En la depresión como la ansiedad, en muy grandes y resumidos términos, responde a la imposibilidad de responder a un ideal, que viene del Otro. Este ideal aplasta al sujeto en tanto lo que se anula es su deseo. Decíamos, en esta entrada:
La depresión tiene que ver con ideal del Yo inalcanzable que nos hace sentir culpables, incapaces, perezosos y sobre todo fracasados. Dice Lacan:El ideal del yo, por su parte, interviene en funciones que a menudo son depresivas, incluso agresivas con respecto al sujeto.(Jacques Lacan, El seminario, 5, Las formaciones del inconsciente, Ed. Paidós).
Psicoanalíticamente, vamos a encontrar a un sujeto tironeado por los ideales y castigado por el feroz superyó.
La siguiente observación corresponde a un factor común dilucidado en la atención a pacientes que pertenecen a la diáspora venezolana y que corresponde a su cultura. Los venezolanos, como cualquier otra persona, no solo fueron hablados por las personas que los criaron, sino por su sociedad. De manera que al historizar la vida del paciente, debemos recordar que los mandatos van más allá que los pronunciados durante su historia infantil y que existen mandatos que tienen que ver más con lo social.
Un paciente, con mucha claridad, relata algunos de ellos: "Simón Bolívar dijo que un hombre que no estudiaba, era un ser incompleto. Para muchos venezolanos, estudiar los hace "alguien". Comienzan sus estudios universitarios hacia los 16 años y lo esperable es que lo terminen a los 23. A los 27 años deben comprar su carro (auto) y hacia los 30, estar casados". Muchos venezolanos son además católicos, explica, de manera que también reciben mandatos desde ese discurso.
Aunque un paciente desee cumplir con este plan, existe un escollo obvio: la crisis que actualmente sufre Venezuela y el hecho de que la diáspora haya tenido que emigrar. Emigrar no es tan solo una relocalización geográfica, sino un proceso de desarraigo que implica desasir una red simbólica para insertarse en una nueva. De manera que ese ideal que les ha servido a los venezolanos de antaño, que no vivían en la crisis, a la generación actual se le vuelve muy difícil de seguir. Simplemente, no podemos esperar los mismos resultados si las personas comienzan desde un punto de partida francamente diferente que las generaciones anteriores.
Los ideales chocan con lo más propio del sujeto, que es su deseo. ¿Y qué es el deseo? Es una falta fértil, me gusta decir, donde algo puede advenir y que no tiene que ver con los anhelos ni la necesidad. Spinozza lo define como "un apetito con consciencia del mismo", ubicándolo como algo del orden de la potencia.
La propuesta del psicoanálisis es darle voz a esos ideales (que muchas veces aparecen obviados) para ponerlos en cuestión. Es decir, interrogarlos para que el sujeto pueda tomar distancia de ellos.
En cuanto a las depresiones, también nos toca a los analistas hacer un minucioso análisis de qué han perdido al abandonar el país. En este punto, trabajamos más con la idea de duelo y su consecuente afecto, que es la tristeza.
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