lunes, 31 de agosto de 2020

La perversión: revisando el concepto psicopatológico


Hoy tomaremos la descripción que hace Freud, a lo largo de su obra, sobre tres grandes grupos de psicopatología:
• Las neurosis de transferencia: neurosis histérica, neurosis fóbica y neurosis obsesiva.
• Las psicosis: Melancolía, esquizofrenia y paranoia.
• Las perversiones.

Desde Freud, quedaron ordenados estos tres campos en la psicopatología. Cada uno de estos campos tiene su defensa estructurante: represión primaria en las neurosis de transferencia, desestima en la psicosis y desmetida de la castración en las perversiones... Acá tenemos un problema que debemos abordar.

Lo que más se cuestiona actualmente es el campo de las perversiones. El ejemplo que se tomaba para las perversiones era la homosexualidad como desmentida de la castración y hoy en día la homosexualidad no se la considera así. Freud no consideraba perversión en el sentido moral del término, aún así tampoco se puede considerar a la homosexualidad como un cuadro psicopatológico. Las homosexualidades que se tratan en el consultorio, en la mayoría de los casos, no responden a esa desmentida de la castración.

A partir de que se sacara del DSM la homosexualidad como patología, los psicoanalistas empezaron a poner en duda también esta categoría de patología en la homosexualidad. Hoy en día, parece que todos los psicoanalistas estamos de acuerdo en creer que es una elección sexual que muestra una variedad de caracteres que no obedecen a la desmentida de la castración como defensa estructuralmente constituída. 

En Freud, hay dos casos: La joven homosexual, que se identifica a un varón, y también otro caso más llamativo y complejo, que no implica para nada a desmentida de la castración ni está mencionada, que es el caso de Leonardo da Vinci. Allí, el amor a la madre y la identificación con ella hace que él elija jóvenes como objeto de amor, pero sublimado. Extraordinariamente, Freud lo calaifica de homosexual y plantea una extraordinaria capacidad de Leonardo de sublimación libidinal, hasta tal punto que Freud supone que leonardo nunca tuvo ejercicio sexual con los jóvenes que cobijó. Sólo puede suponer que todas sus pulsiones fueron transformadas en deseo de conocimiento. Es difícil aplicar esto a otra persona, aunque Freud lo supuesiera en Leonardo da Vinci. El caso de Leonardo da Vinci está totalmente alejado de la idea de perversión y de desmentida de la castración y elección de un objeto sexual. 

La homosexualidad está en todos los cuadros clínicos y se produce por diversas razones. No reivindican la identidad, porque se reconocen varones, aunque lo que cambian es el objeto. El objeto está idealizado y elegido a semejanza de si mismo. La elección de objeto es siempre inconsciente, sea cual fuere.

Un paciente perverso no solo desmiente la castración, sino todo lo demás: una interpretación dicha en una sesión puede aparecer como una solución dicha por el paciente en la próxima. Hay un efecto en el pensamiento, con contradicciones que sorprenden. El problema es cuando se desmiente el peligro o el sentido de realidad, lo que puede poner al paciente en problemas.

En la sexualidad actual, la perversión puede ubicarse en la actividad sexual donde hay desmedro de la dignidad, de otredad, subjetividad y libertad del otro.

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