En M. Klein, el sí-mismo (self) es el conjunto de los sentimientos y las pulsiones de la personalidad entera; a diferencia del yo, que se refiere a la estructura de la personalidad.
Cuando el objeto se escinde en bueno y malo, lo mismo ocurre con el sí-mismo, cuyas diferentes partes así escindidas pueden entrar en conflicto.
D. W. Winnicott, hizo una distinción concerniente al desarrollo del niño (en traducciones al francés, se omitió deliberadamente verter self por soi). Para Winnicott, el yo del lactante se encamina hacia un estado en el que las exigencias instintivas se experimentan como parte del self y no del entorno. Winnicott establece un paralelismo entre self verdadero y se!f falso: retoma con esto la distinción freudiana entre, por un lado, una parte central del yo gobernada por las pulsiones o por lo que Freud llama sexualidad pregenital y genital, y, por otro lado, una parte dirigida hacia el exterior, que establece relaciones con el mundo.
El self falso está representado por toda la organización que se construye sobre la base de una actitud social cortés, de buenos modales y cierta contención. El self verdadero es espontáneo, y los acontecimientos del mundo se han acordado a esta espontaneidad a causa de la adaptación producida por una madre suficientemente buena.
¿Cómo articular estos temas en la clínica? No te pierdas la conferencia de Isidoro Vegh: Yo, ego, si-mismo: consecuencias clínicas.
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