Hoy continuaremos con el ordenamiento las psicosis, específicamente con la paranoia, que no tiene el nivel de desorganización que vimos en la esquizofrenia. Esto quiere decir que ha niveles de organización del yo y del objeto un poco más avanzados.
Como todas las psicosis, la paranoia tiene la fijación oral maligna que veíamos la vez pasada, la cual produce la desestima de los complejos de castración y Edipo. La paranoia, en particular, llega a tener fijaciones en las etapas anales. Esto hace que en la paranoia hayan identificaciones especulares. Aunque Freud no las llama así, vemos que Freud habló del doble en Lo siniestro y lo describe que el emisario de la vida puede ser el emisario de la muerte, porque el doble de uno es una duplicación narcisista.
En el mito de Narciso, el muchacho era tan bello que se vio reflejado en las aguas de un río y queriendo abrazarse enamorado de su propia imagen, se cayó y se ahogó. Pocas veces se pudo describir tan bien el amor narcisista hacia uno mismo, que parece un amor vital en principio, pero es mortífero como lo vemos en Lo siniestro, donde el doble puede ser vital, pero termina siendo mensajero de la muerte.
En el caso Schreber Freud no menciona nada de esto, que es el texto más grande sobre la psicosis. El Presidente Schreber tiene un delirio absolutamente florido. El núcleo central del asunto es que él se siente perseguido por Dios. Dios lo ama y se quiere casar con él para engendrar una nueva humanidad. Schreber teme a semejante honor, pues cuando Dios se case con él lo va a transformar en mujer. O sea, Freud plantea esto como que el paranoide tiene un amor homosexual y da algunas transformaciones. Dice que el paranoide se enamora homosexualmente de otro sujeto, teme ese amor homosexual y entonces lo transforma en "Yo no lo amo, él me ama". Hace otra transformación, que es la de "Él no me ama, él me odia" y ahí se constituye la persecución. Schreber ha trasladado el delirio de Dios estas transformaciones.
¿Dónde está el odio escondido? Justamente en que el día que Dios se case con él lo va a transformar en mujer. No se trata solamente de la castración necesaria para transformarlo en mujer, lo tremendo en el delirio de Schreber es que cuando Dios concrete ese casamiento y transformación, Dios concretará un almicidio, o sea, le va a asesinar el alma. Ahí ya está constituído el delirio totalmente persecutorio. O sea, se ha proyectado el objeto homosexual, según Freud, del que tenemos que tener cuidado actualmente para no patologizar la elección homosexual de objeto. André Green habla de objeto homoerótico, porque no hay ninguna concreción sexual. El acento aquí está en el espejo, la imagen especular. Ningún paranoide quiere concretar una unión homosexual; el problema es lo homoerótico, la dobe imagen especular. El paranoide coloca todas las distancias ante la posibilidad de encuentro fusional, donde desaparecería el yo. Como en el mito de Narciso, si yo lo amor y me junto, desaparezco.
La paranoia ha tenido un grado más de avance en el aparato psíquico respecto a la esquizofrenia, por lo cual los delirios paranoides son célebres por ser mucho mejor armados que los delirios esquizofrénicos. Incluso, muchas veces son convincentes.
Las transformaciones yo lo amo, él me ama, él me odia, son transformaciones defensivas. Es interesante que André Green haya dicho homoerótico y no homosexual. En este último caso, se concibe el deseo como una elección sexual. En la paranoia, se trata de un deseo fusional, un amor narcisista donde el paranoico siente que puede desaparecer en el otro.
Hay formas no psicóticas de la paranoia, como el querulante. Se trata de gente que siempre está peleando y protestando y que encuentra argumentos para pelearse con diversas personas por las cuales sienten perseguidos. Simone de Beauvoir la describe en una amiga, al hablar de la erotomanía. Es gente que siente que alguien se ha enamorado perdidamente de ella, pero lo persigue. Sufren tremendamente por la persecución erótica, hasta un punto en que temen esa persecución, que es delirante. Cualquier llamado por teléfono o encuentro casual lo toman como una persecución hacia ellos y un intento de abordaje. Entran dentro de los trastornos narcisistas, donde el temor de fondo es a la fusión. La celotipia es también una forma paranoide.
En el delirio psicótico, la trasmutación del amor al odio se debe a la fijación en las dos etapas anales y lo característico de ellas, que es la ambivalencia. El temor a la fusión es una regresión a la primera oral. En Schreber, esta fusión es mortífera, almicida. Las etapas anales son muy productivas en el odio, ya sea por la expulsión o por la retención. Todos los autores remarcan que hay sadismo expulsivo o retentivo. Son dos formas del sadismo y del odio.
Fuente: Encuentro n° 40 de Freud Desconocido
No hay comentarios.:
Publicar un comentario