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Mucho se dice de las intervenciones de Freud con sus pacientes pero algunas como esta que les relatamos suelen sorprender porque se caracteriza por el silencio prolongado del analista: Uno de sus conocidos pacientes Theodor Reik decide consultar a Freud. Motivo de consulta: Suele tener ataques de mareos, acompañados por el pánico a la muerte que perjudicaban su trabajo. También muy afectado por la grave enfermedad de su esposa y los problemas económicos.
El paciente relata que en una de las sesiones “Freud no había dicho casi nada durante esa sesión. Había escuchado en silencio las descripciones de mis malestares, mis dudas, mis acusaciones y remordimientos (…) Casi al final de esa última sesión, escuché por primera vez su voz baja pero firme.”
Reik relata que en ese momento Freud solo dijo pocas palabras en forma de “una sencilla pregunta” que resonó en el paciente durante mucho tiempo. “¿Recuerda usted la novela El asesino de Schnitzler? No sólo me resultó sorprendente porque yo no comprendí su relación con el tema que había estado tratando, sino también por su contenido.”
Reik queda turbado, caminando por las calles de Viena y por dos semanas no recuerda qué fue lo que Freud le había dicho. esa una verdadera interpretación, que no tiene que ver con el sentido. Freud podría haberle explicado todo lo que sabía, y eso hubiera significado un cambio de sentido. Los síntomas, en sí, no tienen sentido. Cuando Freud hace esa deconstrucción de sentido, el síntoma amenaza con aparecer, pero desaparece completamente.
¿Por qué era importante el contenido de esa novela? El protagonista llamado Alfredo estaba casado con una mujer gravemente enferma pero ocurre que se enamora de otra mujer llamada Adela. La situación no termina allí. Alfredo luego de un episodio de mareos asesina a su enferma esposa para unirse a Adela. Esta novela contiene elementos muy conocidos por Reik ya que como él le relata a Freud: “Le confesé que a veces se me había ocurrido la idea de divorciarme de mi esposa y casarme con esa joven, pero agregué, que sabía desde luego que ello era imposible: uno no puede divorciarse de una mujer que esta seriamente enferma”, relata también que sigue amando a su esposa pero se encontraba muy atraído por una joven muchacha “a quien yo parecía importarle”.
Esta “sencilla” y brillante intervención de Freud, una interpretación en el momento justo, es explicada por Theodor Reik : “Era como si a uno le mostraran las fotografías de una persona desconocida que nos recuerda a alguien, y de pronto uno comprende que la imagen en la fotografía se parece a uno mismo” (…) “La historia de Schnitzler me da una imagen terrible de un destino posible oculto en mi carácter”.
Fuente: Theodor Reik (1965) Confesiones de un psicoanalista.
¿Cuándo hay síntoma?
Un paciente puede venir con estas manifestaciones de Reik y el analista puede suponer que hay ahí una relación significante. El síntoma analístico se conforma no por presuposición del analista, sino cuando el paciente empieza a suponer que hay algo más. En el caso de Isabel D.R., es ella misma la que le dice a Freud que hay algo más detrás de lo que a ella le pasa, justo cuando él iba a darse por vencido. En la medida que ella hablaba de la historia, los dolores de hacían más fuertes.
El síntoma es una transacción, una solución de compromisos y una formación del inconsciente. Lo que transforma una sintomatología objetiva o fenoménica en un síntoma analítico, la formalización del síntoma según Lacan, no es la presuposición del analista ni "el indicio de", sino cuando al sujeto que lo porta le genera algún tipo de interrogación. El síntoma viene a resolver, en ese compromiso que arma falsamente. Cuando el analista le pega en la tecla, aparece el conflicto.
Hay angustias sintomáticas; otras veces la angustia es señal. La angustia señal aparece frente a la falta en el Otro. Hay angustias que son sintomáticas y el ataque de pánico como se le presentaba a Theodor Reik era todo un armado. Por lo cual, podemos suponer un síntoma allí. Cuando Freud le dice que quizás esos sean fenómenos conversivos, le formaliza el síntoma para ser analizado. El síntoma, en última instancia, es un mensaje al Otro para que sea descifrado. La interpretación opera solamente en función de la transferencia.
Intervención e interpretación.
Las intervenciones del analista son variadas (ej. un señalamiento), entre las que se encuentra la interpretación. La interpretación conmueve a a la persona, la hace pasar por un momento de angustia y hay algo que no se termina de dilucidar porque se rompe el sentido. No quiere decir ir a buscar siempre el sin sentido, que en la historia del psicoanálisis dio lugar a sesiones cortadas en cualquier momento, o sesiones breves.
Cuando Freud le pregunta a Reik “¿Recuerda usted la novela El asesino de Schnitzler?" Lacan hace una referencia a esta sopresa de Theodor Reik, sorpresa que habla de que algo se conmovió. Un análisis se mueve de sorpresa en sorpresa y la angustia señal es su motor.
Pese a que Freud admiraba a Arthur Schnitzler, éste no le prestaba atención a Freud. este autor esa parte de la Viena cultural del 1900. Reik dice:
"Desde luego, Freud debe haber sabido que yo recordaba esa novela. ¿Acaso no había escrito algunos años antes un libro titulado Arthur Schnitzlet como psicólogo en que analizaba todas las obras del escritor vienés desde el punto de vista psicoanalítico? Freud conocía mi libro, que yo le había dedicado".
La transferencia está muy presente, desde el futuro anterior "Habrá sabido" hasta la dedicación a Freud. Parece un chiste que Freud le dijera eso a Reik, que era experto en el tema, y Lacan justamente dice que una interpretación tiene la estructura de un chiste, en el sentido que ambos rompen el sentido.
El libro en cuestión se refiere a la historia de un hombre mayor que se enamora de una mujer menor y que no sabiendo qué hacer, asesina a la mujer menor. La mujer mayor se entera y lo deja. Freud podría haberle dicho que estaba repitiendo el sentido de aquella obra, pero Freud hace una interpretación indirecta.
Lo interesante es que Reik recuerda la pregunta tres semanas después. Produjo efecto por el sin sentido, pero vinculado a la transferencia.
La verdad se especifica por ser poética. Dice Lacan (19/4/77):
La metáfora, la metonimia, no tienen alcance para la interpretación sino en tanto que son capaces de hacer función de otra cosa, para lo cual se unen estrechamente el sonido y el sentido. Es en tanto que una interpretación justa extingue un síntoma que la verdad se especifica por ser poética. No es del lado de la lógica articulada — aunque yo me deslice allí dado el caso — que hay que sentir el alcance de nuestro decir. No es que haya nada que merezca hacer dos vertientes, lo que enunciamos siempre, porque esta es la ley del discurso, como sistema de oposiciones. Es incluso eso lo que nos seria necesario superar.“La primera cosa sería extinguir la noción de bello. Nosotros no tenemos nada bello que decir. Es de otra resonancia que se trata, a fundar sobre el chiste.
Un chiste no es bello. No se sostiene sino por un equívoco ó, como lo dice Freud, por una economía. Nada más ambiguo que esta noción de economía"
Podemos decir que en este caso, la interpretación es verdadera porque tuvo efecto sobre el síntoma. Eso es palabra plena. Y al mismo tiempo es palabra mentirosa, porque eso no asegura de ninguna manera asegura algo del orden de una verdad objetiva.
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