Un prepsicótico no es fácilmente reconocible como tal, pues puede comportarse socialmente como los demás, según Lacan, "mediante una serie de identificaciones puramente conformistas con personajes que le darán la idea de lo que es preciso para ser un hombre"... o una mujer.
El prepiscótico imita y se engancha a la imagen de un semejante o un par y lo utiliza de muleta. Puede pasarse toda la vida de esta manera sin que se declare una psicosis. El psicótico puede permanecer de manera conformista en estos moldes exteriores y estereotipos de comportamiento.
Todo puede ir bien hasta que... se produce "el encuentro con lo real", es decir, un acontecimiento imprevisible que trastoca el equilibrio y rompe las significaciones adquiridas. Donde antes había coincidencia de saber y verdad, de repente ocurre algo que trasgrede las reglas que el prepsicótico había admitido como garantías.
¿Qué clase de acontecimientos podrían ser? Un encuentro amoroso, la proximidad de la maternidad o paternidad, un hecho político, un descubrimiento... También, una traición conyugal, un fallecimiento inesperado, un fracaso profesional, una derrota política... En todos estos hechos, lo importante es que surge una nueva verdad, el saber falta y la interrogación queda suspendida.
El hecho en cuestión al que el psicótico responde tiene que hacer coincidir dos elisiones: una en lo imaginario y otra en lo simbólico.
La elisión en lo imaginario ocurre cuando las significaciones que dan los otros imaginarios (relación a -a' en el esquema L) no alcanza para dar respuesta ante la novedad que surgió. Lo imaginario que hacía de sostén y de referencia falla. Por ejemplo, a Schreber lo designan Presidente de Cámara en la Corte y sus subordinados resultan ser varios años mayores que él en edad. Hay una inversión de las generaciones.
Para asumir la función de autoridad paterna, Schreber debería haber superado esta inversión de generaciones imaginaria, pasando del otro al Otro (pasar del apoyo en el espejo al apoyo de la palabra). Alguien no psicótico, con inscripción del Nombre-del-padre, podría cortar esta relación con lo imaginario y hacer frente a esa designación haciéndole frente a lo desconocido, apoyándose en ese significante inconciente.
Cuando los modelos imaginarios no alcanzan para responder, decimos que en el sujeto psicótico hay una descompensación (Verwesung)
La elisión en lo simbólico: La psicosis se desencadena cuando a la falla imaginaria se le suma y coincide con una segunda falla: el llamado a un significado de base, el Nombre-del-padre, que en el psicótico está forcluída (abolida). El psicótico invoca a este significante en el Otro, que está ausente. Se abre en el prepsicótico un vacío insoportable en el orden simbólico.
Estos dos agujeros -en lo simbólico y lo imaginario- coiinciden en uno solo, causando el desencadenamiento de la palabra según estos dos tiempos sucesivos: el de la perplejidad y la convicción.
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