domingo, 16 de agosto de 2020

Diario de un psicólogo en apuros: ¿Ahorrador... O rata?

La codiciosa hormiga
respondió con denuedo.
ocultando a la espalda
las llaves del granero:
"¡Yo prestar lo que gano
con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana:
¿Que has hecho en el buen tiempo?"
Samaniego

¿Se es rata o ahorrador? Recuerdo esta página, que ya llegó a su fin (los editores ratas no quisieron pagar más espacio de host) donde uno tenía que votar si la retentiva conducta respecto al dinero de quien la envió era un caso de sano ahorro o de despreciable raterismo. 


Cito dos casos, por poner un ejemplo:

Desde que mi madre entró en la menopausia, en casa no ha entrado ni una sola compresa, en su lugar, hace que tanto yo como mi hermana, utilicemos toallitas o papel higiénico, lo que resulta bastante asqueroso. ¿Ahorrador o rata?

Con toda la fruta muy madura que casi es incomestible, recorto los trozos aprovechables, quito pieles y pepitas y hago una mermelada que puedo utilizar en el desayuno o merienda. ¿Ahorrador o rata?

La primera fue catalogada por la mayoría como "rata", mientras la segunda "Ahorrador". ¿Cuál es la diferencia entre una y otra?

Le llevé la cuestión a mis abuelos, quienes han dado su veredicto para que el ahorrador no se transforme en rata. Atención a éste, que vienen de la mismísima experiencia de vida:

1) El ahorro siempre es en privado: Norma fundamental. Mi abuela Nélida dice que "Se ahorra de las puertas para adentro, en privado. Cuando recibís gente, no puede faltar comida ni bebida"

Por vivir en sociedad, todos adherimos a un pacto que implica no hacer lo que nos venga en gana. Eso quiere decir que no podemos andar por la vida tacañeando el centavo sin recibir una condena social. Mi querida, si has invitado a alguien a comer, ¡Quiero ver ese intercambio de dinerillos sin chistar a la hora de la cuenta!

Dentro de tu casa, ¿A quién le importa lo que hagas? ¿Quién puede saberlo? Yo en departamento tengo una unidad de producción: soy fanático de hacer mis propios perfumes, mis jabones, mis velas, mis conservas y hasta mis brevajes (que son los que publico acá). Incluso, lavo mi ropa, cocino, plancho, etc.

2) Se ahorra en lo que uno conoce: Jugar al plomero o al electricista, si no tenés idea, es una pésima idea. No solo puede salirte más caro, sino que además puede ser peligroso. ¿Querés ahorrarte unos pesos lavando y planchando en tu casa? No hay problema. ¿Querés bajarte películas de Internet para no pagar? No hay problema. Pero no me vengan ahora con que todos sabemos sobre instalaciones de gas, porque así les va a ir.

3) No se ahorra en uno mismo: Lo barato sale caro, dicen. Existen ciertos gastos que deben hacerse para prevenir un mal mayor. Por ejemplo, uno puede comprarse anteojos baratos sin protección UV a costa de la salud de los propios ojos. O puede comprarse zapatillas baratas que le arruinen la columna. O comprar preservativos baratos que te dejen a la dulce espera... de un chancro sifilítico. Sugiero que cuando se trate de cuestiones básicas de salud de nuestro propio cuerpo, no demos lugar a la retentiva anal.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario