Nos gusta pensar al fantasma como una producción "interna" del sujeto a modo de respuesta, identificada con esa fórmula mínima que Lacan diera: $◊a
Lacan planteó la reducción del fantasma (le fantasme, non le fanôme), como un atravesamiento, en tanto fin de análisis, contra la insistencia de dar consistencia al Otro, cambiando la posición del sujeto, respecto de su goce. Pero, vemos que el fantasma se resiste: le gusta existir, que nadie se engañe.
Las intervenciones psíquicas contemporáneas, antiguamente atribuidas a los dioses, nos hacen ver como irracional y extraño hechos como el exorcismo medieval o la ofrenda del griego que, ante su impotencia sexual, le pedía a Príapo que interviniera ante su impedimento.
Lo cierto es que el fantasma (le fantasme) es, de alguna manera algo así como un ghost o un fanôme que siempre ronda, acecha. Y como en las leyendas de fantasmas, no son fácilmente invitables a desalojar la morada (del ser hablante). Si se piensa en Freud, es difícil, por cierto, decir que el fantasma no está tomado por la sexualidad, puesto que en los síntomas mismos hay por lo menos un sentido que es sexual o remite a una fantasía sexual.
Al fantasma lo podemos leer, tomar nota sobre ellos y efectos, pero es inútil intentar ubicarlo a través de los sentidos. Lamentablemente, no podemos extirparlo como a un gusano parásito. Lo interesante es que desde ciertas corrientes místicas, se le ha dado al fantasma no sólo una entidad propia y también la localización de su existencia: el plano astral.
Donald Michael Kraig, en El gran Libro de los rituales mágicos, da una pequeña definición del pseudofantasma:
Se «alimentan» de la energía que reciben e imitan las acciones de los fantasmas para que la gente les preste atención y les envíe energía.
Ahora describo otro grupo de entidades existiendo en la esfera mental, llamado el grupo de los fantasmas.(...)un fantasma adopta cierta forma originada en la fantasía del Hombre. Exactamente en la misma forma como pasa con la larva, el fantasma es además reforzado, reavivado y animado por la repetida evocación del dibujo, a pesar de lo que sea que el motivo pueda ser, y será capaz de influenciar no solo el plano mental o astral sino también el plano material. Dos ejemplos pueden servir para ilustrar este tópico:
Un muy notable ejemplo es la llamada manía de persecución mágica, que describo desde dos puntos de vista, con relación a los fantasmas. Hay ciertos seres humanos con un innato fruncir el ceño o con características demoníacas y cuya apariencia externa consecuentemente da la impresión de un mago negro, pero que probablemente no tiene la más mínima idea de alguna ciencia humana, queriendo decir nada en absoluto de magia. Esto es suficiente para cualquier fácilmente sugestionable, emocionalmente excitable o mas bien persona vanidosa encontrarse con tales tipos de hombres, si en temas de negocios o personales, y nuestro "sujeto de prueba", como lo llamamos, instantáneamente tendrá la sensación de un fuerte disgusto y antipatía hacia el antagonista. Puede ser que nuestro tipo está exhibiendo un caprichoso comportamiento sin querer hacerlo o incluso conociendo esto. El primer pensamiento que entra al sujeto de prueba de la mente será que está enfrentando un mago negro.Puede ser, por alguna razón u otra, que esta persona de prueba está pensando demasiado alto de este tipo de hombre, y el primer paso hacia la auto-sugestión ha sido hecha. Pronto o más tarde, pequeñas torpezas de cada día, incidentes que nunca serán aclaradas sino la culpa por ellos será puesto en nuestro tipo de hombre. Desde ahora en adelante la atención es removida, uno se está observando a uno mismo, y el dibujo del "tipo" llega a ser más distinto. Ya uno comienza a sentirse perseguido. Los ojos tienen más brillo, su apariencia se le revela en sueños, el dibujo llega a ser mas vívido y eventualmente emerge en plena luz del día. Finalmente uno constantemente vive bajo la impresión de ser perseguido en cada vuelta. Con la ayuda de una viva imaginación, el dibujo puede ser concentrado a tal grado que llega a ser visible incluso a otras personas similarmente sensitivas. Sentimiento de persecución de esta manera, con el dibujo continuamente trabajando en la mente, nuestro sujeto de prueba puede ser adentro de cualquier cosa incluso lo más malo. El mira por ayuda, comienza a rezar y hace su mejor trabajo de ahuyentar esta terrible influencia; obtiene un quiebre nervioso y gradualmente llega a enfermar, y termina por cometer suicidio o en un hospital psiquiátrico por el resto de su vida. El fantasma ha cumplido su tarea.
El segundo ejemplo muestra el mismo suceso pero con un motivo notorio: Aquí encontramos el fantasma del erotismo: el nacimiento de tal fantasma-si podemos usar la expresión de nacimiento- toma lugar en la cara, el cuerpo bello de una persona viva, algún veces solo una foto, una ilustración pornográfica o alguna cosa similar con el propósito de provocar la lujuria, el instinto sexual, a pesar de que la persona pertenezca al sexo femenino o masculino. Siempre que cualquier persona enamorada, no tiene oportunidad en absoluto de satisfacer sus deseos personales, lo más fuerte y más vehemente su anhelo crecerá, y al mismo tiempo las insinuaciones del fantasma llegarán a ser más fuertes, porque ello está prosperando en pensamientos de deseos. Las mas de las personas comprometidas tratan de resistir este amor insatisfecho, lo más entrometido el fantasma llegará a ser. Primero lo cambiará a sueños y permite a su víctima revelarle en el más delicioso transporte del amor. Un poco más tarde provocará el instinto sexual y permitirá la relación sexual en el sueño de la víctima. Las poluciones producidas en este manera ayudan al fantasma a convertirse en mas denso y para influenciar a la víctima mas y mas, porque el esperma representa el poder vital que el fantasma está chupando como un vampiro. El punto en cuestión aquí no es el esperma material, sino el poder vital animal acumulado en el esperma. La víctima está perdiendo el piso bajo sus pies, su voluntad está disminuyendo y el fantasma gradualmente va ganando. Si el destino no tiene tales tipos como para mantenerlo ilustrado en un buen tiempo y no encuentra la correcta distracción para él, el modo de acción del fantasma resultará en los efectos más peligrosos. La persona se torna confundida, para de comer, los nervios está sobreexcitados, etc. El amor- fantasma puede ser condensado a tal grado por una insatisfecha pasión que puede adoptar formas corporales, seduciendo a sus víctimas al onanismo y otras estimulaciones artificiales de los órganos genitales. Miles de personas han caído víctimas de fantasmas cometiendo suicidio como resultado de la decepción del amor o pasiones insatisfechas. Este problema recuerda en la memoria las verdaderas ocurrencias de los súcubo medioevales en las pruebas por brujerías conectadas con ellos. ¡Un placer muy peligroso efectivamente!
El místico hará, con el fantasma, algo que a los analistas no nos atañe. El psicoanalista, por su parte, apuesta a la palabra para acotarlo y en definitiva, desviar la pulsión vía la sublimación.
Conocemos bien la extendida lucha de todos aquellos movimientos no-FAP que intentan mantenerse alejados de la masturbación, la pornografía y eso que los domina hasta la compulsión. ¿Contra qué luchan esas personas, si no es contra su síntoma, sostenido por su fantasma? Ciertamente, los analistas no nos habilitamos a hablar del plano astral como estos autores, aunque no tenemos problema de hablar de inconsciente ni de "la otra escena". Tampoco tenemos dificultades para leer (y no ver) un fantasma en las escenas concretas que una persona relata ó efectivamente actúa en la realidad.
En este sentido, si decimos que el fantasma existe, diremos que ek-siste (ek; fuera- sistere: lugar), donde nuestra única posibilidad de conocerlo, al menos como analistas, es a través de la lectura por sus efectos.
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