miércoles, 20 de enero de 2021

¿Cómo se analiza un sueño en psicoanálisis?

El inconsciente es una instancia productora de sentidos sumamente creativa, que tiene una verdad que permanentemente pugna por ser dicha. Freud descubrió aquello que fallaba: los olvidos, los fallidos... Cuando él menciona que los sueños son la vía regia de acceso a lo inconsciente, lo que se abre allí es una escena con pedazos de eventos que han ocurrido en el pasado, situaciones actuales, de manera mezclada, que aparece de manera figuarada. Lo que nos pasa, en el sueño, aparece en imágenes.

En un principio, Freud propone que los sueños implican una realización de deseos. Después de la guerra, Freud notó los sueños a repetición de muerte en los soldados y comenzó a preguntarse qué pasaba allí y repiensa los conceptos.

El sueño escenifica lo que está pasando en el aquí y ahora del sujeto. Actualiza en una escena aspectos del pasado con ideas acerca del futuro. Pasado, presente y futuro se mezclan en los sueños. Freud nos recuerda que los sueños son tentativas de resolver, así como los delirios lo son en la psicosis. En la neurosis, los sueños son una tentativa de resolver una cuestión que el sujeto está elaborando. Cuando el paciente le cuenta un sueño en transferencia al analista, le abre la puerta a una serie de contenidos.

Se habla mucho de la técnica. Muchos psicoanalistas trabajan a los sueños por la vía significante, tomando palabras, partes de ellas. Si uno lee a Freud, observamos una libertad para hablar de pensamientos inconscientes, fantasías inconscientes, más allá de tomar una sola palabra. 

El sueño es isomórfico con la persona que lo sueña. Es común encontrar sueños donde el paciente elabora y está pensando. Otros sueñan con terrores, persecuciones. No podemos tomar a todos los sueños de la misma manera. Hay distintos modos de intervenir en los sueños, escuchando el pensamiento, las elaboraciones del sujeto; en otros pacientes, los aspectos más simbólicos donde uno persigue determinada palabra. Por ejemplo, una paciente sueña que le dicen "No te importa" y resulta que el padre era importador. No en todos los sueños aparece una palabra de esta manera.

Sabemos que el sueño se construye en base a dos operaciones del inconsciente: el desplazamiento y la condensación. Lo que importa en el sueño es que se hace presente la cadena simbólica:

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En la cadena significante se unen representaciones en un orden determinado. En realidad, de cada representación se desprenden otras que forman una red, aunque uno tome una parte en el análisis. ¿Cómo escuchamos la pulsión? ¿Y el afecto? Lo escuchamos en el tono, en la forma que esa representación está inervada de energía.

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También podemos escuchar la inervación de la pulsión en los tonos. Lo que tiene que ver con el afecto y la representación (recordemos la mención de representación inervada del afecto en los primeros tiempos de Freud). En el sueño, una representación puede, condensación mediante, recibir distintos montos de energía. Una determinada representación reúne cosas que vienen de antes. Por otro lado, el desplazamiento implica que el monto de energía de una representación reprimida pasa a otras representaciones más livianas.

Cuando nosotros escuchamos un sueño, lo que vemos es el movimiento del aparato psíquico. Freud recomienda pedir el relato pormenorizado del sueño. Luego, hay que hacer asociar libremente a cada parte del sueño. La gran paradoja freudiana es que la libertad nos va a guiar a donde tenemos que llegar. El sujeto está sujetado a su inconsciente, pero es solo mediante la libertad que vamos a llegar allí. Hay que tener muy en claro la sucesión, porque el sueño está desarrollando un pensamiento. 

Tambiés es importante preguntar cuál es la parte visualmente más brillante en el sueño, pues esa es la parte más cercana a lo reprimido, a lo que freud llama das-ding y es imposible de decir, a lo que es el objeto materno y la relación tannica que tiene el sujeto con quien hizo la función materna.

En las conferencias de introducción al psicoanálisis, Freud recomienda pedir un nombre propio o un número. Freud veía lo insconciente en relación a los jeroglíficos egipcios, algo más allá de la palabra que se concentra en un número o un nombre propio.

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