Lo que estamos padeciendo en este confinamiento es angustiante y poco placentero. Predomina el aburrimiento, que debemos diferenciar de la depresión. En el aburrimiento, la capacidad de sentir placer está latente aunque limitada por el encierro que nos despoja de nuestras rutinas y estimulos propios de nuestra vicisitudes cotidianas. Esta situacion genera con frecuencia aburrimiento. Abordar la depresion, en cambio, implica considerar diversos padecimientos que se pueden agrupar en categorías:
A) Estados de ánimo y afectividad: tristeza, baja autoestima, autorreproches, pérdida de placer e interés, sensación de vacío, apatía, ansiedad, tensión, irritabilidad, inhibiciones varias.
B) Pensamiento: concentración disminuída, indecisión, culpa, pesimismo, crisis de ideales y de valores, pensamientos suicidas.
C) Manifestaciones somáticas: alteración de algunas funciones (insomnio, hipersomnia, aumento o disminución del apetito, disminución del deseo sexual); dolores corporales (cefaleas, lumbalgias, dolores articulares) y síntomas viscerales (principalmente gastrointestinales y cardiovasculares).
Muchos hombres deprimidos no son diagnosticados porque su actitud no consiste en recluirse en el silencio del abatimiento sino en el ruido de la violencia, el consumo de drogas o la adicción al trabajo. Suelen mostrar lo que, con un eufemismo, se suele llamar “irritabilidad”.Pocas veces el varón expresa la alteración del estado de ánimo a través de síntomas psíquicos como la tristeza, la labilidad emocional o la ideación depresiva. Por eso la depresión masculina está más enmascarada que la femenina y puede pasar inadvertida cuando el profesional –médico, psiquiatra o psicólogo- no advierte que la depresión se está manifestando como anorexia, astenia, dolores musculares, cefaleas, insomnio, pérdida de peso.
Una frustración narcisista puede precipitar una depresión al producir un colapso de la autoestima si la persona se siente incapaz de vivir acorde con sus aspiraciones.
Coincido con Richard Friedman:"Mi intención no es sugerir que la pandemia no pueda causar un incremento de enfermedades mentales graves; eso es bastante factible. Solo estoy afirmando que es prematuro hacer ese juicio. Mientras tanto, no tratemos el estrés cotidiano con medicamentos. Y no le tengamos pavor al aburrimiento, más bien intentemos utilizarlo a nuestro favor".
Fuente: escrito por Luis Hornstein
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