una persona?


Situaciones que favorecen un análisis
En términos generales se ha considerado a la neurosis como el terreno preferencial de aplicación del tratamiento psicoanalítico. No es una aplicación exclusiva pues también se lo aplica a trastornos de carácter, y sabemos que el mismo psicoanálisis, o terapias apoyadas en él, se aplican a psicosis y otros casos graves. Especialmente en la Argentina las patologías psicosomáticas han sido tratadas psicoanalíticamente con la técnica clásica porque los pioneros de la APA, casi en su totalidad, las consideraban derivados del inconsciente como cualquier otro. En otros países se han hecho variaciones técnicas para aplicar a estas patologías. 

Pero en general se ha hecho depender del diagnóstico el pronóstico del tratamiento analítico, hecho no coincidente con la observación freudiana que consideraba que quedaba más ligado al sentimiento de culpa inconsciente. 

Sin embargo, todos sabemos que más allá de las patologías, hay factores esenciales en el tratamiento que hace que ellas sean en cierto modo secundarias en la apreciación de la indicación de análisis

Me refiero a lo que en otra época se consideraba capacidad de insight, es decir, la posibilidad de apreciar su funcionamiento anímico, en forma libre de valoración, y de ese modo escapando al obstáculo principal.

La consideración de los motores del tratamiento en el paciente puede llevar a discriminar qué paciente está en condiciones de empezar un análisis y a cuál de ellos, independientemente del diagnóstico, le conviene buscar otro momento, u otro analista, que permita el despliegue de eso que llamamos motores.

Según la visión clínica freudiana estos son algunos de ellos:

a-Transferencia positiva sublimada: la palabra del analista está autorizada por algo que se emparienta con la sugestión, y general la confianza en el analista. ¿Cuándo es más libre la asociación libre? Cuando más positiva es la transferencia, cuando no hay un rasgo de carácter demasiado rígido, etc. 
Esta confianza en el analista puede ir creciendo o decreciendo, pero siempre debe permanecer un resto de ella porque si no no hay efecto de la interpretación. El análisis lleva al paciente a la revivencia de las escenas traumáticas infantiles y se desarrollan momentos de máxima resistencia, justamente cuando más debemos contar con la colaboración del paciente.

b-Malestar consciente: el dolor o la molestia por los síntomas y la enfermedad. Si el guardián de la vida anímica, el principio del placer-displacer está suficientemente despierto, mostrará la señal de alerta que es la molestia, el dolor, la angustia, y el rechazo a ese padecimiento. Por eso las personas suelen postergar su análisis hasta que sus síntomas interfieran suficientemente en su vida cotidiana. Es que el displacer es una reacción vital ante todo aquello que nos ataca.

c-Sospecha de alguna intervención personal en lo que le pasa, es lo que antes denominamos capacidad de insight, es decir cierta capacidad de apreciar su funcionamiento psíquico sin valorarlo.

d-Curiosidad: el afán investigador del paciente: la curiosidad del paciente es un factor fundamental, es un derivado sublimado de la sexualidad infantil, si ha caído totalmente bajo la represión no hay interés en entender qué es lo que le está pasando. 

e- A.E. VII, 241: el analista  no debe estar bajo la enorme presión de la necesidad de la inmediata eliminación de síntomas, como en el caso de anorexias graves. En estos casos el análisis sólo se puede llevar a cabo en situación de continencia del paciente de parte del clínico. Lo mismo  decimos de las adicciones, entre las cuales figuran muchos casos de obesidad y tabaquismo. Las urgencias quitan fuerza al motor del análisis. Tampoco están para colaborar en el análisis los casos de histeria o fobias aguda, y durante los ataques de pánico.  Lo que dice Freud es que la persona que se someterá a un análisis debe ser capaz de un estado psíquico normal: en épocas de confusión o de depresión melancólicas no se consigue nada ni aún en los histéricos. 

f- el analizando debe tener un cierto monto de inteligencia natural  y de desarrollo ético en el sentido de ser capaz de jugar limpio. En las personas sin valor intelectual o ético el paciente no comprende que es incapaz de entender y es incapaz, por su patología, de colaborar absolutamente con el analista y a éste no se le despierta interés que le permite profundizar en la patología porque especialmente se siente totalmente solo en el trabajo.

g- Indicaciones: el campo de las neurosis es el primero en la aplicación del psicoanálisis y sigue siendo el principal. Sabemos que las malformaciones acusadas de carácter, las caracteropatías, son una fuente de resistencia difícil de vencer. Por eso Freud pensaba que la constitución ofrecía un límite a toda psicoterapia. En estos casos sólo los aspectos neuróticos de la personalidad pueden ser, excepcionalmente, tratados y a veces el análisis de esos aspectos va corroyendo las bases del carácter y hacen posible la emergencia de más neurosis a costa de la caracteropatía. Depende del criterio clínico, pero en algunas perversiones y psicosis algunos analistas ven indicación de análisis. Por supuesto que si un paciente de los llamados psicosomáticos tienen condiciones para analizarse, está muy indicado hacerlo. 

h- La edad del paciente apunta en contra del análisis.

i - No hay motor de análisis en las personas que concurren por presión de familiares o por condiciones impuestas por otros: jueces, educadores, etc.

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