Previa de la conferencia ''La agresividad y sus estragos. El circuito demoníaco de la pulsión'', que se dictará el Sábado 14 de Enero en la Institución Fernando Ulloa. Acá está la que se dio en el 2021.
La agresividad en las relaciones con los otros semejantes
“El ser humano no es un ser tranquilo, amable, sino que es preciso atribuir a su dotación pulsional una buena cuota de agresividad. Así, el prójimo no es solamente un posible par y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en él la agresión, explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, martirizarlo y asesinarlo”. – S. Freud “Malestar en la cultura” (1921)
S. Freud quien, en el año 1920, postula a la Pulsión de Muerte (Tánatos) como la fuerza pulsional original y primordial del psiquismo, años más tarde la diferencia de la pulsión destructiva y agresiva.
¿Por qué distingue la Pulsión de Muerte de la pulsión destructiva?
. Porque la Pulsión de Muerte se dirige hacia uno mismo, y por este motivo es autodestructiva del sujeto.
. Mientras que la Pulsión destructiva y agresiva (derivada de la Pulsión de Muerte) se vuelca hacia los otros semejantes.
En “El porqué de la guerra” (correspondencia con Albert Einstein) Freud hace referencia a que la experiencia de lo extranjero y lo ajeno le provoca al sujeto una vivencia asociada a lo enemigo: el otro aparece como algo amenazante, ya sea porque de alguna manera -sin proponérselo- lo enfrenta con lo que le disgusta de él mismo y/o porque le proyecta algún peligro, como si le estuviera quitando algo que le pertenece.
El otro le despierta, así, su agresividad constitutiva, que en muchas ocasiones se transforma en un acto explícito o implícito de violencia.
¿Bajo qué expresiones se manifiesta la Destrucción Agresiva hacia los semejantes?
A través del:
. Odio.
. La hostilidad.
. La segregación.
. El racismo.
. La humillación.
. La violencia física, psíquica y/o verbal.
Por constituir una pulsión -intrínseca al aparato psíquico-, la destrucción y la agresión hacia el otro semejante empujan como fuerzas constantes y, por este motivo, son muy difíciles de domeñar.
Aunque la cultura intenta trabar el acceso directo a la satisfacción de la pulsión destructiva, esta suele alcanzar su satisfacción en la transgresión de la ley (aquella que prohíbe el uso y el apoderamiento del Otro). Esto queda altamente demostrado en los acontecimientos oscuros de la historia pasada y presente: guerras, racismo, atentados, torturas.
¡¡Clave clínica!!
¿Por qué será necesario hacer posible que el otro semejante se anude a nuestra estructura psíquica, como aquel que da sentido de igual forma a nuestra existencia?
Decimos que será en esta orientación, que no es espontánea ni natural, que el semejante pasará de ser un otro amenazante de mi propia existencia -al que por lo tanto “debo” atacarlo de alguna manera- a significar alguien que se anudará de manera esencial en mi propia vida.
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