Durante el primer año de vida en la diferenciación Yo-noYo. Luego, en la tolerancia o intolerancia a la frustración por temor a la pérdida de objeto. Después de los 3 años (antes de la represión del complejo de Edipo) la fortaleza está en en perseverar o renunciar a sus deseos en resguardo de las amenazas de castración o abandono. Y durante el análisis a descubrir que en sus síntomas se esconde una fortaleza, aunque, padecerlos debilite al Yo.
Uno yo fuerte puede estar forzado a aceptar renuncias pero sin reprimir los deseos. Se trata de un clarísimo y efectivo fin de análisis. Se levantaron represiones y la censura consciente toma el mando de lo que llega al polo motor. Por lo cual, los anteriores deseos reprimidos quedan simplemente en el terreno de las fantasías, buscan fuente, fin u otros objetos alternativos.
Por otro lado, a un yo fuerte no le interesa compararse con el ideal.
El enamoramiento debilita al yo, en la medida que el yo se empobrece para investir libidinalmente al objeto amado. Como el seudópodo de la ameba, pone el ejemplo freud. El enamoramiento es el único momento para Freud en el que el yo queda vaciado de libido, a diferencia de otras elecciones de objeto donde queda un resto de libido en el yo. El yo, en el enamoramiento, queda vaciado de libido y queda a expensas del objeto enamorado.
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