La complejidad de un vínculo de pareja puede resumirse en esta historieta:
Alain Badiou fue un filósofo francés, nacido en 1937, discípulo de L. Althusser. Escribió Teoría del sujeto, El ser y el acontecimiento, Lógica de los mundos, Las 4 condiciones de la filosofía. En esta última obra, habla del sabio, del artista, del militante y el amante.
El elogio al amor es un texto brevemente producido a partir de del encuentro en Teoría de las ideas en julio del 2008, en conjunto con el Festival de Avignon, con Nicolás Truong, con quien mantiene una conversación. Este último es periodista de Le Monde y responsable del teatro de las ideas del Festival de Avignon, un espacio artístico, basado en el diálogo entre intelectuales, en el que se abordan y analizan diversas propuestas artísticas.
Badiou cuenta la experiencia de los afiches de publicidad sobre un sitio de citas llamado Meetic. A él le llamaron la atención ciertos slogans que manejaban: "Se puede estar enamorado sin caer en el amor", "Ud. puede enamorarse sin sufrir", "Tenga el amor sin riesgo". Es decir, planteaba un amor como aseguración, un amor seguro contra todo riesgo...
pensado desde ese lugar, para Badiou el amor representa dos amenazas:
La primera amenaza es evitar toda casualidad (contingencia), todo encuentro y finalmente toda poesía existencial en nombre de la categoría fundamental de la ausencia de riesgos. A esto se responde con arreglos de antemano que evite el encuentro con lo azaroso.
La segunda amenaza es la afirmación de que el amor es solo una variante del hedonismo generalizando una variante de las distintas formas del goce. Así se evita toda prueba inmediata, toda experiencia auténtica y profunda de la alteridad, el entramado máximo del amor.
Toda experiencia real y profunda de la alteridad y del entramado mismo del amor se pierde. Los enemigos del amor, de esta manera, la seguridad del contrato de aseguración y la comodidad del goce limitado. Badiou dice: "Es necesario reinventar el riesgo y la aventura en contra de la seguridad y la comodidad".
En el segundo capítulo menciona a Lacan y su aforismo "No hay relación sexual", a partir de que se lo pregunta el periodista. Badiou responde que en la sexualidad, cada uno está en la suya, aunque exista la mediación del cuerpo del otro. Lo sexual no junta, sino que separa, aunque exista en lo imaginario el estar juntos (lazo), pues lo real del goce (narcisístico) lleva a uno lejos del otro.
Badiou explica que Lacan no dice que el amor sea el disfraz de la relación sexual, sino que afirma que no hay relación sexual posible, que el amor es lo que está en el lugar de esta no-relación. En el amor, el sujeto intenta abordar "el ser del otro", yendo más allá de sí mismo, más allá de su narcisismo. "En el sexo, usted está al fin y al cabo en relación con usted mismo, mediado por el otro".
Hay otro capítulo donde se aborda la construcción amorosa. En primer lugar, dirá que el amor parte de una desunión, en la sencilla diferencia entre dos personas. En la figura del amor no aparece El Uno como en el enamoramiento, sino que aparece la figura de la disyunción, la separación.
También relata distintas concepciones del amor:
En la concepción romántica, al tipo Romeo y Julieta, el amor se consuma en el encuentro, de una manera intensa, pasional y tanática. Más cercana a la idea de la fusión, luego de un acto heroico por parte de los amantes.
La concepción comercial se encuentra actualmente vigente. El amor como contrato entre sujetos libres, que tienen una independencia y libertad. Los sujetos son iguales desde el punto de vista del intercambio, relacionada a la lógica del don que hablaba Lacan.
También hay una concepción escéptica del amor, el amor como ilusión, algo fantasioso.
Badiou habló de la duración de las parejas, precisando que no es que el amor perdura, sino que la pareja mediante el amor inventa una duración, haciendo una apelación al trabajo de esa construcción. El amor es una reinvención de la vida; reinventar el amor es reinventar esa reinvención.
La propuesta de Badiou es que el amor no se reduce a ninguna de las anteriores tentativas. El amor es una construcción de verdad. La verdad que surge de la experiencia del Dos. Verdad acerca de cómo es el el mundo experimentado del Dos y no del Uno. El mundo, examinado, puesto en práctica y vivido a partir de la diferencia y no de la identidad.
"El proyecto, que incluye el deseo sexual y sus pruebas, el nacimiento de un niño, pero también mil cosas más, en realidad, cualquier cosa. La cuestión es vivir una prueba desde el punto de vista de la diferencia."
Diferencia con E. Levinas: "Construcción del mundo a partir de una diferencia nada tiene que ver con la experiencia de la diferencia"
El amo tiene carácter de acontecimiento:
Primera cuestión: Hay una disyunción, una separación, una diferencia. Hay un Dos.Segunda cuestión: La contingencia. El encuentro. El amor inicia siempre con un encuentro.En esta escena del dos, el amor no queda establecido en ese primer encuentro...
El amor no es solo el encuentro. Hay una concepción romántica del amor todavía muy presente que, de alguna manera, lo agota en el encuentro. Es decir, el amor se quema, consuma y consume todo a un tiempo, en el encuentro, en un momento de mágica exterioridad del mundo tal como es.
Hay algo ahí que acontece y es del orden del milagro, una intensidad de la existencia, un encuentro que es una fusión. En el "Amor fusión" está en juego la escena del Uno, fusión que a menudo conduce a la muerte.
El amor exige la necesidad de construir afecciones sustentadas en la confianza, ya que vamos a aceptar que ese otro está presente en nuestra vida, y que nuestra vida está ligada íntimamente a la existencia de ese otro.
El amor no es solo un encuentro, porque es una construcción. es ante todo una construcción duradera, una aventura obstinada. Un amor verdadero es aquel que triunfa en el tiempo, durablemente, a pesar de los obstáculos que el espacio, el mundo y el tiempo le oponen.
Es un transcurrir, como el vivir, es lo que pasa, se produce "entre". No hay allí posibilidad de apropiación alguna, como al deseo que solo le cabe desear, al amor solo le cabe estar en movimiento. Si no, como le acontece al acróbata, cae. Crece al límite de su propia fuerza. Sólo puede violentar, presentarse. Y ahí nacen los sueños y el amor a vivir.
Si no hay disponibilidad, tampoco puede caber condición de posibilidad. Es atreverse, nada más ni nada menos, a vivir en desequilibrio. No caben amores donde no haya hospitalidad. Amores grandes, chicos, de un día, eterno.
Los enemigos acechantes del amor, como señala Badiou, son la seguridad y la comodidad. Ya que los amores acontecen en la experiencia de una intrusión. Puro efecto de esa diferencia que trae algo nuevo y singular.
No hay vida posible sin riesgo, sin arriesgar. Invisible o ruidoso, el amor late al mismo ritmo que el deseo. Y allí, en un rapto, en el instante de la decisión -como dice Dufourmantelle- el riesgo inaugura un tiempo otro, dibuja territorios inéditos, donde las fuerzas pueden dejar pulsar su fuerza. El riesgo, entonces, brinda materia de acontecimiento, para aquel dispuesto a jugar. El amor es contingente, azaroso, nos secuestra de nosotros mismos, sacude la mismidad.
Amores
Pensar amores, es desde un devenir, desde ese amorosear (como dice Laura Berenstein), desde lo que está pasando, desde su propia potencia, desde los afectos capaces de producir.
Enm el amor hay composición de un cuerpo con otro, hay devenir y lo que sucede no es del orden del reconocimiento, ni del juicio, ni de la captura o el robo.
Ante el evento del amor, el mundo se expande. Diferencia, es descubrir ignorancias. Es un acto micropolítico.
El juego del vivir
El juego de lo otro y con lo otro, que es el juego de vivir, se da allí donde cada cual le hace tope a cada uno. Tope que no debe cercenar los flujos deseantes dispuestos a jugar. Si no, como en el juego entre los niños, este se detendrá.
Decir amores, pliegues y despliegues, es expresar movimientos de relación y diferencia. Es experimentar el mundo o tal vez debamos decir los mundos, desde el Dos. No es una negociación aristotélica entre dos individuos. Es efecto de lo discontínuo. Creación en interminable movimiento, efecto de la diferencia y por ella será siempre inanticipable.
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