La adicción es un síntoma de un malestar social y cultural. y se asentúa por la globalización y consumismo en el que vivimos. Hay escasas posibilidades de desarrollo de los jóvenes y muchos mensajes orientados hacia el consumo.
Es importante el trabajo de prevención para que la gente analice su realidad y recomponga la forma de comunicación con su familia.
Las drogas han penetrado todos los estratos sociales, porque la globalización no solo resalta las diferencias, sino que unifica hábitos. Es frecuente no poder distinguir las funciones del padre y del hijo. Se han perdido rituales y costumbres que unificaban a la familia.
El adicto pide ayuda cuando ya no da más. Es el último en enterarse de su adicción, porque todos lo saben menos él. En la adicción hay un fuerte componente de negación. En las patologías con deterioro más lento o sin legalidad (cigarrillo o alcohol), ésto se incrementa.
Contención y tratamiento en la comunidad terapéutica: contención + desarrollo de potencialidades de cada persona. Se trabaja interdisciplinariamente y con otros, para que el paciente vea que “yo no soy el único con problemas”. El especialista debe tener, además de su formación, condiciones humanas porque estos son pacientes que además de tratarse, deben re-educarse porque les faltan límites.
La familia participa activamente. Se hacen reuniones con ellos y con la red significativa del paciente.
La soledad es una de las razones emocionales de la adicción. El adicto es alguien con carencias afectivas que no sabe cómo pedir.
En la comunidad terapéutica no se medica, sino que el personal pone el cuerpo para mitigar la angustia. Las drogas que se consumen en nuestro país causan únicamente adicción psicológica (no se consumen los derivados del opio como heroína).
Tratamiento mixto, como la vida misma. Pero se advierte de los riesgos de las relaciones entre pacientes, porque puede interferir con el trabajo terapéutico.
En la comunidad hay pautas que pueden hacer perder la permanencia. Es decir, la comunidad tiene algo protector como la función materna, pero a su vez tiene condiciones a modo de ley paterna. Se protege al paciente, no se lo sobreprotege.
Resocialización: aprender a vincularse nuevamente. El índice de rehabilitación es del 33% (bajo). Los otros dan vueltas por distintos tratamientos o siguen consumiendo. Es preferible pensar en personas neuróticas o psicóticas que consumen, no se puede generalizar con si hay cura a la adicción o no.
Seguimiento: dura mínimo 3 años hasta el alta.
En la comunidad terapéutica se pretende: 1) pasar de relaciones dependientes a relaciones autónomas. 2) Ampliación y cambios en la red. 3) Respeto por las diferencias familiares, los lugares de cada familiar y donde las relaciones no devoren a los otros.
Recaída: Es cuando el paciente en tratamiento consume droga. Está causada por pensamientos automáticos negativos que ellos tienen y no han podido dialectizar. No se lo expulsa si logra trabajarlo terapéuticamente. La recaída es una posibilidad en el tratamiento. Si la persona ingresa drogas en la comunidad, queda expulsada.
Una recaída moviliza porque el paciente se ve a sí mismo en los motivos que llevaron a hacerlo. Aprecia que no es lo mismo que se no se drogue a que sí lo haga.
La organización en la comunidad es compleja. Hay horarios para levantarse, para acostarse, para comer, para hacer terapia y tiempo libre. Los quehaceres son gestionados por los pacientes mismos y supervisados.
Lo importante es que la persona que se recupera no pierda la memoria, porque lo que se olvida se padece.
Fuente: Rey, Alberto: “Drogas y Comunidad Terapéutica”
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