lunes, 5 de octubre de 2020

El ordenamiento de la psicopatología psicoanalítica: las psicosis

En esta serie del ordenamiento de la psicopatología psicoanalítica freudiana, venimos viendo:

- La neurosis histérica.

- La neurosis fóbica.

- La neurosis obsesiva.

- La neurosis de angustia.

Hoy dejaremos atrás el campo de las neurosis y continuaremos con las psicosis. Las psicosis tienen un mecanismo estructurante que irónicamente es desestructurante: la desestima (Verwerfung). En lugar de ser la represión primaria como en la neurosis, el futuro psicótico no llega a atravesar los complejos de Edipo y castración, porque al llegar a esa altura, aplica una defensa muy enérgica, que es la desestima de los complejos de Edipo y castración. Desestimar como traducción de Verwerfung quiere decir que no arribaron, no se han considerado ni involucrado a los complejos de Edipo y castración.

¿Cómo es posible la Verwerfung? Freud no termina de explicar cómo es posible que el aparato psíquico haya llegado a esto. Hay un ariculo que nos da algunas explicaciones: La escisión del yo en el proceso de defensa. Este artículo, que es de los últimos de Freud, donde sostiene que la represión la tenemos todos y que la represión primaria es constitutiva del aparto psíquico. Todos tenemos represiones y neurótico es quien cuantitativamente ha aplicado más represiones. La diferencia entre alguien sano y neurótico es cuantitativa.

La escisión del yo en el proceso de defensa plantea que todos nos defendemos de represiones y que además todos los yoes han llegado a ser yo de realidad definitivo con cierta cuota de escisiones. Es decir, no solo tenemos represiones, sino disociaciones que no enferman, pero que están. Por ejemplo, pueden haber seres muy racionales, por ejemplo un científico, que sin embargo creen en la magia. Estas disociaciones llegan a la adultez. Para Freud, el aparato psíquico comienza disociado, con un yo de placer purificado y un objeto hostil. Es decir, comienza con dos núcleos representacionales absolutamente separados. Melanie Klein no leyó a Freud cuando tuvo la idea de la posición esquizoparanoide, donde hay un yo bueno y una teta buena; un yo malo y una teta mala persecutoria. Ella no cita esto de Freud.

El aparato psíquico comienza disociado en dos territorios: en el objeto hostil y en el yo de placer purificado, según Freud. Lo que él no tomó en cuenta en el avance estrato por estrato fue que estos dos espacios no se integraban de una manera total. Melanie Klein supuso que se integraban en la posición depresiva. Si leemos el artículo de La escisión del yo en el proceso de defensa, habría que suponer que hay una gran integración en la segunda oral, pero hay que suponer que esa integración no es perfecta y que el yo en su avance de integración y constitución del objeto, sufre imperfecciones que puede ir arrastrando, incluso, de estrato en estrato. 

La suposición y propuesta sería que para llegar a una defensa tan fuerte como la desestima, tuvo que haber habido una fijación en la primera oral. Muchos posfreudianos sostienen que han habido injurias muy tempranas para que se llegue a una psicosis. Melanie Klein supone que tienen que haber habido trastornos en la esquizoparanoide para que se produzca una psicosis. La suposición de integración en la fase depresiva, en Klein, garantiza una neurosis. Freud no desarrolló esto de la fijación maligna en la primera oral, que no es de la misma manera que la fijación oral de la histeria, que está combinada con la fijación al complejo de Edipo. Esta fijación "maligna" de la psicosis, al ser una fijación de elementos disociativos, han ido trabando el avance integrativo poco a poco del resto de los estratos, hasta llegar a lo que hubiera ser el planteo de los complejos de Edipo y castración. Allí, ese aparato psíquico no puede asumir la triangularidad y entonces no la asume, la desestima. En cambio, la fijación oral de la histeria se trata de una demanda oral que llega al complejo de Edipo y logra establecer un yo y un superyó. La defensa organizativa de las neurosis es la represión.

A un psicótico es inútil plantearle problemas edípicos, porque tiene más bien problemas especulares con sus padres. Las instancias que hubieras debido ser propiamente secundarias (Yo R.D. y superyó) se instalen sobre bases pantanosas y de manera débil en el sistema pcc-cc. Freud habla de un hecho desencadenante del brote o crisis, pero podemos decir que ese aparato psíquico con disposición psicótica va fracasando poco a poco ante las demandas de la vida, hasta que hay un punto en que se produce la retracción psicótica.

La retracción psicótica es el primer tiempo del brote. El brote psicótico tiene dos tiempos: retracción y restitución.

En la retracción, las instancias secundarias se han establecido de manera lábil, ese momento de la vida en que ya fracasa la estabilidad del aparato psíquico hace que se empiecen a derrumbar parámetros de los sistemas secundarios, lábilmente establecidos. Retracción quiere decir que se derrumban parámetros sintácticos, semánticos, lógicos y de organización afectiva, que estaba débilmente organizados en los sistemas secundarios. Por lo tanbto, hay un derrumbe de estas corrientes de libido que retroceden hacia los sistemas inconscientes, hacia las representaciones cosa. Este prime tiempo del brote debe ser percibido como un déficit.

El paciente psicótico, en la retracción, siente una angustia de aniquilamiento al perder contacto con la realidad, el contacto con su propio cuerpo. Se retrae el sistema secundario. En este punto, no dicen delirios, sino que comienzan a hablar mal o de forma extraña: errores sintácticos, semánticos, neologismos, falta de lógica y aplanamiento afectivo. Es un lenguaje esquizofrénico que en este punto no llega a ser delirante, sino que muestra la caída de los parámetros del lenguaje, que pueden ser evidentes o no. Para muchas personas esta fase pasa desapercibida.

La vivencia del mundo que frecuentemente refieren estos pacientes se debe a la pérdida de investiduras y conceptos, que es lo que nos une al mundo. Como el psicótico los está perdiendo, tienen la vivencia de fin del mundo. Ya en este momento estamos ante la eclosión de la enfermedad.

La otra fase es la restitución, donde se ocupa el vacío que dejó la retracción con representaciones cosa del inconsciente. De esta manera, avanzan las pulsiones, las representaciones cosa del incinsciente y se producen los delirios, las formaciones bizarras. Se produce la restitución de un yo delirante. Es un intento de reorganización, aunque sea delirante y enfermedad, que es mejor al vacío.

Fuente: Encuentro n° 39 de Freud Desconocido.

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