domingo, 12 de junio de 2022

Transferencia, repetición, interpretación, deseo de analista

Entender que la transferencia es cierre del inconsciente va de la mano de la distinción entre transferencia y repetición. Si bien la transferencia no es la repetición y su interpretación no consiste en decir al analizante que repite con el analista, no hay manera de salir de las trampas de la transferencia (amorosas, odiosas u otras) sin entender la repetición. Claro que la repetición está en el análisis por todas partes, de ahí que se llegara a pensar la interpretación como una formulación del tipo “aquí y ahora conmigo como si fuera otro”. Pero la interpretación no consiste en enseñarle eso al analizante porque el trabajo no es reflexionar sobre su relación con el analista, que fue un resultado de la encerrona pos-freudiana en la relación de objeto (intersubjetividad, “a --- a’” en el esquema L).
En función del camino que sigue el análisis (que no es cualquiera ni azaroso) el enamoramiento del analista, por ejemplo, se lee como un cierre del inconsciente que hace necesario una interpretación que permita abrirlo nuevamente, esto es: que el analizante continúe “su” análisis. Esta interpretación no lo lleva hacia qué sucede con el analista sino a qué cosas le pasan, digámoslo así, consigo mismo. Se matematiza de este modo: 
$←Ⱥ
donde el vector que va de “A barrado" hacia “$” indica que eso llega de un Otro que, estando barrado, es deseante.

El psicoanálisis es un lazo social discursivo (expresión redundante porque no hay lazo social alguno fuera de discurso). Es fundamental tenerlo en cuenta al leer en Freud que el análisis se hace al calor del amor de transferencia, pero se cae en la confusión de Breuer si no se advierte que este amor no es más primario que el deseo inconsciente. Por esta razón en el psicoanálisis no hay tratamiento de nada imaginario aislado de lo simbólico ni de lo real con que se anuda. El deseo en juego, inconsciente, es deseo del deseo del Otro (genitivo objetivo), involucrando por lo tanto al deseo del analista, que no es menos inconsciente. Es preferible decir “deseo inconsciente del analista” y no “deseo del analista” para enfatizar que no se trata de sus pretensiones ni de sus ideales. Ésta es el ancla indispensable de la dirección de la cura, si se trata de psicoanálisis y no de otra cosa.

Fuente: Raúl Courel "Transferencia, repetición, interpretación, deseo de analista".

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