jueves, 8 de octubre de 2020

La histeria, entre el cuerpo y el sentido

Como hemos visto en otras oportunidades, el psicoanálisis nació del encuentro de Freud con las histéricas, esas mujeres que necesitaban hablar. El psicoanálisis partió de la articulación de las palabras y el cuerpo. El síntoma habla. Freud, como venimos viendo en Análisis fragmentario de una histeria, nos dice que ningún síntoma histérico puede producirse sin la facilitación somática en algún órgano en el cuerpo.

El síntoma histérico es la expresión de una fantasía de contenido sexual infantil que tiene más de un sentido y sirve simultpaneamente de expresión a varios contenidos inconscientes. Es desde el inconsciente desde donde el cuerpo hace su llamado. En el historial de Dora, Freud coloca en el centro los pensamientos en relación al padre y sus pasiones, que van sosteniendo el encadenamiento de los síntomas: la tos, la afonía, la masturbación, la afonía, el asma, etc.

Recuerden que Dora le hablaba a Freud todo el tiempo de su padre y de los pensamientos en relación a él, él en relación con la sra. K, con Dora misma, todo el tiempo. Esa era toda la preocupación de Dora. Recordarán que a los 8 años Dora ya presentaba, al decir de Freud, síntomas neuróticos, como la disnea y los ataques de angustia. Esa edad fue el momento en que ella dejó de mojarse en la cama, según las entrevistas con Freud. Posterior al tiempo de interrupción de la masturbación, que tomaba el período edípico. Freud lo une con la frase de Dora "Espiar con las orejas". Ella colocaba esta frase para decir que estaba en el dormitorio contiguo de los padres y prestaba atención a lo que allí sucedía. Dora sustituye el masturbarse por la inclinación a la angustia.

A los 12 años le aparecieron migrañas y ataques de tos nerviosa. Se presentaban juntos al principio, hasta que los síntomas se separaron. La migraña, hacia los 16 años, desapareció. Y el síntoma de la tosse sostuvo hasta llegar a la afonía total. A los 18 años va a ver a Freud por segunda vez. Ella había ido a los 16, pero no se puedo armar nada allí. A los 18 ella es llevada por su padre a aver a Freud. El padre, en algún momento se había tratado con Freud y había tenido una mejoría importante. En relación a esa transferencia, lleva a su hija. El padre de Dora había dejado una carta donde se despedía, dejando a entender que iba a quitarse la vida. Entonces el padre pide una consulta con Freud.

Freud en ese momento sufría de desazón, de alteraciones del carácter y se mostraba francamente insatisfecha. En las entrevistas, ella le comenta una vivencia que había tenido con el sr. K cuando tenía 14 años. Ella cuenta que iba a ir a con la sra. K a la tienda de ellos para ver algo importante que pasaba en la plaza principal. Él, con antelación hizo que su mujer no concurriese. Se encontraba solo cuando Dora llegó a la tienda, la abrazó y la besó en los labios. Hay ahí, dice Freud, una franca excitación sexual. Dora sintió asco y salió corriendo, sin decirle nada a nadie. Al contárselo a Freud, esto tomó un carácter de confesión. Dijo que era la primera vez que lo contaba y ahí Freud es bastante firme. Nos dice que en esa escena Dora ya era totalmente histérica y define como histérica a toda persona que, sea o no capaz de producir síntomas somáticos, la excitación sexual le provoca sentimientos de displacer. Hay un trastorno del afecto y un desplazamiento de la sensación. En lugar de la sensación genital, que se esperaría en una adolescente, le sobreviene displacer en el tramo de entrada del aparato digestivo: le da asco. O sea, de la zona genital se desplaza al aparato digestivo.

Volveré a retomar esta definción de Freud y reconducirla un poco, para ubicar que la producción o la formación de síntoma primero  la represión. Tenemos el afecto y el desplazamiento de la sensación. El efecto de la represión es una formación de compromiso. Digo esto para volvernos a ubicar, porque con todo el contexto de la época puede estar la interrogación por un abuso de un hombre más grande hacia una adolescente. Tenemos que tener en cuenta que cuando se trata de un abuso, es algo que tiene un carácter traumático que no se puede procesar y que no toma la vía sintomática; al contrario, todo el tiempo intenta inscribirse. Así que es una vía totalmente diferente.

Tenemos el desplazamiento y la repugnancia por los alimentos. El asco no fue permanente, pero después se desplazó hacia los alimentos y Dora comenzó a alimentarse mal. Esa escena en la tienda había dejado una sensación que se le daba a veces. Dora seguía sintiendo la presión de aquel abrazo en la parte superior del cuerpo. Freud nos dice que durante el abrazo, también sintió la presión del miembro erecto y fue desplazada al tórax. este desplazamiento es un requisito de los síntomas. Así, Dora evita acercarse a cualquier hombre que cree excitado por miedo a sentir algún signo de la excitación. Los 3 síntomas, el asco la sensación de opresión en el tórax y el horror a los hombres, están relacionados.

El asco corresponde a la represión de la zona de los labios por el chupeteo infantil. Recuerden que durante la infancia estaban estos recuerdos que Freud fue construyendo alrededor de la masturbación infantil, con el chupeteo y el toqueteo del lóbulo de la oreja.

La presión del miembro erecto produjo una excitación en el clítoris y por desplazamiento, una sensación de opresión el torax. La fobia a la excitación sexual está relacionada con esto.

Todo síntoma histérico, nos dice Freud, requiere de la contribución de los somático y lo psíquico. No puede producirse sin cierta solicitacion somática en determinado lugar del cuerpo. Algo causa el síntoma, la solicitación somática, pero la fantasía o sentido es segundo momento. Se trata de un sentido que el sujeto no conoce por ser inconsciente. El síntoma histérico no trae un sentido, sino que el sentido le es prestado, le es soldado a él. La fantasía inconciente o el sentido no es la causa del síntoma. Por ejemplo, de la tos. El inconsciente le entrega al síntoma un sentido que no es su causa. Freud plantea que el síntoma se constituye como la expresión simbólica de un deseo. Se produce un síntoma conversivo, un síntoma que sigue como palabra atrapada en el cuerpo, que por la imposibilidad de ser asociada, es inervada en el cuerpo.

Para Lacan, el síntoma conversivo es una metáfora. Es un cuerpo sufriente que hay que descifrar. No se trata d euna verdad, sino que nos conduce a una verdad. El cuerpo en el que se encarna el síntoma conversivo no es anatómico, sino imaginario, sostenido por lo simbólico. Ese cuerpo se hace soporte del sentido. El lenguaje otorga un cuerpo; el psicoanálisis descubre que el síntoma dice algo y que dejándolo hablar se sostiene la lógica de la cura. Se sostiene la lógica de la cura porque es necesario no erradicar el síntoma, ya que es efecto de la estructura del sujeto y sostenerlo nos va a permitir ir avanzando en todo el camino a recorrer en el tratamiento.

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