martes, 14 de junio de 2022

La lógica de objeto y la lógica vincular en la relación con el otro

 ¿Cómo nos relacionamos con el otro? Hay dos posiciones del Otro:

Objeto: lógica de la relación. La vemos, por ejemplo, cuando un paciente habla de su pareja en un dispositivo individual, donde el otro está en un lugar de objeto representado y entra en la fantasmática del paciente.

Sujeto: lógica vincular. En un dispositivo de conjunto, por ejemplo, el otro está presente y aparece como sujeto, además del otro como objeto. Está agregado esta figura del otro como sujeto. En esta entrada vamos a ver este plus que implica la lógica vincular, situando lo que sucede en el "entre" ellos, que sucede por el hecho de pertenecer a ese vínculo.

Cuando uno trabaja bajo la lógica de la relación, se refiere a la relación con el objeto. Es una lógica que da cuenta del mundo interno del sujeto, de su propia fantasmática donde se figura y se configura la interioridad del sujeto. Con este dispositivo trabaja Freud. 

En esta lógica, los objetos son:

Objetos internos (imagos construidas por el yo) Ej. Padres internalizados.

Objetos externos (relación con el otro desde la proyección e identificación). Son relaciones de objeto originadas por proyección e introyección a partir de su interacción con otros primordiales, parentales, etc.

Ejemplo: En una sesión de pareja, ella dice "Él es igual a mi papá"

Es el mundo interno del paciente, que está habitado por personajes, por objetos internos que condicionan su relación con el mundo externo y con los otros, los cuales pasarán a ser sus representantes. Se trata de un mundo interno construido mediante la fantasía inconsciente. Estamos en el orden de las representaciones.

¿Qué es lo que hace que dos personas se elijan?
Berenstein dice que el sujeto ubica en el otro el objeto, un otro que en este caso se ofrece a desempeñar, un papel imposible de hacer presente ese objeto ausente. Imposible en tanto lo representado no es aquello que se presenta. Cuando el otro funciona como objeto, la pulsión no hace más que reclamar el cumplimiento de la representación. 

En la lógica objetal, estamos ante una lógica de ausencias. Uno espera que eso que se representa se cumpla en el otro, esto pasa permanentemente.

Por ejemplo, en un caso, si un analista pregunta "¿Cómo van las relaciones sexuales entre ustedes?, cada uno va a manifestar una representación diferente -igualmente legítimas- de la misma:
Ella: "Tenemos sexo constantemente, tres veces por semana"
Él: "Casi nunca, sólo tres veces por semana"

La lógica vincular, decíamos, es la que se refiere a la relación "entre" sujetos. Esta lógica integra la lógica de la relación, le agrega un plus a partir de lo que implica los efectos de presencia del otro. Este concepto de presencia del otro es muy importante en Berenstein.

A partir de la presencia del otro, hay un descentramiento, desde la vincularidad, donde se pone en juego lo que uno espera vs. lo que se obtiene: da lugar a producciones sintomáticas específicas del vínculo.

Berenstein dice que la presencia del otro implica aquello que no nos deja seguir siendo. El otro nunca está donde yo espero que esté, se impone y algo tengo que hacer con eso que se presenta conjuntamente con el otro. Kaës, por eso, decía que el vínculo exige un trabajo psíquico.

La presencia del otro va a coincidir parcialmente con lo representado y aquello que no coincide va a ofrecer una incógnita radical. 

Una presencia cuya parte inasible excede el deseo, inasibilidad del otro que Berenstein llama Ajenidad. La ajenidad es propia de todo vínculo, es lo que no se puede inscribir ni simbolizar (no se puede transformar en ausencia). Por ejemplo, en una sesión de pareja ella dice "Nunca lo hubiera creído de vos".

La presencia del otro pone a trabajar al psiquismo ahora de un modo distintivo a partir de lo que se presenta y no solamente de lo que se representa. Ese poner a trabajar al psiquismo, Kaës lo llama "exigencia de trabajo psíquico", ante aquello del orden de lo imprevisto, de la novedad radical, lo que nos sorprende, lo incierto, lo que no está en la serie de lo previsible.

 ¿De qué modo en un vínculo se da lugar al otro? Berenstein, en el texto "Del ser al hacer", dice que ese otro se presenta como semejante (imaginario), como diferente (simbólico) y como ajeno (real). Se trata de cómo se elabora un psiquismo. Por ejemplo: en esta viñeta aparece la ajenidad y la diferencia.

El: Yo la buscaba y ella...
Ella: ¿Vos me buscabas? ¿Cuándo? Hubieras hecho algo para que me diera cuenta...
Él: Cuando me subía arriba tuyo, ¿Qué era eso?
Ella: ...otra cosa!

¿Qué pasa cuando el otro o la situación trae lo nuevo y lo no registrado anteriormente? 
Ambos se sorprenden desconociendo a ese otro que dice lo que dice. Un otro que excede esa representación. Piensan diferente, entonces evitan hablar porque no se entienden. No hablar parece asegurar un aparente bienestar en la pareja. 

La pregunta sería, en toda situación vincular, sería  ¿Cómo hacer para que sus diferencias y la curiosidad por el pensamiento del otro pueda transformarse en creatividad que se apoye en la fuerza del afecto que los une? - se pregunta Janine Puget.

Isidoro Berenstein hace alusión al concepto de PRESENCIA, como aquello de lo cual no tengo registro previo, se produce ahí en situación y que en Derridá es la inmanencia. El otro se impone y al hacerle lugar me modifica, no nos deja seguir siendo. Se refiere también al afecto de quien hace con nosotros y con quien nosotros hacemos. 

Lo que llamamos vincularse es ese conjunto de acciones por las cuales devenimos sujetos otros en ese hacer que nos modifica.

Isidoro Berenstein también habla de la ajenidad y la imposición. El término otro nombra a un sujeto, a alguien que está tan investido como ese otro que soy yo, pero que sin embargo es diferente. Esta diferencia es irreductible y constituye la ajenidad. La presencia del otro se ofrece como ajena, se debe inscribir, luego cubrirla de representación palabra para descubrir nuevamente que sigue siendo ajena.

La imposición puede ser subjetivante o desubjetivante, como dice Piera Alaugnier. La violencia primaria imposición constitutiva y necesaria que implica el ingreso al campo del Otro en el infans. También puede ser desubjetivante, en tanto se puede arrasar con el otro, por ejemplo en la situación de violencia o de abuso. 

En el psicoanálisis vincular hay varios conceptos de la línea de Berenstein, en donde hay un "hacer entre" y un pensar desde ese "entre", es decir, no solo pensar esos sujetos del incoinsciente, sino descentrarnos y pensar en ese "entre" a través de estos conceptos:

PRESENTACIÓN, es aquello de lo cual no tengo registro previo. Al hacerle lugar, me modifica. No es igual a Representación.
NOVEDAD: idea de evento, acontecer, diferente a repetición.
ACONTECIMIENTO: implica devenir (por azar, Deleuze y Guatari), apertura.
AJENIDAD: el otro es ese que se presenta, me sorprende e intento representar. El otro se impone.
IMPOSICIÓN: puede ser subjetivante o desubjetivante.
DIFERENCIA: es pasible de identificación, a diferencia de la ajenidad.

¿Qué entendemos cuando hablamos del otro? 
- Lo desigual de uno mismo.
- El otro implicará una exigencia de trabajo psíquico para conformar el lazo.
- Como condición de subjetivación.
- La alteridad

La alteridad "impone" su presencia, rebelde a los intentos de tratar de objetivarla a través del trabajo de la representación. El estatuto del otro es a semejanza, diferencia, ajenidad. Ese otro también es uno en su ajenidad.

Principio de incertidumbre. 
La incertidumbre es motor tanto de la creatividad como de las defensas inhibidoras en el Dos. 

Cada contexto crea su propia subjetividad. Todo ello tiene que poder convivir en forma conflictiva con modelos teóricos que nos permiten suponer que la causalidad nos ofrece un conjunto de seguridades que por momentos nos confortan.

Los desacuerdos pueden ser la fuerza que da energía y vitalidad a los encuentros, pero por otro lado son los enemigos de la vida vincular.
Evitar hablar podría ser el significante actual ante ciertas dificultades que parecen imposibles de resolver y que contienen un hacer entre dos o mas otros separados por la diferencia radical. 

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