Una de las preguntas que más inquietan a los estudiantes de psicología es de qué trabajar mientras estudian. No es una tarea fácil, porque casi todos los trabajos relacionados a lo psi como los acompañamientos terapéuticos, requieren del título y la matrícula que el estudiante está en vías de obtener. Eso hace que por descarte, en la mayoría de los casos, uno trabaja de lo que puede hasta poder trabajar "de lo suyo".
Trabajar en una oficina corriente no es un motivo para desanimarse; es más, puede ser muy útil. Veamos la experiencia del trabajo que Borges mantuvo por 9 largos años en la Biblioteca Municipal:
" ..en 1937 encontré mi primer empleo estable, conseguí un puesto de auxiliar primero en la sucursal Miguel Cané de la biblioteca Municipal, en un barrio gris y monótono. En la biblioteca trabajábamos muy poco, éramos al rededor de 50 empleados, haciendo lo que podrían haber hecho 15 con facilidad; mi tarea consistía en clasificar libros de la biblioteca que hasta ese momento no habían sido catalogados. El primer día trabajé honradamente, al día siguiente algunos compañeros me llamaron aparte y me dijeron "Bueno, y si seguís así, el jefe se va a enojar y no va a saber que hacer con nosotros"; en vez de clasificar 100 libros como ellos, yo había clasificado como 400; resistí en la biblioteca 9 años, fueron 9 años de continua desdicha, los empleados solo se interesaban por las carreras de caballos, los partidos de fútbol y los chistes verdes...".
El estudiante de psicología debe saber que estudiar no es barato. Incluso optando por la educación pública, habrán gastos de traslado, de apuntes, técnicas de evaluación psicológica, etc. Cualquier oficina suele ser buena fuente de material académico, sobretodo en lo que a resaltadores, lapiceras, café e impresión de apuntes y libros se refiere. Los compañeros son también conejillos de indias para los trabajos prácticos en materias que requieten sujetos de evaluación como Orientación vocacional, etc.
Estos gasto se extienden durante los primeros años de ejercicio de la carrera, donde empieza a aparecer el gasto del consultorio, los gastos en matriculación, el gasto de mobiliario, etc.
Cuanto más mediocre y liviano sea el trabajo del estudiante, más chances le dará al estudiante para destinar tiempo y energía a la carrera. En este caso hay que mentalizarse que se trata de un "Trabajo como medio para...". Recordemos la postura de Reilly en La Conjura de los necios, de John K. Toole:
[...]volvió al departamento de archivos, cogió todo el material amontonado para archivar y lo tiró a la papelera.
[...]
Era como cuatro trabajadores en uno. En las manos competentes del señor Reilly, los papeles a archivar parecían desaparecer.
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