lunes, 14 de septiembre de 2020

La neurosis fóbica

Hoy continuaremos con el ordenamiento de la psicopatología freudiana. En la entrada anterior habíamos trabajado la neurosis histérica y hoy veremos la neurosis fóbica. Hay un  caso emblemático en Freud, el Pequeño Hans, de donse de desprende una gran cantidad de aspectos teóricos.

La organización de la teoría de la neurosis fóbica es una organización extraída del caso Juanito y las observaciones de la ontogénesis del aparato psíquico y el complejo de Edipo. Freud no tiene un capítulo donde describa la teoría de la neurosis fóbica, ni de la histeria, sino observaciones.

Como toda neurosis, la neurosis fóbica tiene naufragio relativo del complejo de Edipo. El naufragio se ha realizado, pero con una gran cantidad de fijaciones, que es lo que define a una neurosis. Las fijaciones, en este caso, son al complejo de castración y fijaciones a la madre fálica.

El historial emblemático es el caso de un niño pequeño, Juanito. Este caso tiene una cierta dificultad o característica, que es que Juanito está en tránsito del complejo de Edipo. De todas maneras, es un historial valiosísimo y es muy importante para construir una teoría de la neurosis fóbica.

Juanito desarrolla una fobia al caballo. Es notable que Juanito le teme al caballo porque teme que éste lo muerda. Freud interpreta que teme que el caballo lo muerda como símbolo de la castración, porque ha transferido sobre el caballo la imago del papá. Ha transferido sobre las correas del bosal del caballo el bigote del padre. Además, ha transferido el deseo vengativo de que el padre se muera, al ver un día un caballo que cayó en un ataque. Entonces, no solo desea que el papá se muera, sino que por este deseo, teme la venganza de que el papá lo ataque, lo muerda, lo castre. 

Es bastante evidente en el historial que Juanito es un heterosexual enamoradizo y que ama tiernamente a su mamá y está acostumbrado a ir a la cama con ella para mimarse. A los 5-6 años le llega la edad del complejo de Edipo y es muy claro el amor incestuoso a su mamá y la relación hetrosexual de objeto. Él es muy enamoradizo con las nenas. Este sería el edipo directo, pero en el temor al caballo hay otra corriente que es muy interesante: no solo lo teme por lo anterior, sino que teme a los caballos que tiran carretas, es decir, los caballos con carga. Esa carga es temible porque asocia a la mamá cargada, embarazada. Juanito ha transitado el nacimiento de su hermanita y por lo tanto ha podido percibir, intuir a su mamá cargada, embarazada. También tiene miedo a caerse en la bañadera, a quedar encerrado. Por lo cual, este historial invita a reflexionar es que Juanito tiene dos miedos: castración, en cuanto al Edipo directo, pero en cuanto al objeto de amor tiene miedo a quedar encerrado.

Freud marca el temor al encierro, confluyendo en el temor al caballo y este este uno determinantes de la fobia, donde es claro que el neurótico fóbico tiene miedo a quedar encerrado. El fóbico es evitativo del contacto, del compromiso, como podría ser el caso en la película Novia Fugitiva:

Casi todas las mujeres se quejan de los novios fugitivos, de la fobia masculina al compromiso. En la fobia hay una contradicción: quiero al objeto, pero quiero ser libre. "Juntémonos, pero dame aire", pide el fóbico, que como neurótico aspira a una relación imposible.

La madre de Juanito sostuvo ante él que ella tenía un gran hace-pipí (wiwimacher). La mamá embarazada puede ser vista, sentida o fantasada como una mamá fálica. La neurosis fóbica tiene fijaciones al complejo de Edipo heterosexual, pero tiene arrastre a fijaciones a la madre fálica, que hace que sobre todo en el caso de los varones hagan un intento de restitución de la unión con la madre fálica, que significa un encerramiento especular con esta madre fálica. Este encerramiento, en principio idílico, termina siendo espantoso, porque ese somos lo mismo activa fantasías de desidentificación e ideas de fuga.

La muralla fóbica es la extensión de la fobia original, por ejemplo, una fobia que empieza siendo al caballo de la plaza y luego se extiende a todos los caballos. Se contamina la fobia.

Un chico consulta porque consigue chicas que tienen todos los atributos, pero a los tres meses se le va el amor. La analista le dice que se le acaba el amor precisamente porque son amorosas, hermosas, y perfectas para vos y que tenía miedo a que avance. ¡Se acabó al análisis a la tercera sesión! La analista le dio en la tecla perfectamente y él huyó. Luego mandó un mensaje por Whatsapp diciendo que él creía que la problemática er cierta, pero que la psicoterapia no se la podría arreglar. 

Una chica, en rivalidad fálica con el padre, se peleaba con él por el auto. El padre peleaba fálicamente con ella, no era buen padre. Le tenía amor al padre, pero a la vez hostilidad, un edipo positivo ambivalente. Ella, a su vez, solo se enamoraba de hombres casados, o sea que la fantasía era arrebatarle el falo a otra mujer. Si se aproximaba amorosamente a un hombre libre, ella temía que en la unión ella fuera poseída y perdiera identidad. Ella sentía que perdía identidad en el amor. Concretamente, lo asoció con un mito campero de que un sapo meó a un perro y lo cegó. De esa fantasía provenía la potencia castradora que le atribuía al padre y a los hombres libres que se enamoraran de ella. Ella sentía con ellos que perdía su identidad, parecido por las asociaciones a una posesión demoníaca.

Próxima entrada: El ordenamiento de la psicopatología psicoanalítica: la neurosis obsesiva.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario