miércoles, 4 de noviembre de 2020

Inhibición, síntoma y angustia: causa y tratamiento

Inhibición, síntoma y angustia es un clásico texto de Freud de 1926, donde Freud reformula estos tres conceptos. El psicoanálisis, desde que existe, ha cambiado y se hace día a día. El psicoanálisis implica la palabra y la escucha. 

Angustia
La angustia es un afecto y una señal. La primera angustia de Freud estaba relacionada con la libido sofocada, no descargada. La ligó con el coito interrumpido, que en la época de Freud era más común. Otto Rank habló de la angustia de nacimiento, de la separación con la madre.

En 1926 Freud reformula su teoría de la angustia, para hablar de la angustia señal.

La angustia es angustia de castración y no está en juego el tema de la muerte como en las crisis de pánico. Muchos psicoanalistas no hacen esta distinción, pero lo que se ve en el pánico es que el fantasma está tomado por un temor y el analizante lo liga a una inminente muerte.

La angustia ocurre en la inmicción de lo real sobre lo imaginario y se siente en el cuerpo. Hay algo que uno desconoce (lo real, que no puede pensarse) y atormenta al cuerpo. El Otro, con su opacidad, se puede transformar en un real que angustia (goce del Otro). Cuando ese Otro aparece demasiado completo, sin algo que le falta (el objeto a, que debe estar perdido), aparece la angustia. Cuando el objeto a aparece, uno se angustia. Lo real invadiento lo imaginario.

Inhibición
Freud la toma como una limitación funcional en el yo. Está muy ligada a lo que pasa en el cuerpo. Hay sujetos con distinta consistencia en su cuerpo, que se nota al dar la mano o un abrazo.

El cuerpo imaginario no se corresponde exactamente con el cuerpo biológico. Éste se produjo por identificación al cuerpo de nuestros padres, del Otro primordial. 

Las inhibiciones sexuales como la impotencia son un tema de consulta muy común entre los hombres. En la anorexia, hay una inhibición para comer. También hay inhibición para dar exámenes, inhibición para hablar, entre otras. La inhibición tiene que ver con la relación del cuerpo del niño con el Otro.

Lacan definió al inconsciente como el discurso del Otro: nos ha sido instigado según como hemos sido hablados por el Otro. Lo simbólico es lo que hablamos. El sujeto se apropia de lo simbólico, incluso hasta en la forma de hablar. El discurso no puede decirlo todo. Cuando lo imaginario se inmiscuye en lo simbólico, no nos deja pensar ni hablar: eso es la inhibición, la invasión del cuerpo en lo simbólico. Cuando estamos muy ocupados en nuestro cuerpo, no podemos hablar ni pensar. 

Lo simbólico, que es la palabra, tiene cosas que no se pueden decir. Freud decía que no se podía decir sobre el sexo femenino y que la muerte tampoco se podía inscribir en el inconsciente.

Síntoma
El síntoma es una formación de compromiso entre el principio del placer y el ello. Tiene que ver con la represión y el retorno de lo reprimido.

El síntoma es un intento por el cual a partir de la palabra uno intenta capturar lo real. Se trata de la invasión de lo simbólico -de la palabra- sobre lo real. 

El padre, como representante de la ley, separa al niño de la madre para que sea un sujeto y tener un cuerpo. Ni bien el chico empieza a andar y a hablar, ya empieza a pregustar por su cuerpo, por qué tiene pito o no lo tiene. Cada uno trata como puede el hecho de ser seres sexuados, no a la manera animal reproductiva, sino a nivel del goce sexual. Los niños tempranamente empiezan a hablar de la sexualidad porque es de lo que no se puede hablar. El niño de da cuenta que sus padres no son perfectos y tiene que enfrentar la vida y el sexo. 

La inmicción de lo simbólico en lo real provoca síntomas. Si la castración (el pasaje de la madre a la socialización) se produce, el sujeto pasa a enfrentarse con un Otro del que mucho no se sabe. El sujeto se enrieda en el Otro, que en realidad es un Otro real que existe en tanto el sujeto lo hace consistir. La inmicción en lo real de lo simbólico es el intento del sujeto de explicar lo que no sabe del Otro. La adivinación que el sujeto hace sobre el deseo del Otro no solo es imaginaria, sino que responde a su fantasma. Lo simbolico no puede recubrir todo lo real. Los tres registros no son homogéneos, excepto en las psicosis, donde no se distingue el cuerpo, de lo simbólico de lo real. Lo real es la vida misma, un agujero con el que hay que arreglarse. Lo real es lo que no puede pensarse, lo impensable. 

¿De qué habla un paciente? de sus Otros. Como hay relación sexual, vale todo. Freud hablaba sobre los fantasmas perversos polimorfos en las neurosis que no llevan al acto. 

Fuente: Esta entrada se redactó con las notas de la conferencia dictada por Benjamín Domb, el 21 de abril 2020 - Institución Fernando Ulloa.

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