Expresamente Du Vivier caracterizó al ennui como la enfermedad de la civilización. Dice:
"Hay una razón para llamar a la melancolía la enfermedad de la civilización y del hombre moral, porque ella es demasiado frecuente en las naciones civilizadas y especialmente en esa clase de individuos que son los verdaderos representantes de las más avanzadas civilizaciones". Una idea que se caracteriza por su fijeza y que absorbe al sujeto con embriaguez y suele desplegar con intensa intensidad a los que buscan con denodada perseverancia las respuestas últimas que se embarcan en los límites humanos, avanzando en las abstracciones del pensamiento. Desde ese punto de vista, la melancolía es una afección que no contraria para nada los actos de la vida y además podría adecuarse bastante bien a un afecto contemplativo de abandono de si mismo que lleva a soportar con mayor resignación los inconvenientes y los displaceres de la existencia."
Hay autores que van a decir que el ennui es producto de la modernidad. Pero en los tiempos de la modernidad el retorno de la acedia se presenta en el ennui con la misma intensidad. La proliferación de los escritos sobre el tema testimonia su importancia: Emile Tardieu (1903) escribe una obra sobre el tema. En ella, el tedium vitae se representa como un Protéus psíquico. Para Tardieu es, en la debida cuenta, un reflejo de "la miseria de nuestra condición". Sin embargo, el tedio no es necesariamente una tristeza, aunque sea innegable que la misma esté íntimamente ligada. El Tedio cursa desde lo innombrable de un dolor de vida que se esconde bajo las máscaras variadas dando como resultado formas sensibles como tantas expresiones fenoménicas.
El ennui empieza a tener algo que ver con la moralidad y Nietzsche lo toma bastante.
El libro de Tardieu "es una exposición de las formas innombrables del ennui" y afirma que él mismo ha quedado como un gran nombre imposible de enunciar, que nos sumerge y nos desborda que interviene más o menos en todos los actos de la vida, pero que frecuentemente, sin ser nombrado, no llega a constituir toda su entidad. Por tal motivo, el ennui o tal vez el tedium vitae requiere de un tratamiento aparte. Se lo puede considerar como una disposición del alma que tiene de un lado al malestar de la tristeza y del otro al suicidio y a la locura, que como las influencias melancólicas habitan un clima que se traducen como afinidades misteriosas pero particularmente dependientes del ambiente moral en el que se desenvuelven. "Esta condición ocurre cuando las almas están inactivas y les falta un propósito de actividad".
La "filosofía de este estado" tiene en consideración dos proposiciones. Uno es que la vida no tiene fundamento ni fin y que por lo tanto es vano encontrar un equilibrio y una felicidad. Y por otro lado, que "todo organismo nace perecedero y se fatiga, se agota y consecuentemente sufre continuamente"
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