El dolor es una reacción vital contra el instinto de muerte. Sin dolor, no habría registro de una noxa y la vida queda expuesta sin señal de alarma. Al registro del dolor Freud lo llama el guardián de la vida. Si el guardián de la vida anímica, el principio del placer-displacer está suficientemente despierto, el paciente mostrará la señal de alerta que es la molestia, el dolor, la angustia, y el rechazo a ese padecimiento. Por eso las personas suelen postergar su análisis hasta que sus síntomas interfieran suficientemente en su vida cotidiana. Es que el displacer es una reacción vital ante todo aquello que nos ataca.
Ángel Garma se refería al dolor como una formación reactiva contra el instinto de muerte, así como el asco es una formación reactiva contra la sexualidad.
S. Freud. dice, en El Problema Económico del Masoquismo:
"Si dolor y displacer pueden dejar de ser advertencias, para constituirse, ellos mismos, en metas, el principio del placer queda paralizado, y el guardián de nuestra vida anímica, por así decir, narcotizado."
En Introducción del Narcisismo, Freud cita a Wilhelm Busch, al pie de página en AE XIV, 79, y habla del dolor de muelas que padecía un poeta: "en la estrecha cavidad de su muela se recluye su alma toda". También dice que, en el dolor y en la enfermedad, la disposición para amar decae que "en la enfermedad el yo es lo único que se ama y se protege".
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