domingo, 9 de enero de 2022

La depresión no es tristeza. ¿Qué es?

La depresión tiene que ver con ideal del Yo inalcanzable que nos hace sentir culpables, incapaces, perezosos y sobre todo fracasados. Dice Lacan:
El ideal del yo, por su parte, interviene en funciones que a menudo son depresivas, incluso agresivas con respecto al sujeto. ((Jacques Lacan, El seminario, 5, Las formaciones del inconsciente, Editorial Paidós).)

Ese modelo de conducta que puede convertirse en castigador y torturador para algunas personas que sienten que todo lo que hacen no es tan bueno como debería.

¿Quién no ha sentido la punzada de esa instancia interior que nos demuestra que no somos tan buenos ni tan exitosos como deberíamos o cómo pensábamos que ibas a lograr ser?

¿No son las generaciones más jóvenes víctimas de una incapacidad para alcanzar esos ideales (sociales, laborales, económicos etc) que les vendieron tan asequibles sus figuras paternales y que ahora son privilegio de unos pocos?

Nadie se salva, aunque algunos sufren más que otros, y a veces hasta extremos insoportables.

¡Quiero saber más!

En esta entrada, veremos el tema de las depresiones siguiendo los apuntes del taller clínico llamado "La depresión no es tristeza ¿Qué es?" a cargo de la Lic. Mirta Petrollini, el 15 de mayo del 2021.

La depresión es una reacción en donde el sujeto queda superado por ciertas circunstancias, ya sean traumáticas o no, como algo traumático ó algo más relativo, como sus rasgos de personalidad. En psicoanálisis, nos interesa la lucha de los ideales que el sujeto tiene que alcanzar, ya sean edípicos o sociales. Acá hay un primer tema: la lucha del sujeto por sus ideales vs. el superyó: la voz de la conciencia siempre atenta, siempre vigilante, que no descansa. Hay una frase de El yo y el ello, donde Freud dice que así como el padre debes ser, así como el padre no debes ser. Esa es la exigencia ante la cual el yo de cada uno está sometido constantemente.

Si bien la depresión fue sumamente estudiada por la psiquiatría, ¿Cuál es la líneas que la divide de la tristeza? La depresión tiene elementos constantes como la dificultad para dormir, no poder comer, el aislamiento y la dificultad para mantener los lazos sociales. La depresión implica una extensión en el tiempo distinta de la tristeza, que tiene una duración acotada y que no interfiere con la vida cotidiana ni la afectiva.

No toda depresión incluye necesariamente la tristeza. Puede haber tal nivel de malestar que ni siquiera se llegue a esa manifestación. Para el psicoanálisis, el sujeto depresivo está tironeado entre las críticas del superyó y las exigencias de los ideales.

En el seminario 11, Lacan trabajó la tyché y el automatón. La tyché es el golpe de lo real, lo traumático, a lo que un sujeto lo toma absolutamente desprevenido y no puede incorporar. En cambio, la automatón, si bien sorprende al sujeto, lo puede incorporar a sus significantes y a su vida. En este último caso hay un trabajo que se puede hacer al respecto. El azar y lo inesperado siempre están en la vida de cada uno y allí el sujeto deberá poder inventar algo. 

Freud decía que lo traumático es lo que excede al aparato psíquico. El sujeto permanentemente trabaja para elaborar la realidad. Hay realidades que desbordan al aparato psíquico y ahí entra lo traumático. Aún ahí, está la posibilidad de elaboración si es que a eso traumático se le da un sentido, enganchándolo a una trama para poder seguir. Si esto no se logra, ahí estamos en un real sin sentido, un trauma doloroso. Las catástrofes, ciertos eventos sociales como el Holocausto, son ejemplo de los que nos excede. La ansiedad también es una reacción a un punto de angustia que el sujeto no puede tolerar, pero en la ansiedad se implica al cuerpo, que queda tomado. Hay una respuesta en el cuerpo, que lo daña. Puede ser más o menos intenso. A causa de esa ansiedad, nuevamente el aislamiento se puede hacer presente.

El tema de la realidad ha sido complicado desde la filosofía y también desde el psicoanálisis. Freud parte de una realidad a la que el sujeto se debe adaptar. Freud enseñó que hay una elaboración y un trabajo que se hace sobre la realidad fuertemente hecho por cada sujeto. Es frecuente que a las personas con depresión se las culpabilice y lo cierto es que la realidad y las exigencias la han superado, ya sea por la historia o por la contingencia del momento que está atravesando. De ninguna manera se trata de un tema de falta de voluntad. A veces los pacientes con depresión tienen que lidiar con la mirada crítica de los seres queridos.

Bertrand Arthur William Russell se preguntó a qué podía llamar realidad. 
"La realidad es lo que percibimos, pero esto deja una huella mnémica, una memoria de lo que podemos decir si es real o no y una creencia que dependerá de un sentimiento relacionado con el respeto".

Retengamos la palabra creencia para retomarla luego. Con Freud sabemos que el sujeto elabora la realidad como puede. Hay una distinción que Freud hizo entre la Realität ó realidad objetiva y la Wirklichkeit, la realidad efectiva. De esta manera, hay una realidad percibida y otra efectiva, que es la que necesita este trabajo psíquico para no quedar arrasados por un trauma y las exigencias que vivimos. Wirk en alemán significa "operar con".

Un caso
Un hombre, cuyo trabajo tenía que ver con el comercio, cada cierto tiempo generaba una actividad y algo pasaba: quebraba, perdía todo el trabajo realizado. No tenía deficiencias cognitivas ni culturales. Por supuesto, entraba en severas depresiones cuando esto sucedía y cada depresión era más severa que la anterior. Cuando el analista le preguntaba por qué creía que le pasaba esto, él no lo sabía. 

En la novela familiar del neurótico de este paciente, se intentó armar una historia, una invención con lo que a cada uno le ha tocado. Con muchas dificultades, se empezó a hilar que su padre tenía negocios y era un estafador, con lo cual la familia tenía que profugarse de un lado a otro cada cierto tiempo. ¿Pero cómo puede alguien olvidarse de algo así? Fue obligado a hacerlo para seguir con su vida, por ser el hermano mayor. De esta manera, él era el encargado de buscar un nuevo lugar para ubicar a la familia. 

Los ideales muchas veces estimulan al crecimiento y son amables. En otros momentos, son feroces como el superyó. En este caso, esta persona solamente podía actuar ante la urgencia y después decaía. Solo cuando se pudo armar esta historia, con varios testimonios de hermanos y familiares, pues él parecía desafectivizado, como una máquina eficiente que producía los nuevos lugares al servicio de salvar a la familia... pero no podía hacerlo para salvarse él. Hasta ahí no llegó su capacidad de elaboración.

Un detalle es que las empresas que él iba generando tenía las letras del nombre paterno. De manera que habían letras que resonaban a modo traumático y de detención. 

Hay una frase muy linda de Freud sobre el y trauma y la memoria, donde dice que el sujeto traumatizado no puede dejar de tener memoria. Es una memoria constante, en acto, que lo atrapa y lo excede. Por eso las dificultades para dormir, las pesadillas y los despertares. En el trabajo de transformación y nuevo enlace, de rearmado de su novela y su historia, fue parelelo a un cambio en su historia que pudo reconstruir con su tío y la pareja, en donde las letras aparecieron en otro orden, que en este caso no es un sinthome, sino algo más humilde: un nuevo lugar. 

Cuando lacan definió la realidad, dijo que era el montaje de lo imaginario y lo simbólico. En las personas deprimidas, la característica más fuerte es que no pueden hablar de su deseo. ¿Qué hacemos con estos actos que nos traen? Cuando alguien está desbordado, el acting out es una posible salida. Sino será un pasaje al acto, que implica una pérdida de la escena neurótica. 

En la depresión implica el montaje, el trabajo psíquico y una cobertura de la realidad que es demasiado cruda y horrorosa. 

Si los recursos simbólicos e imaginarios están medianamente enlazados y el fantasma responde, se podrá ir con mayor o menor dificultad, por la vía de la palabra. Cuando esto no ocurre, es el cuerpo el que responde. Además del pasaje al acto y el acting out, no debemos olvidar que Freud decía que nosotros somos los restos vistos y oídos, de cuando no podíamos hacer nada con eso. Esto arma un yo, que esencialmente es un cuerpo y una superficie percipiente.

El cuerpo fue trabajado por Lacan en el Estadío del Espejo. Nuestra imagen depende de cómo fuimos mirados y sostenidos por el Otro. Lacan habló del asentimiento del Otro, donde el instante de alegría del infans al verse al espejo requiere que el Otro asienta para reafirmar la imagen, que le hará disponer al niño su imagen narcisista y de imagen unificada. Una buena o mala mirada marca al sujeto con efectos en su cuerpo. Esto toma diversas vueltas, no es algo de única vez y esta repetición es la que permite al analista intervenir y poner otros sentidos.

Hay una frase de Lacan que nos habla del cuerpo. Dice: El cuerpo es el testimonio de las resonancias de la pulsión, de esos significantes que han hecho una marca y si podemos, con esa resonancia, evocaremos algo. 

Otro caso
Para seguir con el tema del cuerpo y sus marcas, traemos el caso de una joven de 16 años. La madre Ana consulta preocupada, porque al inicio de la pandemia cursaba normalmente, pero hacia la mitad dejó de conectarse. Además, la madre le había encontrado marcas en los brazos. La terapia que pudo hacer en ese momento fue virtual. Ana, con bastante dificultad, comenzó a recordar que había sufrido mucho bullying en la escuela, porque era muy delgada y muy alta. Era Ana el esqueleto, Ana la jirafa. Esto de ser nombrada como "sin cuerpo" la alejaba de los actos y hubo que hacer un trabajo. En el caso de Ana, ella hacía unos relatos que tenían que ver con el terror y lo descarnado.

Mediante las novelas, que eran historias muy interesantes, ella pudo comenzar a reescribir su cuerpo. En las redes sociales, estas historias tenían una aceptación increíble, porque realmente llegaba al alma y al sufrimiento de los adolescentes. De esta manera, se pasó de Ana esqueleto a Ana escritora, con un cuerpo, que pudo hacer algo con eso, escribiendo con sus recursos simbólicos e imaginarios. Se trata de recursos que ella ya tenía, pero que no estaban a su disposición.

Dice Winnicott: Sentirse real, más que existir, es encontrar una forma de existir como uno mismo y de relacionarse con los otros. De esto los depresivos nos van a dar cuenta, porque ellos quieren sentirse vivos, reales. Se trata de encontrar una forma de existir, una, la que sea posible para cada sujeto. 

En el seminario 4, Lacan dice que si las vicisitudes del Edipo transcurren más o menos adecuadamente, el niño no solo emerge del complejo de Edipo con una castración que le permitirá vivir neuróticamente, sino que saldrá con los títulos en el bolsillo. Con estos emblemas que le vienen donados, podrá usarlos exogámicamente y no dentro del núcleo familiar solamente. Justamente se relaciona con esto que decía Winnicott de relacionarse con los otros.

Si el estadio del espejo más o menos transcurre bien, vamos a poder pasar de la sujeción al Otro a poder hacer lazo con los otros, con los pares significativos en un momento de la vida. Los pares también pueden haber sido horrorosos, como en el caso de Ana, con pares que en lugar de alojar estigmatizan, por alguna diferencia. El sujeto, ante el desorden del mundo, ¿Puede hacerse alguna pregunta? En los casos graves no, se requiere de un tiempo. Se trata de un trabajo sobre la realidad, ¨¿Pero cómo? Lacan dice que la subjetivación del mundo ocurre sobre trozos de la realidad. Esto es lo mismo que decir rasgos, pequeñas marcas, escogidas dependiendo de la historia de cada uno. 

Finalmente, cuando estamos frente a un paciente deprimido, siempre aparece la palabra apatía. Pathos es pasión, relativa al deseo, que aquí falta. Desde la filosofía, la apatía no es negativa, sino que algo de la apatía hay que promover para que nuestra pasión no sea una condena. Si no se pudiera hacer un trabajo con esa pasión, estaríamos deprimidos. 

Una última frase: 
"Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades se perderá todo"
Frase que aparece en "El gran dictador" Charles Chaplin.

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