El pasaje de la primera nosografía a la segunda ha sido consecuencia de una limitación clínica en los desarrollos teóricos que aportó la primera nosografía. ¿cuál es la razón que justificó el pasaje?
El dispositivo creado por Freud encontró una limitación clínica, que es el detenimiento de las cadenas asociativas, que al analista se le revela como un obstáculo: la transferencia que se anuncia en tanto que resistencia.
La transferencia se sostiene, para Freud, en un analista como objeto: “En lugar de los diversos tipos de objetos libidinales irreales, aparece un único objeto, también fantaseado: la persona del médico” (Freud 1916-17, 414).
Entre 1911 y 1913 Freud estudió dos vertientes de la transferencia: como motor y como obstáculo. Concluyendo que sólo es posible llevar adelante una cura cuando los síntomas cobran un significado transferencial: “La transferencia tiene esta importancia extraordinaria, lisa y llanamente central para la cura, en las histerias, en las histerias de angustia y en las neurosis obsesivas que por eso se reúnen con justo título bajo el nombre de neurosis de transferencia” (Freud 1916-17, 404).
De esta manera, se reformula la segunda nosología, siendo la transferencia el referente conceptual que determina cuáles son los cuadros que quedan dentro y cuáles fuera del campo del análisis.
Las neurosis de transferencia son la histeria de conversión, la histeria de angustia y la neurosis obsesiva. En este tipo de neurosis, la libido admite una reversibilidad entre el yo y los objetos; a partir de la cual se explican diversos estados de la vida normal: el dormir, el enamoramiento y la enfermedad.
Las neurosis narcisistas son la paranoia, la parafrenia (esquizofrenia) y la melancolía.
Las neurosis narcisistas “no tienen ninguna capacidad de transferencia o sólo unos restos insuficientes de ella. Rechazan al médico, no con hostilidad, sino con indiferencia” (Freud 1916-17, 406). En este sentido, Freud señala que en las neurosis de transferencia nada empuja a revisar el estatuto del objeto (Freud 1914), precisamente porque el neurótico mantiene el vínculo con los objetos en la fantasía. Además, Freud ubica en estos cuadros una indiferencia frente al analista, un obstáculo inquebrantable, que es distinto de la transferencia como obstáculo en sus vertientes erótica y hostil.
Las neurosis actuales son la neurastenia, la neurosis de angustia y la hipocondría. Notamos que se mantiene esta categoría, pero Freud agrega a la hipocondría en Introducción al narcisismo (1914)
Este segundo ordenamiento se sostiene en un segundo dualismo pulsional: Libido yoica –Libido de objeto. La división fundamental se halla entre las neurosis de transferencia y las neurosis narcisistas. Dice Freud:
“Sitúo la diferencia entre esas afecciones y las neurosis de transferencia, en las siguientes circunstancias: en aquellas, la libido liberada por frustración no queda adscrita a los objetos de la fantasía sino que se retira sobre el yo” (Freud 1915, 193).
Las neurosis narcisistas llevaron a Freud a revisar el estatuto de la libido de objeto, porque allí puede ocurrir que “…un determinado proceso, muy violento…” que obligue a quitar la libido de los objetos. Y si la libido convertida en narcisista no puede entonces hallar el camino de regreso hacia los objetos, “es este obstáculo a su movilidad el que pasa a ser patógeno” (Freud 1916-17). De esta manera, un sujeto queda encerrado en su propio narcisismo, sin volver a poder a enlazar nuevamente con el mundo. Sin embargo, este estado que Freud describe y que se acerca a un cuadro melancólico, habitualmente se ve alterado por los intentos de restablecimiento o de curación propios de la psicosis. En este segundo tiempo restitutivo, para Freud, no hay lugar para el analista, pues él insiste en sostener que la resistencia en las neurosis narcisistas “es insuperable” (Freud 1916) y que son incapaces de transferencia.
El estatuto del objeto en la libido de objeto nos permite precisar otras particularidades clínicas. Sabemos que el narcisismo es la investidura libidinal del yo. En Introducción del narcisismo, el depósito original de la libido es el yo (diferente de lo que postulará en el 1923, pues en El yo y el Ello donde dice que si el Éllo es el depósito de la libido, todo el narcisismo es secundario.) Esta hipótesis es la que Freud considerará para referirse al narcisismo primario, que es básicamente una especulación económica. El narcisismo secundario, siempre desde el texto Introducción del narcisismo, implica la vuelta sobre el yo ya constituido, de la libido retirada del objeto.
De esta manera, nos podemos preguntar sobre el destino diverso que encuentra la libido retirada de los objetos en la neurosis de transferencia y en las neurosis narcisistas.
En la Neurosis de transferencia, la libido sustraída de los objetos del mundo es colocada en los objetos de la fantasía.
En las Neurosis narcisistas, es el yo quien la recibe, y a partir de allí la libido ve imposibilitada su regreso.
De todas maneras, Freud señala que en las neurosis de transferencia no toda la libido pasa a los objetos, “la masa principal de la libido puede permanecer en el interior del yo” (Freud 1916-17, 379).
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