domingo, 19 de junio de 2022

Emma y la Proton Pseudos

En la clase del 23 de diciembre de 1959, Lacan Recuerda el caso Emma que Freud había trabajado en la Sección 4 del "Entwurf", denominada “La [Proton Pseudos] histérica”. Recordemos que la Proton Pseudos, es el nombre de una expresión de Aristóteles que nos insta a pensar en una premisa mayor falsa en un silogismo que en consecuencia posibilita conclusiones también falsas. El término procede de Aristóteles, Primeros Analíticos, L. II, p. 18. Obra que se ocupa de la teoría del silogismo incluida en la Lógica (Organon). A la Proton pseudos se la considera como un "primer error" o  una "primera falsedad". Strachey (1976) la traduce del griego como una primera mentira.

Pero vayamos a Emma y a los engaños de la histeria (Freud,  1950a). Se trata de una mujer ubicada en su naciente pubertad con las exteriorizaciones propias de una fobia. La compulsión histérica se caracteriza por ser desde un punto de vista descriptivo: incomprensible; refractaria a toda elaboración intelectual; e incongruente en su estructura. 

Emma se encontraba imposibilitada de entrar sola en un comercio. La muchacha recordaba que alrededor de sus 12 años concurrió a una tienda para hacer algunas compras, " vio a dos empleados (de uno de los cuales guarda memoria) reírse entre ellos, y salió corriendo presa de algún afecto de terror.” Entonces, nos dice Freud (1950a, p. 430), se despiertan ciertos pensamientos: “que esos dos se reían de su vestido, y que uno le había gustado sexualmente". 

Esta escena de los empleados permitió encontrar un segundo recuerdo: cuando la niña tenía ocho años “fue por dos veces a la tienda de un pastelero para comprar golosinas, y este caballero le pellizcó los genitales a través del vestido. No obstante la primera experiencia, acudió allí una segunda vez. Luego de la segunda, no fue más. Ahora bien, se reprocha haber ido por segunda vez, como si de ese modo hubiera querido provocar el atentado.”


Lo que queda en el síntoma se enlaza con la burla sobre la vestimenta, pero el itinerario de la verdad es puesto en evidencia por la cobertura de unas catáfilas, por “la Vorstellung (representación) mentirosa de la vestimenta. Hay alusión, en forma opaca, a lo que aconteció, no durante el primer recuerdo, sino durante el segundo". Así, aquello que no pudo aprehenderse en un comienzo, sólo lo es con posterioridad (Al. Nachtráglichkelt [s.[; nachtraglich [adj. y adv.]). Fr. aprés-coup [adj. y s. m.]) y por intermedio de esa transformación mentirosa— proton pseudos. Allí tenemos la indicación de lo que, en el sujeto, marca para siempre su relación con "das Ding" (la Cosa) como malo—acerca del cual no se puede formular entonces que sea malo salvo a través del síntoma.


El relato implica un discurso particular, el de la histérica, que incluye un lazo social. En la "Proton Pseudos" retorna el trauma, lo ajeno, es decir, el "das Ding" que no se deja sustituir por completo. 

Estas observaciones le permiten a Freud acometer y explicitar diversas cuestiones, como el enlace lógico entre dos escenas como recuerdo en acto, el tipo de temporalidad puesto en juego, es decir una temporalidad cronológica y otra retroactiva, y la función de la mirada (enlazada a la pulsión de ver) y la voz (ligada a la pulsión invocante). 

En todo psicoanálisis el trauma requiere de dos escenas relacionadas, con lo que se cuestiona una causalidad lineal. La segunda escena configura la eficacia de la primera. Esta articulación puede ser escrita con el siguiente matema de Lacan:


      



El S2, de la segunda escena retorna sobre el S1, que se enlaza a su vez con el primero. En ocasiones, nos dice Harari (1987) se considera que la segunda escena resignifica la primera, como si se tratara de un sentido agregado al del primer tiempo. Sin embargo, como el sentido sólo se decanta en el segundo, podemos decir que no hay resignificación. Así, la segunda escena no resignifica la primera, sino que la articulación de ambas, permite la decantación de un efecto de significancia. La significancia a diferencia del significado (que suele remitir al diccionario) hace referencia al sesgo de lo unario, de lo singular, de lo vigente para el sujeto.


En este contexto Freud (Freud, 1950a) considera a la adolescencia como una organización particular en la que cobra eficacia una condición histérica generalizada.


Fuente: Diego Moreira "Emma y la Proton Pseudos"

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